-“Caíto”: a
pesar de que se estrenó hacia fin de año, la ubico al principio porque es la
que primero vi (en el Festival de Cine de Buenos Aires del año anterior). El
debut directorial de Guillermo Pfenning es un documental sobre su relación con
su hermano Caíto, quien padece una distrofia muscular que le dificulta moverse,
y a quien Guillermo quiere poner como actor principal de una ficción en la que
se interprete a sí mismo. Fluctuando entre esa ficción y la descripción de la
vida cotidiana de Caíto, la película logra interesar por su cruce de géneros y
porque cuenta lo que cuenta dignamente, sin caer en golpes bajos, pero sin
esconder esa peculiar enfermedad. 7 Aires.
-“Ralph el demoledor”: otro buen film de “Disney sin Pixar”, aquí John C.
Reilly le pone su voz a un personaje de videojuego de arcade que, acostumbrado
a su rol de villano, descubre nuevos mundos en otros videojuegos. Como era de
esperar, hay un montón de guiños para los conocedores de los clásicos fichines,
pero, por supuesto, si el film es bueno no es por eso. Y es bueno: la tierna
relación que establece el protagonista con una niña de otro juego se constituye
en el corazón de una película cuya cursilería está bien llevada. No hay ninguna
arista sorpresiva (de hecho, sigue la típica línea argumental de un film de
Pixar, por más que no tenga la misma estética), simplemente es una película
fluida y muy llevadera. 8 Aires.
-“Cloud Atlas: la red invisible”: extraño caso de un film codirigido por Tom Tykwer
(“Corre, Lola, corre”) y los hermanos Wachowski (quienes han recibido por la
trilogía “Matrix” una veneración que para mí merecerían más por la subvalorada
y genial “Meteoro”). Basada en una novela con una estructura narrativa muy
particular (y por eso considerada infilmable), los tipos se las arreglaron para
hacer un film que, sin seguir exactamente esa misma estructura, tiene un
montaje que lo hace único, ya que para unir sus distintas historias depende más
de sensaciones y relaciones instintivas que de una cronología tradicional o
alguna otra estructura fácilmente descriptible. Sus seis tramas transcurren en
distintas épocas, generalmente giran alrededor de la búsqueda de la libertad y
están protagonizadas por los mismos siete u ocho intérpretes (el alto grado de
maquillaje puede llegar a distraer por momentos), lo cual es parte del gancho;
lo increíble es que la cosa da resultado. Algunos la tildarán de “película new
age”, pero para mí es un espectáculo de una especificidad cinematográfica
invaluable, y le doy 8 Aires.
-“Lo imposible”:
el español J.A. Bayona hace su primer film en inglés con esta historia real de
una familia que sufre el tsunami de fines del 2004. Hay que saber de antemano
que la película tiene escenas fuertes; muchos la consideraron “sensacionalista”
y otros criticaron que la familia española se haya reemplazado por una
angloparlante, pero justamente, lo que se cuenta es universal, y dos grandes
actores como Ewan McGregor y Naomi Watts no vienen nada mal cuando se quiere
narrar una odisea tan tremenda. También la película deja en claro que, más allá
de los pequeños momentos de felicidad que puede sentir un integrante de esa
familia por sobrevivir o suponer que uno de los suyos está vivo, la cantidad de
muerte que hay alrededor es inconmensurable. De hecho, hay tanta verdad en la
intensidad de las actuaciones (no sólo de los mencionados, sino del trío que
interpreta a sus hijos) que en tres momentos del film me emocioné mucho
internamente. 8 Aires.
-“Jack Reacher: bajo la mira”: una gran sorpresa fue esta vuelta a la dirección de
Christopher McQuarrie (guionista de “Los sospechosos de siempre”, director de
“Al calor de las armas”), basada en un personaje de una serie de novelas de
intriga. El protagonista, un ex policía militar, es otra gran muestra del
carisma de Tom Cruise, quien aquí debe resolver un caso a fuerza de ingenio y
algo de destreza física. Con una gran dirección (que incluye una persecución automovilística
que recuerda al cine de los 70s), la cosa transcurre sin espectacularidades
bobas, y esa humildad le confiere su grandeza a la película (y, por supuesto,
también lo hace la presencia de Werner Herzog como villano). 8 Aires.
-“Una aventura extraordinaria”: cuando Ang Lee estrena, seguro que no es una pavada,
y que, ya sea desde lo estético o lo narrativo (o, con suerte, ambos aspectos
al mismo tiempo), lo que veremos será interesante (lo prueban, entre otras, “Sensatez
y sentimientos”, “El tigre y el dragón”, “Secreto en la montaña”, “Hulk” y “El
banquete de bodas”). Aquí adaptó una novela sobre un hombre indio que recuerda
la odisea que vivió cuando quedó en un bote a la deriva con la peligrosa
compañía de un tigre. Visualmente impresionante, también hay lugar aquí para la
“filosofía”; lo criticable son los momentos en que la narración vuelve al
presente interrumpiendo la aventura que estábamos viendo, pero eso no menoscaba
el resultado general. 8 Aires.
-“El último desafío”: otro regreso, el de Arnold Schwarzenegger, que vuelve a protagonizar
una película diez años después de “Terminator 3” . Pero además este film de
acción es el debut norteamericano del director Kim Jee-woon, creador de
clásicos modernos como “The good, the bad, the weird”, “A bittersweet life” y
“I saw the devil”. Y ambos, director y actor, salen bien parados, en otro film
que, como “Jack Reacher”, gana por su sobriedad, su rigurosa puesta en escena y
su rechazo a ser un “espectáculo grandilocuente en el que el mundo está en
juego”. No, aquí se trata nomás de un pueblito de frontera del que Arnie es el
sheriff, y al que viaja un criminal que acaba de escapar de la cárcel. Además
de la sobriedad, otro acierto del film es que les da su tiempo a todos los
personajes y no pone a Schwarzenegger como centro único y regidor de toda la
trama. 8 Aires.
-“Hansel & Gretel: cazadores de brujas”: los ascendentes Jeremy Renner (el desarmabombas de
“The hurt locker”) y Gemma Aterton (cuya cara de canchera adornó films como
“Furia de titanes” y “El regreso de Tamara Drewe”) hacen de los famosos
hermanos en esta “versión cool” que los muestra ya crecidos combatiendo a seres
sobrenaturales en 3-D. Un film pochoclero que, por su carácter de modernoso, no
considero particularmente valorable, más allá de que se puede ver para pasar el
rato porque sus protagonistas tienen al menos un mínimo de carisma. 5 Aires.
-“Django sin cadenas”: con “Bastardos sin gloria”, Quentin Tarantino había
logrado un film épico, cinéfilo, ambicioso, melómano y prácticamente un “arte
poética” sobre las posibilidades del cine de género. Con “Django sin cadenas”,
también ambientada en el pasado, sigue en la misma línea; ahora no se mete con
la guerra sino con la esclavitud, y esta vez Christoph Waltz también da una
actuación impecable, pero no como el villano más ruin sino como un cazador de
recompensas “honorable” que intenta ayudar al negro Jamie Foxx a recuperar a su
mujer. Y también, como en la anterior, hay largas escenas en las que la tensión
se acumula hasta límites insostenibles. No comparto las críticas que dicen que
este director no se debería ocupar de esta temática; si bien hay humor en la
película (incluso una escena con Jonah Hill que yo sacaría porque parece una
parodia que no concuerda con el tono del resto del film), queda claro que la esclavitud
en sí no es un tema que Tarantino se tome a la ligera. Conclusión: un grandioso
(y relevante) western para relamerse durante sus dos horas y cuarenta y cinco
minutos. 10 Aires.
-“La noche más oscura”: luego de “Vivir al límite”, Kathryn Bigelow sigue la
senda de un cine de temática “actual y seria”, en este caso nada menos que
sobre la caza a Bin Laden. Y, como en aquella película, esta da para todo tipo
de debates. ¿Justifica el film cada uno de los procedimientos por los cuales se
llega al paradero del criminal (incluyendo la tortura)? Dado que a muchos les
apreció evidente que sí y a muchos les pareció evidente que no, considero
evidente que, justamente, no hay ninguna interpretación “evidente”. La
narración avanza con la suficiente “distancia y supuesta objetividad” como para
que el trabajo de la agente de la CIA que interpreta la gran Jessica Chastain
nunca quede endiosado pero tampoco explícitamente criticado. Esa aparente
tibieza le va bien a este “procedural” de guerra, en el que la directora
muestra una vez más su talento para generar tensión, sobre todo en la media
hora final. 8 Aires.
