Thursday, June 07, 2007

Confesiones de un presidente de mesa

Así es, fui presidente de mesa en las elecciones del domingo 3 de junio. Me llegó una carta del Tribunal Superior de Justicia instándome a que me presentara como primer suplente, pero como faltó el presidente tuve que ocupar ese cargo yo. Y también faltó el segundo suplente, así que fui la única autoridad no partidaria de mi mesa (hubo cuatro fiscales de distintos partidos políticos "ayudándome" o "vigilando", según se prefiera).
¿Anécdotas? No muchas. Lo obvio: me firmé el documento a mi mismo, y algunos familiares. También a un compañero de la primaria a quien no veía desde hacía once años. Vi a Mauro Viale, pero no votó en mi mesa. Y, como yo era el "responsable" de la urna y no podía despegarme de ella, me la llevé al baño dos veces (con un policía custodiando, por supuesto). También bajé dos veces a la planta baja con la urna para que votasen personas con alguna discapacidad que les imposibilitaba subir las escaleras.
Y, claro, firmé ochenta mil planillas y formé parte del conteo de votos. En esa instancia, las fiscales dejaron de ser buena onda e hicieron todo lo posible por terminar cuanto antes e irse, dejándome para que terminara todo yo (no estuve solo mucho tiempo, veinte minutos nomás). ¿Votos raros? No, sólo un par de sobres tenían boletas cortadas en pedacitos, y uno que tenía una foto de chicas en bikini.
Cada tanto debía entrar al cuarto oscuro para chequear que hubiera boletas de todos los partidos y que estuviesen en orden. Y ahí fue donde vi las cosas más curiosas: boletas mezcladas, pilas enteras dadas vuelta, boletas de una pila intercambiadas con las de otra pila, y boletas de un partido puestas arriba de todo de muchas pilas de otros partidos.
Casi me daban ganas de decirle a cada votante: "Podés pasar... ¡y no me desordenes las cosas ahí adentro!"

Próxima entrega: Confesiones de un presidente de mesa... en ballotage