-“Fuerza antigangster”: una relectura de “Los intocables”, con Josh Brolin
juntando a un grupo de agentes de la ley para contrarrestar el reinado del
terror del gángster que hace Sean Penn. Como el reparto incluye a Ryan Gosling,
Robert Patrick, Giovani Ribisi, Emma Stone y Nick Nolte, la cosa se sigue con
interés, aunque hay que decir que, sorpresivamente, el romance entre Gosling y
Stone no tiene la química que tenía en “Loco y estúpido amor”. Pero un film
noir ambientado en la década del 40 que intente ser mínimamente populista tiene
que ser aunque sea parcialmente disfrutable, y en efecto, este lo es. Podría
ser bastante mejor, seguro (por ejemplo, si ciertas escenas no estuvieran
filmadas tan evidentemente con modernas cámaras digitales). 6 Aires
-“Tesis sobre un homicidio”: el director de la gran screwball comedy argentina
“Música en espera” pasó al suspenso, adaptando un clásico moderno de la
literatura de misterio. Una vez más en el cine nacional, Ricardo Darín fue el
gran gancho para atraer espectadores y, una vez más, el tipo hace creíble
cualquier papel que le toque, en este caso el de un abogado criminalista
convencido de que un discípulo suyo cometió un crimen sólo para mostrarle su
superioridad. La puesta en escena está muy bien, pero el carisma de Darín no
alcanza como único punto de apoyo y el resultado es algo menor de lo que esperaba. Dato triviesco: que el film no tenga un final que explicite
verbalmente la respuesta a un enigma no significa que tenga un final ambiguo,
con lo cual me sorprendí por la cantidad de público que considera que el final
es, justamente, abierto. Público argentino, pónganse las pilas. 6 Aires.
-“La niña del sur salvaje”: una de esas películas pequeñas norteamericanas que
de repente son amadas por todo el público y la crítica, ganan muchos premios y
adquieren un prestigio gigante. Como muchas veces, los elogios son algo
exagerados. Si bien la niña protagonista despliega un gran carisma y la
película no tiene idioteces hollywoodenses, sí tiene momentos típicos de “film
de arte que te quiere hacer emocionar”, y, dado que esa sensación fue la que
predominó en mi percepción del film, le doy sólo 6 Aires.
-“Monsters, Inc.”: como “Buscando a Nemo”, este reciente éxito de Disney-Pixar se
reestrenó en 3-D como paso previo al estreno de una secuela. Así que no hay
quejas posibles cuando se nos da la posibilidad de disfrutar esta genialidad
nuevamente en cine, una que pertenece a “los dos tercios que valen mucho la
pena” de los films hechos hasta ahora por Pixar. La tercera dimensión no
agregaba demasiado, pero por suerte pudimos escuchar las voces originales de
Billy Crystal y John Goodman como los dos monstruos que se meten en problemas
cuando meten a una niña humana en su mundo. 9 Aires.
-“The master”:
parecía imposible que Paul Thomas Anderson (“Petróleo sangriento”, “Boogie
nights”, “Magnolia”) superara la brillantez de “Embriagado de amor”, pero lo
hizo, entregando el mejor estreno del año. Joaquin Phoenix y Philip Seymour
Hoffman son un buscavidas y el líder de un culto que lo toma bajo su ala.
Parece un argumento sencillo, pero el film tiene una narrativa muy poco
tradicional, más basada en sensaciones y en “momentos de pura vida” que en
explicaciones y hechos. Phoenix entrega una de las mejores actuaciones de la
historia; da gusto ver cómo pasó de la sobreactuación de “Gladiador” a esta
genialidad. El film no es para todos los gustos, pero a mí cada segundo me
pareció tan trascendente como le debió haber parecido a su director (el
segmento que más quedará en mi memoria es un montaje de 10 minutos en que el
líder hace que su alumno camine hacia las paredes para golpearse la cabeza y
ampliar su universo, todo bajo la música de fondo del guitarrista de Radiohead
Jonny Greenwood). 10 Aires.
-“Lincoln”: había
leído que este era el film menos “particularmente estilístico o
cinematográfico” de Steven Spielberg, pero aun así me sorprendió el nivel al
que esto era cierto. Así que en eso concuerdo con la crítica en general; en lo
que no concuerdo es en que este es un film brillante y uno de los mejores que
hizo este director. Es verdad que los diálogos y las actuaciones logran la
hazaña de que un proceso político resulte interesante (parece algo así como
Aaron Sorkin haciendo un film histórico), pero quizás esperaba que el film
tuviera algo más que eso (viendo el resultado, podría haber sido dirigido por
alguien que no sea un maestro en la puesta de escena). Y los minutos finales ciertamente
caen en un sentimentalismo del que muchas veces se acusa injustamente a
Spielberg; aquí sí sería pertinente la acusación, ya que esos segmentos se
sienten como agregados a la fuerza, y parecen muy “de escuela primaria”. Ah,
sí, Daniel Day-Lewis ganó su tercer Oscar, pero el elenco entero es increíble,
todos dando grandes actuaciones: Tommy Lee Jones, David Strathairn, James
Spader, Jared Harris, Sally Field, Jackie Earle Haley... 8 Aires.
-“El vuelo”:
después de “El expreso polar”, “Bewoulf” y “Los fantasmas de Scrooge”, Robert
Zemeckis deja la animación para volver al cine “tradicional” con esta historia
sobre un piloto adicto a todo lo imaginable (drogas, sexo, alcohol) que logra
evitar un accidente de aviación (o al menos minimizar en gran medida los daños
humanos). Pero, dado su historial, las autoridades y los medios no paran de
investigarlo... Denzel Washington está perfecto en ese papel, y la película
nunca deja de interesar (aunque lo más impresionante, como era de esperar, es
el accidente del principio), pero el final es un poco (bastante) moralista. 6
Aires.
-“Duro de matar: un buen día para morir”: quizás por el director (el mismo de “Tras líneas
enemigas”, que no vi pero me la recomendaron), quizás por la saga (que, a pesar
de haber tenido tres directores en las entregas anteriores, había sido
consistentemente entretenida), quizás por algunas buenas reseñas, le tenía
confianza a la quinta parte de la saga del policía John McLane. Pero resultó
una de las decepciones del año: el elemento “pez fuera del agua” (transcurre en
Rusia) no aportó humor sino oscuridad y aburrimiento, el compañero de Bruce
Willis en esta entrega (su propio hijo) no entregó ningún interés especial, y
las escenas de acción solo a veces resultaron impactantes. Bien por la ajustada
duración (menos de una hora cuarenta y cinco minutos, lo cual hoy es un ejemplo
de economía fílmica), mal por todo lo demás. 4 Aires.
-“Los miserables”: finalmente llegó al cine la versión del exitoso musical (cuya versión
en habla inglesa reemplazó en el imaginario popular al musical original
francés). El director de “El discurso del rey” repite algunos tics, como sus
ángulos raros de cámara “porque sí”, y además el film peca de las trampas en
las que puede caer cualquier musical, es decir: que se note demasiado el
aspecto “adaptación de una obra escénica” y al mismo tiempo el intento por
“des-teatralizar la propuesta”. Por suerte, algunos momentos escapan de ese
tormento (como la famosa toma en la que Anne Hathaway interpreta sin cortes la
mítica “I dreamed a dream”) y además, a pesar de que las actuaciones en general
no se destacan, sí lo hacen la de dos o tres personajes, como Eponine, Fantine
(Anne Hathaway) y el protagonista Valjean (Hugh Jackman), y en este film el
hecho de que el protagonista dé una actuación empática y emocionante salva
mucho las papas. 6 Aires.
-“Cirque du Soleil: mundos lejanos”: a priori, un film hecho con la única intención de
ser “el film del Cirque du Soleil” (ya hubo varios, pero en general eran para
televisión o no tenían la distribución que tuvo este). La fina línea que debe
amalgamar argumento, abstracción, 3-D, poesía, malabarismo, romance, humor,
terror y bizarrez es en general pisada con acierto (no hay un exceso de
abstracción ni de narrativa ni de uso exhibicionista del 3-D), pero justamente
el resultado es tan tibio como esa intención. Volvemos al principio: el film
fue hecho más como “film del Cirque du Soleil” que como “propuesta artística en
la que el creador considera que muchas escenas serían geniales si son interpretadas
por integrantes del circo”. Visualmente era tan atractiva como podría esperarse
(o sea, algo pero no tanto), pero admito haber cabeceado. 5 Aires.
-“Hitchcock, el maestro del suspenso”: un típico film qualité: Anthony Hopkins y Helen
Mirren haciendo de Alfred Hitchcock y su esposa, la guionista Alma Reville,
durante la problemática filmación de “Psicosis”. A pesar de ese peligré, si uno
decide no tomar al film como un proyecto “prestigioso” y sí como lo que es (y
que también son otros films “qualité”, es decir: una telenovela grasa con
momentos efectistas y algunos aspectos interesantes de puesta en escena), la
cosa se vuelve mucho más entretenida. Por ejemplo, es divertido tenerlo a
Hopkins haciendo del personaje Hitchcock hablando a los espectadores (imitando
la manera en que el mítico director se dirigía a los televidentes en la presentación
de la serie “Alfred Hitchcock presenta” o en los trailers de algunos de sus
films). Por supuesto, todo lo dicho también deja entrever que no se trata de un
gran film. 5 Aires.
-“Elena”: película
rusa, típica exponente de “film de arte ganador de premios en varios festivales
de cine” que está a la altura de su prestigio. Una mujer intenta pedir dinero a
su esposo para ayudar a un hijo de su anterior matrimonio; las consecuencias
serán imprevisibles (o no). Todo es como debe ser en “el prototipo de un buen
film ruso”: las tomas son preciosistas sin ser amaneradas, el tono es frío, y la
tensión y desesperanza de algunos momentos son la columna vertebral de la
película. 8 Aires.
-“En la mira”:
David Ayer (director de “Harsh times” y “Reyes de la calle”, guionista de “Día
de entrenamiento”, “Rápido y furioso” y “U-571” ) sigue en la senda del cine de “acción y
algo más”, en este caso narrando la historia de dos policías a través de
filmaciones de cámaras de seguridad o de videos caseros realizados por ellos
mismos. Siendo los policías Jake Gyllenhaal y Michael Peña, no se puede negar
el carisma de los protagonistas (sobre todo cuando forman una típica pareja de
“hermanos en el deber” capaces de sacrificarse el uno por el otro). Pero el
formato de found footage no era necesario para este film (quizás habría sido
incluso mejor como un film tradicional, ya que al fin y al cabo no se puede
lograr mucha “sensación de realidad” si los actores son conocidos). 7 Aires.
-“Mala”: obviamente,
muchos espectadores (y parte de la crítica) se burlaron de este film diciendo
“¡mala es la película, jaja!” (cuac). Pero no es mala, sino arriesgada, muy
aplaudible y no apta para espectadores que esperen un thriller tradicional.
Adrián Caetano (“Bolivia”, “Un oso rojo”, “Crónica de una fuga”, “Francia” y
también co-director de “Pizza, birra, faso”) sigue mostrando al mismo tiempo un
dominio de los recursos cinematográficos y una mirada personal sobre los
géneros. Aquí hay una protagonista femenina interpretada por varias actrices
que busca venganza contra un hombre por motivos que conviene no develar. Todo
termina siendo menos previsible que lo que uno esperaría, incluyendo el carisma
de Rafael Ferro, María Dupláa y la injustamente criticada Juana Viale. 7 Aires.
-“La chica del sur”: documental estrenado sólo en el Malba sobre el intento de su director
de entrevistar a una activista coreana que lo había fascinado veinticinco años
antes en un “Festival para la Juventud y los Estudiantes” organizado por la
Unión Soviética. Por un lado, es encantador ver el optimismo juvenil de las
filmaciones de 1989; por otra parte, en la “parte actual” es interesante cómo
el director termina siendo más protagonista que el supuesto objeto del
documental, ya que pone tanto esfuerzo en encontrar a la muchacha coreana y
ella se muestra tan reticente a ser entrevistada que lo que vemos es
básicamente la odisea de cómo el film llegó a existir. Y cuando ella finalmente
se deja entrevistar... no sirve develar cómo se desarrolla ese momento; hay que
verlo y sentir esa tensión. 8 Aires.
-“Mamá”: el
argentino Andy Muschietti expande su cortometraje del mismo nombre en su primer
largometraje, nada menos que un debut hollywoodense con la actriz del momento:
Jessica Chastain. Quien sigue demostrando que se toma todos los proyectos en
serio sin situarse “por encima del género” (en este caso, un film de terror).
Buen uso de los recursos típicos del horror para generar lo básico que debe dar
un film de este género: misterio y tensión. 8 Aires.
-“Mi novio es un zombie”: el ascendente Nicholas Hault está muy bien en esta comedia
posmoderna que imagina un mundo futuro donde hay zombies pero además muestra
que, por dentro, estos seres tienen algún tipo de pensamiento (y, por lo tanto,
pueden relacionarse con los demás seres humanos). Este punto de partida da pie
a una historia de amor a lo “Romeo y Julieta”, en donde no hay tanto cinismo ni
chistes tontos sino que predomina el humor del bueno y un romance que mantiene
nuestro interés en los personajes. No sé si era imperativo verla en cine, pero
la risa (abundante) del público en este film era contagiosa. Hermoso uso
diegético de algunas grandes canciones que el protagonista escucha en
tocadiscos (“Patience” de Guns N’ Roses, “Hungry heart” de Bruce Springsteen,
“Shelter from the storm” de Bob Dylan). 8 Aires.
-“Oz, el poderoso”: precuela del clásico “El mago de Oz” (el film, no la novela). Sam
Raimi intenta una vez más mezclar la parte “locamente cinética” de su estilo
con lo que se espera de una gran producción hollywoodense. Y de a ratos lo
consigue. Emulando la famosa transición de Kansas a Oz del film original, aquí
el comienzo es en blanco y negro y formato 1x1,37 (la pantalla semicuadrada que
tenían los films de la primera mitad del siglo XX), y cuando el protagonista
llega a Oz la pantalla se ensancha, el color llega para quedarse y Raimi se
indulge en una espectacular y extensa toma que muestra el universo mágico al
que llega el tipo. Si bien James Franco como el protagonista no despierta tanto
interés como el que podría haber logrado alguna otra mejor elección, las
aventuras se siguen con interés si aceptamos este género, sobre todo en los
momentos en que irrumpe el terror (gran uso de las sombras) y en el homenaje al
cine que llega en el final. 7 Aires.
-“Los Croods”:
primera comedia animada de Dreamworks del año (y la única en darse en algunas
copias subtituladas), el aspecto visual hacía que valiera la pena verla en
cine. Una familia de cavernícolas debe afrontar el fin de su hogar y mudarse a
tierras mejores con la ayuda de un extraño del que la hija parece enamorarse,
lo cual llena de conflictos al padre. Emma Stone y Nicolas Cage les ponen sus
voces a la hija y el padre, y es curioso cómo ella parece ser la protagonista
de la primera mitad del film mientras que en la segunda él se vuelve el
personaje principal. Más allá de cierta ternura y, repito, el gran trabajo
visual, la cosa no tiene la coherencia ni excelencia narrativa de “Cómo
entrenar a tu dragón” o “Kung-fu panda 2” , así que le damos sólo 6 Aires.
-“Efectos colaterales”: Steven Soderbergh se despide del cine
(supuestamente) con este pequeño gran thriller en el que Jude Law da la mejor
actuación de su carrera como un psiquiatra que debe atender a una traumada
Rooney Mara (otra gran actuación) en un caso que se complica hasta niveles
insospechados. Soderbergh entrega una gran intriga sin muchos manierismos (sólo
hay pequeños toques estilísticos que muestran que se tomó la cosa en serio y no
“de taquito”), y los intérpretes dan todo de sí para generar empatía y al mismo
tiempo misterio. 8 Aires.
-“Anna Karenina”: Joe Wright filmando la clásica novela de Tolstoi, o sea, una unión que
era de esperar, pues le da a este director la posibilidad de seguir con sus
constantes: films estilizados hasta la médula ya sea desde la fotografía, el
vestuario o la dirección artística (“Orgullo y prejuicio”, “Expiación, deseo y
pecado”) y el protagónico de Keira Knightley. Admito que la puesta en escena
tiene aspectos muy imaginativos (como el hecho de que varias escenas tengan un
ritmo muy musical a pesar de que el film no pertenezca a ese género), pero no
sé si la novela se presta bien a un film de dos horas y monedas, que fascina
visualmente pero no logra que nos identifiquemos con los personajes. 7 Aires.
-“Posesión infernal”: otro latino en Hollywood, en este caso, el uruguayo Fede Álvarez, a
quien Sam Raimi dio su bendición para que filmara una remake de su primer film,
“Evil dead”. El feeling de la original y de esta entrega son ciertamente
distintos; la de Raimi tenía mucho humor lunático, mientras que la actual
apunta puramente al terror (y terror “serio”). Y en ese sentido es efectiva,
aunque más por el gore que por el suspenso (de ninguna manera es “la película
más terrorífica que hayas visto”, como fue promocionada). Los personajes en sí
no generan mucho interés por más que se les haya adosado una historia que
supuestamente nos debería crear empatía. 6 Aires.
-“Contrarreloj”:
otra película con Nicolas Cage como héroe de acción (y van...), y en este caso
estoy muy a favor del resultado. No es gran cosa, pero su falta de pretensiones
y el hecho de que cada intérprete se toma su papel en serio la hacen bastante
disfrutable. Aquí el tipo debe rescatar a su hija de un antiguo compañero de
fechorías, y las diversas escenas de acción y persecución están dirigidas con
rigor. 7 Aires.
-“La memoria del muerto”: sinceramente, no entiendo del todo por qué este film
argentino de terror tuvo buenas críticas. A pesar de contar con un gran reparto
(que incluye a Lola Berthet, Matías Marmorato, Rafael Ferro, Gabriel Goity y
Luis Ziembrowski), la cosa parce estar dirigida como si fuera un chiste entre
amigos, o como si el mero hecho de dirigir una película de este género en este
país diera como resultado sí o sí algo valorable, y entonces cualquier cosa
vale. La verdad es que la dirección de actores se acerca más a lo histérico-telenovelesco,
y sólo algunos de los climas generan algo de miedo. 3 Aires.
-“G.I. Joe: el contraataque”: la secuela del film de aventuras del film del 2009
reformula casi todo su elenco, haciendo que esta vez el protagonista principal
sea Dwayne Johnson (y en la segunda mitad se agrega Bruce Willis). El film es
por momentos mejor y peor que el anterior, según la escena que estemos viendo
(una pelea entre personajes que se balancean colgados entre montañas compite en
belleza visual con la escena de acción en París del film original). En general
el film va a los bifes sin muchas complicaciones ni aires de grandeza, lo cual
podría ser elogiable, pero también se extraña algo del espíritu novelesco e
historietista del film anterior. Al menos el “ninja bueno” y el “ninja malo”
son interpretados por los mismos carismáticos actores de la original, pero eso
no alcanza para levantar al film a más de 5 Aires.
-“La reconstrucción”: Juan Taratuto (“No sos vos, sos yo”, “Un novio para mi mujer”,
“¿Quién dijo que es fácil?”) vuelve a dirigir a Diego Peretti, pero esta vez la
dupla sorprende por el cambio de registro; ya no se trata de una “comedia
inteligente” sino de un dramón de aquellos (aunque con toques de humor), con
Peretti viajando a la Patagonia para ayudar a un antiguo compañero de trabajo e
involucrándose con la familia de éste de una manera más profunda que la
esperada. Una de las mejores actuaciones de Peretti (decir eso de este
camaleónico actor ya es decir mucho), y el resto del elenco no se queda atrás.
Uno de esos films que algunos criticarán de “paisajista”, pero defiendo esa
belleza, defiendo la humanidad de sus personajes (que otros criticarían como
“naif”) y defiendo el uso de canciones en inglés de Alexi Murdoch (a pesar de
que es medio fiaca que se hayan elegido canciones usadas justamente en otro
film, “El mejor lugar del mundo”). 8 Aires.
-“Jack, el cazagigantes”: a contramano del “modernismo cool” de films que
reinterpretan cuentos clásicos como “La chica de la capa roja” y “Hansel y
Gretel: cazadores de vampiros”, la historia de Jack y las habichuelas es
filmada aquí con mucho respeto por el espíritu de lo que son los cuentos de
hadas y las aventuras de matiné. Bryan Singer (“X-Men”, “Los sospechosos de
siempre”, “Operación Valquiria”, “Superman regresa”) se sigue mostrando como un
director amante del cine clásico, y Nicholas Hault demuestra, sin tener
necesariamente un gran carisma, al menos una pasta suficientemente querible
como para que deseemos que su héroe resulte triunfante en su lucha contra una
raza de temibles gigantes (y algunos soldados humanos corruptos). Una gran
aventura para experimentar en pantalla grande (sobre todo en Imax, donde la vi).
7 Aires.
-“Leones”: típica
película “de ghetto” argentina que sólo podrían apreciar los amantes de “lo
lento” o de los “films de festivales” (de hecho, la vi en el Bafici). Si no
tuviera una excelente fotografía (que sigue a un grupo de amigos por el bosque
mientras parecen hablar de intrascendencias), el film no tendría razón de ser,
pero no me parece mal que un componente fundamental del film (y que afecta la
manera en que debemos “aprehender” la historia) sea el manejo de la cámara (al
contrario: aplaudo que los recursos puramente cinematográficos se usen al
máximo, sobre todo cuando entregan tomas largas y sublimes como aquí). Por
supuesto, no es sólo eso lo que hace al film; hay además un misterio sobre por
qué algunos personajes se comportan de determinadas maneras o adónde están
yendo, y eso también importa. Esta película sí es pretenciosa, pero considero
que lo vale. 9 Aires.
-“Bomba”: otra
que vi antes de su estreno comercial, en el Bafici. Sergio Bizzio deja de lado
la bizarrez y extrañeza de sus films anteriores (como director y/o guionista)
para contar la comprimida historia de un joven que se sube a un taxi cuyo
chofer tenía pensado detonar una bomba. El casi desconocido Alan Daicz y el
legendario Jorge Marrale aguantan toda la película ellos solos (salvo por algún
que otro flashback). El duelo no es tan jugoso como podría esperarse, pero es un
buen ejercicio de estilo. 7 Aires.
-“Post tenebras lux”: otra que vi antes de su estreno comercial, en el Bafici. El polémico
mexicano Carlos Reygadas filma otra provocación fílmica que provoca tanta
fascinación y rechazo al mismo tiempo como “Japón” y “Batalla en el cielo”
(dejo afuera a “Luz silenciosa”, que no sólo es excelente y mi film favorito de
Reygadas sino que suele provocar pocos enojos). Filmada con un formato de
pantalla semicuadrado de 1x1.37 (y con unos lentes que a veces hacen difusos
los bordes de la pantalla, como si viéramos la escena a través de un vidrio),
el film combina lo sublime (como el comienzo, con una niña caminando en una tormenta)
con lo shockeante, y la aparente poca hilación entre algunas escenas y el todo
lo hacen muy críptico. 8 Aires.
-“Viola”: otra
que vi antes de su estreno comercial, en el Bafici. Y otra gran película del
argentino Matías Piñeyro (“El hombre robado”, “Todos mienten”) que vuelve a
mezclar enredos amorosos con referencias literarias (en este caso,
shakespeareanas). Es sublime y deliciosa la manera en que la cámara sigue a
cada una de las mujeres protagonistas, y también lo es la actuación de cada una
de ellas. Cada línea de diálogo está perfectamente entonada y cada toma está
milimétricamente planeada, pero nada se siente frío; todo fluye dejándonos con
una sonrisa permanente (al menos a mí; para otros será quizás otro film
argentino que se mira al ombligo con pretensiones cool). 10 Aires.
-“Oblivion, el tiempo del olvido”: Tom Cruise volvió a la ciencia ficción con este film
(que, de paso, vino a promocionar a Buenos Aires) del director de la
hiperestética pero decepcionante “Tron: el legado”. La verdad es que es
imposible que el argumento y la imaginería visual no nos remitan todo el tiempo
a otras películas (“Planeta de los simios”, “2001, odisea del espacio”,
“Matrix” y otras), pero aun así la cosa no se resiente, porque Cruise, como
siempre, nos hace interesar por el devenir de su personaje, y el ritmo del film
devela más amor por el cine y la narración que “intención de entregar puros
efectos especiales para recaudar dinero”. Aplausos también para Andrea
Riseborough, brillante en su papel de esposa profesional, sexy, insegura y
celosa. 7 Aires.
-“911, llamada mortal”: otra que vino a promocionar su estreno a Buenos
Aires: Halle Berry, quien en esta película hace de una operadora de una línea telefónica
de emergencias que debe ayudar a una adolescente secuestrada. Un film de
suspenso y acción pequeño en escala, que logra generar tensión de a ratos pero
no tiene nada de especial o llamativo para ser recordado (o particularmente
recomendado). 5 Aires.
-“The host: la huésped”: el nacimiento de otra saga de “adolescentes
enamorados que deben sobrevivir en un mundo peligroso”, basada en un
best-seller de la autora de la anterior saga con esas características: “Crepúsculo”.
El resultado es similar: obras con poca sustancia fílmica y diseñadas para recaudar
millones haciendo que los adolescentes se sientan únicos, especiales y con
principios. Quizás en este caso la película es mejor que en aquella otra saga,
globalmente hablando: se nota por momentos la mano de un buen director (Andrew
Niccol, responsable de “Gattaca” y “El señor de la guerra”) y las actuaciones
son mejores (la protagonista es Saoirse Ronan, quien mantiene su carisma de
siempre, y por ahí andan William Hurt como la voz de la sabiduría y Diane
Kruger como la villana). 5 Aires.
-“En trance”:
después de algunas películas muy aptas para el gran público (“Sunshine, alerta
solar”, “Slumdog millonaire”, “127 horas”), Danny Boyle volvió a provocar con
su film más laberíntico, un thriller con toques de humor y un trío protagónico
que pocas veces ha estado mejor: James McAvoy, Rosario Dawson y Vincent Cassel.
Un argumento con hipnosis, robos de cuadros, una problemática relación amorosa
y muchos flashbacks y cambios de perspectivas en la trama. Deliciosa para el
que está dispuesto a dejarse llevar por una catarata cinematográfica bien
lúdica. 8 Aires.
-“Tadeo, el explorador perdido”: film de animación español con un personaje a lo
Indiana Jones y toda la estructura de esos films de aventura en que el héroe
viaja a tierras remotas a buscar algún artefacto mítico o desentrañar algún
misterio. La intención de generar un entretenimiento clásico es buena, pero el
film es demasiado infantil, sin casi ningún atractivo para cualquier persona
mayor de 10 años. 5 Aires.
-“Lazos perversos”: primer film norteamericano del coreano Park Chan-wook (creador de mi
admirada “Oldboy”), con los mejores papeles que han tenido hasta ahora Matthew
Goode y Mia Wasikowska, aquí como un tío y su sobrina que mantienen una
particular relación cuando él llega a la casa familiar luego de la muerte del
padre de ella. Hay una permanente sospecha sobre el personaje de él (¿es o no
un psicópata?), pero ella también tiene sus grises... Un film absolutamente a
base de climas, con un montaje que descoloca y un uso exquisito de la
fotografía y el sonido. 8 Aires.
-“En otro país”:
unión rara: la mítica Isabelle Huppert en un film del coreano Hong Sang-soo. La
película es absolutamente prototípica de su director, lo que equivale a decir
que es encantadora y brillante, y la Huppert se amolda perfectamente, dando una
de sus performances menos atormentadas. La historia son tres variaciones sobre
una situación similar (una mujer francesa que llega a una tierra remota, cada
vez por un motivo distinto), con recurrencias, diferencias e influencias entre
una historia y otra. Para el espectador que no acostumbra a ver films coreanos,
este podría funcionar como buena puerta de entrada al universo de este gran
director. 10 Aires.
-“Iron Man 3”:
la saga de “The Avengers” sigue adelante con uno de sus mejores films. Robert
Downey Jr. está mejor que nunca como el cínico superhéroe millonario que esta
vez empieza la película con crisis de nervios y que debe pasar gran parte del
film enfrentándose a los villanos sin mucha ayuda tecnológica, pues su armadura
es cuasidestruida en una gran escena de acción. Y esa alquimia entre el humor
constante y las impresionantes escenas de acción es altamente efectiva (la
mejor es la del héroe intentando rescatar a un grupo de rehenes soltados al
vacío desde el Avión Presidencial). El protagonista hasta se consigue un niño
compinche, una relación que no sólo no se apoya en cursilerías sino que hasta
se ríe sabiamente de ellas. Se nota la mano de Shane Black (guionista de “Arma
mortal”, “El último boy scout”, “Entre besos y tiros”), sobre todo cuando
Downey Jr. y Don Cheadle se perfilan como una pareja de acción que debe valerse
de ingenio y armas “normales” al mejor estilo Mel Gibson y Danny Glover. 8
Aires.
-“El gran Gatsby”: Baz Lurhman es un director muy atendible, un desaforado creador de
películas que es imperativo ver en cine (“Moulin Rouge”, “Romeo y Julieta”,
“Australia”), pero casi siempre le faltan 5 para el peso. O le mete mucho
montaje frenético en la primera mitad de sus films, o construye personajes que
no terminan de generar empatía, o hace una mezcla a la que por momentos se le
ven las costuras. En este caso lo último no sucede pero lo otro sí: Leonardo
DiCaprio como el clásico personaje de la novela de Francis Scott Fitzgerald
provoca una interesante mezcla de simpatía y distancia en el espectador, pero
es el único del elenco que logra algo así, lo cual vuelve todo un poco
pedestre. Quizás enamorarse de los personajes no es un objetivo de este film,
sino presentar un mundo ideal para historias glamorosas y trágicas, y en ese
sentido sí logra lo que se propone. Lurhman parece haber nacido para hacer esta
adaptación, ideal para dar rienda suelta a sus delirios de dirección artística,
montaje y fotografía (e incluso el uso del 3-D, novedad para un film de este
director y para una adaptación de una obra literaria clásica). 6 Aires.
-“Ataque a la Casa Blanca”: el primero de los dos films del año con argumento
“terroristas atacan la Casa Blanca”, esta es la que tiene un tono más serio.
Lamentablemente Gerard Butler como el héroe protagonista no despliega el
carisma suficiente (pero eso es casi una constante con este actor). De todos
modos, la película funciona como “una de acción y punto” (de hecho, la toma en
sí del edificio es un gran momento, por más que muchas reseñas hayan resaltado
lo inverosímil de la escena). Con momentos demasiado patrioteros (sobre todo en
el personaje de Melissa Leo), pero que por suerte no provocan indignación sino
risa por lo exagerados. 6 Aires.
-“Spring breakers: viviendo al límite”: cosa rara, se estrenó en la Argentina un film del
polémico Harmony Korine. El motivo, por supuesto, es el relativo éxito mundial que
tuvo, y el gancho de tener protagonistas conocidos (James Franco, Selena Gomez,
Vanesa Hudgens) en una trama muy “explotation” (jovencitas superficiales que
veranean, se alcoholizan y se drogan eternamente en bikini y pasan a ser
acompañantes de un mafioso que las adiestra en el mundo de las armas).
Fotografía, sonido, música y montaje se aúnan para dar una experiencia
sensorial que por suerte es más que lo recién descripto, pero no llega a ser la
obra maestra que muchos vieron. 6 Aires.
-“El reino secreto”: bienvenido el hecho de que estrenen con copias subtituladas un film
de animación, sobre todo uno que no es de los dos estudios de animación más
populares (Disney y Dreamworks), sino de BluSky, los responsables de las sagas
“Río” y “La era de hielo”. A diferencia de ellas, “El reino secreto” no está
tan orientada al humor o al infantilismo, sino más bien a la aventura. Y en ese
sentido, se banca bien (sobre todo visualmente) pero no mucho más. Se destaca
el hecho de tener a un co-protagonista masculino que durante gran parte del
film está lamentándose por la muerte de una reina a la que no pudo salvar,
dándole una sorprendente adultez al asunto. 6 Aires.
-“Rápidos y furiosos 6”: la anterior entrega de esta saga había sorprendido
gratamente, ya que, a diferencia de los films previos, no era “innecesariamente
oscura” ni tenía “tiempos muertos o aburridos”, sino que apostaba todo el tiempo
por la humorística camaradería entre sus personajes, la claridad argumental y
escenas “larger than life” que pagaban cada una el precio de la entrada (sobre
todo si se veía el film en Imax). La sexta tiene las mismas características,
aunque esta vez sí hay un velo de tragedia que sobrevuela al film. Pero el
disfrute es igual o mayor que en la quinta parte, y casi podría decir que este
film tiene el más claro ejemplo de “escena de acción inverosímil pero
absolutamente mítica y placentera que, si no te gusta por considerarla
exagerada, es que no entendés el placer que puede dar el cine pochoclero cuando
es bueno”. Por si todo esto parece una “apología de la estupidez”, debo decir
que los personajes están tratados con verdadera personalidad y cariño, a diferencia
de lo que ocurre en sagas como “Transformers”. 8 Aires.
-“Rouge amargo”:
buen intento del cine argentino por hacer un film noir sucio, cínico y
pesimista, es decir, como se debe. Y en teoría Luciano Cáceres y Emme tienen
toda la pinta para hacer de los antihéroes protagonistas, pero en la práctica
no exudan el carisma necesario y la cosa se queda a medio camino. 5 Aires.
-“Ginger y Rosa”: mi primer film de Sally Potter en cine (y menos mal que fue esta y no
la aburrida y premiada en su momento “La lección de tango”). La siempre
encantadora y talentosa Elle Fanning coprotagoniza la historia de dos amigas de
las cuales una se va relacionando poco a poco con el padre de la otra. Más allá
de eso, el contexto (Londres 1962: guerra fría, revolución sexual, etc.) y el
elenco (Annette Bening, Oliver Platt, Alessandro Nivola) generan un constante
interés, y el film se sostiene hasta su final sin dar respuestas fáciles a
ningún conflicto. 8 Aires.
-“Masacre en Texas: herencia maldita”: el mítico slasher de los 70s “El loco de la
motosierra” (“The Texas chainsaw massacre”) había tenido varias secuelas e
incluso una remake que generó una nueva saga, pero ahora a alguien se le
ocurrió hacer una nueva secuela... de la original (que ignora a las otras
secuelas existentes). Y en 3-D. Interesante idea, y el argumento no es ridículo
como mucha gente opina, excepto por el tema del tiempo: la acción transcurre 20
años después de la original siguiendo a una mujer que es heredera de la familia
psicótica sin saberlo, pero ese personaje no tiene 40 años ni se comporta como
alguien de esa edad, sino más como alguien de 20... y, definitivamente, el film
transcurre en la actualidad. Así que, salvo que estén pretendiendo que la
original transcurría en los 90s, la secuela parte de un sinsentido. Podría
pensarse que esta disquisición es más interesante que el film en sí, pero eso
sería en parte injusto: el film cumple con su cometido de ser una de misterio y
terror que continúa (o inaugura, más bien) una mitología atendible. Incluso muchos
se quejaron del final pero para mí es exactamente adonde la película apuntaba y
no está mal. 6 Aires.
-“Cristiada”:
épica mexicana (pero hablada en inglés) sobre la lucha de los cristeros contra
el gobierno que en la década de 1920 perseguía a quienes practicaban la
religión católica. Un par de nombres míticos centroamericanos (Andy García y
Rubén Blades) encabezan el elenco de un film con mucho atractivo para pantalla
grande y con un niño coprotagonista con sorprendente sentido del honor que se
roba gran parte de la atención. Podría criticársele al film que no aporta nada
nuevo al género y que de hecho parece una película propagandística y “for
export”, pero su valor de entretenimiento la salva. 6 Aires.
-“Héroes del espacio”: film de animación (el primero para cines de los
estudios Rainmaker Entertainment) sobre dos extraterrestres que caen en la
Tierra. Nada novedoso, ni argumental ni estilísticamente. Al menos su aspecto
visual era disfrutable en cine, pero globalmente hablando la película apunta a
niños o púberes y nada más; quién sabe si habiendo visto la versión subtitulada
opinaría lo mismo... 5 Aires.
-“Hermanos de sangre”: el gran Sergio Boris compone a un genial personaje,
un desquiciado que se comporta como ángel guardián de un gordito al que le va
mal en muchos aspectos de su vida. Que un desquiciado sea tu ángel guardián
implica que probablemente acosará a quienes te humillan, y otras cosas más...
Con mucho humor y algo de gore (y con guión de Nicanor Loreti, el de la
grandiosa “Diablo”), este film es un pequeño triunfo del cine argentino. 7
Aires.
-“Un lugar donde refugiarse”: otra película basada en una de las lacrimógenas
novelas de Nicholas Sparks, y de hecho, su segunda adaptación cinematográfica
en ser dirigida por Lasse Hallstrom (la primera fue “Dear John”). Todos sabemos
que este director ha hecho cosas mejores, pero también sabemos el género al que
pertenece el film y que lo mejor que podemos esperar es eficiencia narrativa
y buenas actuaciones, no una obra maestra del cine. Por suerte, lo esperado
está, así que no tengo mucho que criticarle a esta película porque nunca esperé
más de lo que me podía dar (y no considero que lo que da es ninguna bazofia). 6
Aires.
-“Nada es lo que parece”: le habían dado tanta manija a este pochoclero film
hollywoodense que, la verdad, me decepcionó un poco (no es tan disfrutable como
las dos últimas entregas de “Rápido y furioso”, por poner ejemplos de películas
que sólo buscan entretener a la masa sin ninguna pretensión de prestigio).
Tiene un elencazo: Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Isla Fisher y Dave Franco
como un cuarteto de ilusionistas que roban a los poderosos, Morgan Freeman y
Michael Caine como dos voces de la experiencia que los buscan por diversos
motivos, y Mark Ruffalo y Melanie Laurent como dos agentes de la ley que
intentan resolver los diversos misterios de la trama. Pero en la práctica, solo
estos dos últimos se lucen; los otros aportan oficio pero nada que nos
maraville, y tampoco lo hace el argumento por más sorpresas que esconda. 6
Aires.
-“Después de la Tierra”: después de “Sexto sentido” y “El protegido”, los
films de M. Night Shyamalan han sido cada vez más odiados por público y
crítica, pero creo que esta película lo redime un poco. A priori es otro film
de ciencia ficción apocalíptico de los que tanto predominan hoy en día, pero en
la práctica es una de aventuras clásica, con un personaje enfrentándose a la
naturaleza en un viaje en el que debe lidiar con retos físicos y psicológicos.
Que el dúo protagónico sean Will Smith y su hijo molestó a muchos, pero esta
vez el pibe no es odioso (para mi gusto), y además el final es ideológicamente
atendible, lo cual es sorpresivo. En cuanto al estilo, lo sigo bancando a
Shyamalan, y este film es una muestra más del rigor y cinefilia que le aplica a
cualquiera de sus obras. 7 Aires.
-“La cacería”:
el director de la ya mítica “La celebración” vuelve a generar interés, ahora
con Madds Mikkelssen como impresionante protagonista de una historia en la que
un maestro de kindergarten es acusado de abusar de una niña. La tensión se
corta con papel, y Mikkelssen se carga toda la película al hombro. Este es un
perfecto ejemplo de “película europea prestigiosa” que puede gustar al gran
público, ya que su narrativa es absolutamente convencional y su devenir atrapa
a cualquiera. 8 Aires.
-“El hombre de acero”: la decepción del año. Increíble que se diga que esta
nueva versión de Superman “tiene toda la acción que siempre deseamos”, cuando
la verdad es que la media hora final es PURA acción al punto de dejar de ser
interesante (sobre todo cuando el héroe genera tanto daño colateral en su lucha
contra el villano, ¿dónde está la clásica bonhomía de Superman, que siempre se ocupa
de que ningún inocente salga lastimado?). Increíble que se diga que Amy Adams
es la mejor Lois Lane de la historia (es una buena actriz, pero que su
personaje no sea “despistado” como la Lois que hacía Margot Kidder no es
síndrome de “seriedad”, sino que en la práctica deriva en, lisa y llanamente,
un personaje menos atractivo y cinematográfico). Increíble que se diga que los
personajes están mejor desarrollados que en cualquier otra versión: que las
motivaciones de cada uno sean claras no implica calidad en el resultado si
nadie entrega el carisma que en la saga original tenían los villanos Terence
Stamp y Gene Hackman o el héroe Christopher Reeve (quien no daba solo una gran
actuación sino dos, ya que sus personificaciones de Superman y Clark Kent eran
realmente distintas). En fin, la solemnidad que impuso el productor Christopher
Nolan no funciona tan bien como en su propia saga “Batman, el caballero de la
noche”. Al menos el director Zack Snyder dejó un poco de lado el desborde
visual de “300” ,
“Watchmen” o “Sucker punch” (que habría generado mucha distancia entre este
film y el espectador) y la música de Hans Zimmer es buena y épica (no sería
justo compararla con la amada música de John Williams de la vieja saga, ya que
un film no es malo sólo por ser menos bueno que otro, pero todos los otros
aspectos que mencioné sí son criticables por sí solos sin necesidad de
comparaciones). 5 Aires.
-“Guerra mundial Z”: una de las sorpresas del año. Si bien no se mantiene la original (y
poco hollywoodense) estructura de la novela en que se basa, este film logra ser
una muy buena, entretenida y seria película de catástrofe en la que la
catástrofe es una epidemia que transforma a la gente en zombies. Las cuatro o
cinco grandes escenas de acción del film están dirigidas con un rigor y una
tensión que uno no esperaría del director de la incomprensible película de
James Bond “Quantum of solace” (sobresalen la escalada de violencia en Israel y
la escena en el avión, de la cuál uno se pregunta cómo es posible que alguien
vaya a salir vivo). El 3-D está muy bien aprovechado y Brad Pitt se la banca
bien como protagonista sin presentar actitudes superheroicas o divismos. 7
Aires.
-“Monsters University”: precuela del hit “Monsters Inc.”, este film de
animación de los estudios Pixar zafa porque no pretende ser más de lo que es:
una película de estudiantina pero ambientada en ese particular universo donde
los monstruos aprenden a asustar a los humanos para abastecer a su mundo de
energía. O sea: no hay mucha moralina, y el humor se asemeja al de “Colegio de
animales” (pero se mantiene la excelencia de Pixar y su no abdicación a las
tonterías típicas de Dreamworks: una escena de quietud al borde de un lago
cerca del final del film es una muestra de que más que impactar, al director le
interesa narrar). Una buena muestra de que Pixar puede dar buenos films aunque
no sean todas obras maestras. 7 Aires.
-“Mi villano favorito 2”: otra saga de animación que vuelve, en este caso de
menor calidad que los films de Pixar (tanto en la entrega original como en la
secuela). Sin un arco emocional que la sostenga como el de la primera parte, el
interés vuelca a lo romántico: el protagonista (que ya no tiene nada de
villano: empieza y termina siendo el bueno y punto) se enamora de una compañera
de espionaje con la que debe resolver un caso. Que, por supuesto, da pie para
la intervención de sus hijas adoptivas y, más importante, de los minions, esos
seres cilíndricos que se robaron la primera película y tienen ahora un
protagonismo mayor. Digamos que en la secuela los minions son lo único
grandioso (quizás el rapport entre Steve Carrell y Kristen Wiig sea bueno si
uno pudiera ver el film en inglés, pero aquí sólo se estrenó doblado). 5 Aires.
-“El llanero solitario”: fracaso en el resto del mundo, éxito en la
Argentina. Merecido para mi gusto, ya que el film, a pesar de estar
innecesariamente inflado (tanto en complejidad argumental como en cantidad de
personajes y duración), es un agradable western como los de antes. Johnny Depp
vuelve a hacer de un personaje extravagante como el Jack Sparrow que ya había
hecho para el mismo director en la saga “Piratas del Caribe” (o el “Rango” del
film animado en el que ambos incursionaron dos años atrás), y de a ratos su excentricidad
resulta molesta, pero de a ratos tiene el humor exacto que el film precisa.
Como protagonista, Arnie Hammer no es la mejor elección, pero tampoco provoca
un particular rechazo. ¿Quién no quiere volver a vivir una aventura clásica (en
la que lo digital de los efectos especial no se note y todos parezca realizado
“en vivo”) y, sobre todo, quién no quiere escuchar en cine la overtura de
Guillermo Tell, mítica música que este personaje se apropió hace más de medio
siglo? 7 Aires.
-“Antes de la medianoche”: tercera parte de la saga que nos dio “Antes de
amanecer” y “Antes del atardecer”. Es decir: Ethan Hawke y Julie Delpy haciendo
de una pareja de enamorados al mismo tiempo abatidos por la vida pero con algo
de idealistas y con muchas ganas de conversar sobre cualquier aspecto de la
vida (y discutir), con Richard Linklater dirigiendo de manera brillante sin que
su mano se note como un estilo que interfiera con lo que se narra (hay tomas
larguísimas pero uno no se percata de la técnica en el momento por estar tan
compenetrado en lo que sucede). En mi opinión es la menos buena de las tres (y
diría que fue injustamente considerada una de las obras maestras del año), pero
continúa dignamente la saga y ofrece, como las otras, mucho para pensar y
sentir. 8 Aires.
-“Turbo”: el
film animado de Dreamworks de mediados de año. Siendo que para esa época cada
estudio se reserva la película a la que más confianza le tienen, esta funciona
como síntoma de lo decepcionante que fue el 2013 en materia de animación.
Quizás el verla doblada al castellano influya bastante en mi apreciación (el
aspecto visual era al menos atractivo en pantalla grande), pero sospecho que
esta historia de un caracol que se quiere meter en el mundo de las carreras de
autos no sería demasiado mejor si uno viera la versión con las voces
originales. 5 Aires.
-“Metegol”: después
del Oscar por “El secreto de sus ojos”, el sorpresivo siguiente proyecto de
Juan José Campanella fue este film de animación que, más allá del formato,
exhibía las constantes de su filmografía pero en “envase para niños”: cariño
nostalgioso por los valores “barriales”, bronca contra el progreso cuando
avanza sin pensar en el pasado, cinefilia a la orden del día, personajes
tiernos que parecen dejarse llevar por las conveniencias pero terminan
jugándose por sus principios... En este caso se trata de la historia de un
cuasiloser al que los personajes de un juego de metegol ayudan (a recuperar a
su enamorada, a enfrentarse al malvado de turno, a salvar a su ciudad). No me
parece mal que el estilo intente (y logre) copiar a Pixar y Dreamworks, ya que
Campanella siempre se nutrió de los géneros populares y hoy en día ese estilo
es casi un género (y no creo que el tipo haga un film así “sólo para recaudar
mucho” sino porque realmente lo popular es lo que le gusta). De todos modos,
por más que el público quede fascinado por ver esta técnica en un film
argentino, el guión no es tan redondo y la cosa se siente demasiado calculada.
Y un tema no menor es la contradicción ideológica que se presenta en un
importante partido: los muñequitos ayudan imperceptiblemente a meter goles al
equipo del protagonista, y cuando él se da cuenta les prohíbe seguir haciendo
trampa... ¡pero no dice nada de los goles ya metidos, que se siguen contando! 5
Aires.
-“Titanes del Pacífico”: el lúdico Guillermo del Toro (“Hellboy”, “El
espinazo del diablo”) se dio el gusto de su vida al contar con un presupuesto
millonario para filmar “una de kaijus”, es decir, monstruos gigantes que
amenazan la Tierra y deben ser contrarrestados con robots gigantes. Es decir,
algo así como varios Godzillas contra varios Mazinger Z, filmado con toda la
magnificencia visual, respeto y sensación de asombro que deberían haber
proporcionado los films de la saga “Transformers” si hubieran aprovechado el
material que tenían entre manos. Del Toro sí lo hace, así que tenemos gloriosas
batallas en las que realmente se siente la gigantez de monstruos y robots, pero
también tenemos humor del bueno y personajes con un mínimo de trascendencia (el
hecho de que, para manejar los robots, los humanos deban establecer una
conexión emocional, da pie para ahondar en conflictos personales y para algunos
gloriosos flashbacks). 8 Aires.
-“Los pitufos 2”: sí, vi esta película en cine, porque le tenía confianza al director
desde la subvalorada “Scooby-Doo”... pero en este caso la crítica tenía razón.
Se trata de una pérdida de tiempo demasiado infantil, con un desperdicio
memorable de Hank Azaria, Neil Patrick Harris y Brendan Gleeson. 5 Aires.
-“Wolverine: inmortal”: el siempre atendible James Mangold (que dirigió las
sobrevaloradas “Tierra de policías”, “Inocencia interrumpida” y “Johnny y
June”, pero también las muy buenas “Heavy”, “3:10 a Yuma” y “Encuentro
explosivo”) se ocupa del nuevo film del personaje principal de la saga “X-Men”,
que da pie una vez más para una gran personificación de Hugh Jackman en su
versión recia. Y está muy bien que el talento en la puesta en escena esté al
servicio de una historia sobria en la que, por una vez, no está en juego el
destino del universo; el conflicto involucra sólo a unos pocos personajes y
sobre todo al honor (y el escondido corazón) de su protagonista, un héroe
torturado que no puede evitar enamorar a la joven doncella a la que debe
proteger. 7 Aires.
-“El conjuro”:
el film de terror hollywoodense más venerado en los últimos años. Y la crítica
tenía razón: James Wan (que había inaugurado la polémica saga “El juego del
miedo” pero luego había sorprendido con la clásica y terrorífica “La noche del
demonio”) entrega su film más clásico, otra suerte de remake de “Poltergeist”.
Una familia es acechada por fuerzas sobrenaturales, y una pareja de
investigadores de lo paranormal acude en su ayuda. Salvo el padre de familia,
todos se lucen, desde la madre poseída que interpreta Lili Taylor hasta, sobre
todo, la pareja protagónica de Vera Farmiga y Patrick Wilson, que aportan mucha
humanidad y honor a sus personajes. Que la historia esté basada en hechos
reales no importa: la película funciona por la tensionante construcción de
climas, su clásica puesta en escena (que hace que la película sea buena todo el
tiempo, no sólo en las escenas de miedo) y el hecho de tener personajes
queribles y creíbles. 8 Aires.
-“Red 2”: tres
años antes se había estrenado “Red”, comedia de acción con gran reparto (Bruce
Willis, John Malkovich, Morgan Freeman, Mary-Louise Parker, Helen Mirren,
Richard Dreyfuss, Brian Cox y más) y basada en una historieta. Tenía buena
crítica pero me decepcionó; su aire demasiado cool quería hacernos sentir que
lo que veíamos era entretenido cuando para mí nunca lo fue. Pero eso sí lo
logra su secuela, definitivamente menos interesada en ser cool y más en ser una
agradable comedia de espionaje. Los agregados de Anthony Hopkins, Catherine
Zeta-Jones, David Thewlis y Byung-hun Lee aportan al disfrute. Pero, más que
nada, el personaje co-protagónico de Mary-Louise Parker tiene más espacio de
lucimiento. 6 Aires.
-“El infiltrado”: ¿Dwayne Johson (alias The Rock) como un padre de familia que se debe
infiltrar en mafias de camioneros para reducir la condena de su hijastro?
Seguramente se tratará de una película donde el tipo sensible muestra su garra
de acción al mejor estilo Vin Diesel, ¿no? No; increíblemente, no se recurre a
la imagen heroica de su actor protagónico, sino que el personaje podría haber
sido interpretado por cualquier hijo de vecino, pues, a pesar de su físico, es
un “hombre normal que no está acostumbrado a pelear”. Lo cual transforma al
film en algo más sobrio de lo esperado, cosa que, por un lado, es buena, pero,
por otra parte, lo hace menos especial. 6 Aires.
-“Los amantes pasajeros”: el peor film de Almodóvar desde la sobrevalorada
“Todo sobre mi madre”, aunque no es realmente una mala película (simplemente,
las que hizo en el medio tenían una calidad superlativa). Es más que nada un
regreso a las comedias desfachatadas que hacía en los 80s, pero con toda la
exquisitez visual que les suele imprimir a sus films hoy en día, incluyendo una
escena musical. El punto de partida (un avión queda a la deriva) dio para
muchas interpretaciones metafóricas por parte de la crítica, pero el film
debería sostenerse por sí solo sin necesidad de eso. Lo hace de a ratos (sobre
todo cuando vira al melodrama, la gran especialidad de Almodóvar en los últimos
años). 6 Aires.
-“Rockshow”:
increíble que se haya reestrenado en algunos países esta película-recital de
Wings, la banda que tenía Paul McCartney en los 70s, e increíble que ese
reestreno haya bajado también a la Argentina. Bah, no es tan raro si se tiene
en cuenta el fanatismo local por Macca, pero es muy celebrable que pasen esta
película mítica en vez de una filmación actual. Esto nos da la posibilidad de
ver (y en pantalla grande) una banda que hoy en día mucho no se escucha, y era
una gran banda. Con joyas como “Let ‘em in” y un sorpresivo cover de “Richard
Cory” de Simon & Garfunkel (a cargo de Denny Laine, un musicazo con toda la
polenta), más allá de incluir, naturalmente, los otros hits de Wings (“Band on
the run”, “Let me roll it”, “Live and let die”, “My love”, “Jet”) y algunos de
los Beatles, que en esa época no eran tantos como los que incluiría en sus
recitales un par de décadas después. 7 Aires.
-“Habi la extranjera”: interesante film sobre una chica del interior que
llega a Buenos Aires y se embebe en la cultura islámica. Gran trabajo
protagónico de Martín Juncadella y excelente ambientación (la pensión donde
vive y los vecinos están trabajados con realismo y carisma). Y además esta por
ahí el siempre bienvenido Martín Slípak. 7 Aires.
-“Zambezia”:
una de las tantas películas regulares de animación estrenadas en el 2013 (y
casi todas en castellano, encima). Que África se vea impresionante es de
esperar (¿qué film animado hoy en día puede permitirse no ser visualmente
atractivo?), pero no recuerdo casi nada de su trama, y eso debe ser síntoma de
algo. Sólo sé que era otra más pensada sólo para niños. 5 Aires.
-“Paisajes devorados”: película rara para la filmografía de Eliseo Subiela,
y estrenada, si no me equivoco, solamente en el Malba. Un grupo de estudiantes
de cine descubre a un mítico director en un loquero, y lo intentan entrevistar
para dar a la luz su obra y entender qué pasó con su vida. El ambiente recuerda
a “Hombre mirando al sudeste”, pero el feeling de la película es bastante más
descontracturado y realista que lo que suelen ser las fantasías subielanas. Sin
llegar a ser gran cosa, tiene un espíritu sobrio que le hace bien. Valor
agregado: aparece por ahí Rodolfo Otero, guionista, novelista y profesor
argentino y conocido personal mío, a quien yo había visto un par de meses antes
(y menos mal que no me avisó de su presencia en el film, así pude tener la
sorpresa). 6 Aires.
-“Vino para robar”: film argentino “industrial” que se inscribe en el género “heist
movie” o, más específicamente, en el género “film de intriga en escenarios
lujosos con una pareja despareja en la que inevitablemente nace el amor” (como
los que hacían Alfred Hitchcock o Stanley Donen en los 50s y 60s, onda
“Charada” o “Para atrapar al ladrón”). En este caso la pareja es Daniel Hendler
y Valeria Bertucelli, y mínimamente la cosa funciona. Hay un gran uso de los escenarios
naturales (la acción transcurre en Mendoza) y un buen timing, sin llegar a ser
una maravilla (una o dos fallas de guión se resienten). 6 Aires.
-“Star trek: en la oscuridad”: una vez más, J.J. Abrams hace una película
pochoclera de las buenas, llena de aventura, humor y personajes con carnadura.
No tiene sentido comparar esta secuela con la serie o con la anterior saga de
películas de “Viaje a las estrellas”, ya que se trata de una saga diferente; lo
único que importa es si es buena y tiene sentido en sí misma (y como secuela de
su predecesora del 2009), y así es. No hay referencias que sólo puedan ser
entendidas por fans de la anterior saga, y sí hay puro entretenimiento, un
genial uso de los efectos especiales (especialmente apreciable en las escenas
con pantalla ampliada que se veían en Imax), la grandiosa música de Michael
Giacchino y un mayor énfasis en la relación entre los protagonistas: el heroico
capitán Kirk y el cerebral Spock. 8 Aires.
-“Causas y consecuencias”: el ex galán Robert Redford ya llega a la decena de films
como director, y su última película, como otras suyas anteriores, tiene más
peso en la seriedad de su argumento que en su construcción narrativa o su valor
como obra artística. El hecho de que él mismo sea el protagonista es
refrescante, ya que hoy en día no suele aparecer en muchas películas, y el
reparto combina otras viejas glorias (Nick Nolte, Julie Christie, Susan
Sarandon, Sam Elliott) con performers más actuales (Shia LaBeouf, Chris Cooper,
Anna Kendrick, Stanley Tucci, Terrence Howard, Brendan Gleeson). El argumento
gira alrededor las consecuencias que en el presente deben enfrentar ex
militantes que en los 70s ocasionaron la muerte de un guardia de seguridad. 6
Aires.
-“Drácula”: maestro
del terror en los 70s, hace varios años que el italiano Darío Argento no hace
una gran película. Y viendo esta versión del clásico de Bram Stoker, es casi
imposible pensar que el tipo alguna vez fue un genio del género. Ridícula por
donde se la mire (excepto por un uso del 3-D que al menos es tan ostensivo que llama
la atención), el único atractivo es ver en pantalla grande a Asia Argento, hija
del director, y Rutger Hauer, en un papel tan mítico como el del Dr. Van
Helsing. Pero de terror o de climas, nada. 3 Aires.
-“Amenaza roja”:
otra remake de un clásico (o no tanto) de los 80s, en este caso se trata de
“Red dawn: los jóvenes defensores”, aquella película de acción donde Patrick
Swayze, Charlie Sheen, Lea Thompson y Jennifer Grey eran unos adolescentes que
debían enfrentarse a una invasión comunista en USA. Ahora los protagonistas
incluyen a Chris Hemsworth (o sea, Thor) y Josh Hutcherson (o sea, el pibe de
“Los juegos del hambre”) y los invasores son coreanos, pero, a diferencia del
film original, aquí no hay una sensación pesimista de “todo está perdido”, sino
que los improvisados guerrilleros parecen un grupo de héroes típico (con sus
altibajos, claro). Un aceptable entretenimiento de acción que no dura en la
memoria más que lo que dura la película. 5 Aires
-“Reality”: todavía
no vi “Gomorra”, pero le tengo ganas por todas las críticas que recibió. Y del
mismo director sí pude ver en cine “Reality”, que, a pesar de no ser un film
sobre el crimen organizado sino una comedia, posee un esplendor visual y una
garra cinematográfica difícil de superar. Un actor quiere aparecer en la
versión italiana de “Gran hermano”, y su deseo se va convirtiendo poco a poco
en obsesión. Ese resumen argumental no describe por qué la película es buena
(y, ciertamente, muchos de los que la vean entera no estarán de acuerdo, ya que
encontrarán intrascendente todo el asunto), pero era una experiencia
esplendorosa de ver en cine. 10 Aires.
-“Cazadores de sombras: ciudad de huesos”: otra saga basada en una serie de novelas donde una
protagonista adolescente se enfrenta a un universo de villanos mientras se
enamora del muchacho que funciona como guía en ese mundo (como en “Crepúsculo”,
“La huésped” o “Divergente”). Tan intrascendente como las otras mencionadas,
con algo de interés que se desprende por ósmosis del relato (o de tener a Jared
Harris como la voz de la experiencia). 5 Aires.
-“Aviones”: film
animado desprendido de la saga “Cars”, esto es: según materiales promocionales,
el film está ambientado en el mismo universo en el que los seres vivos no son
humanos sino vehículos, pero en verdad no hay ningún personaje ni locación de
aquella saga que reaparezca en este film. En la práctica, no importa: si
alguien pensaba que la saga “Cars” era de lo peor de los estudios Disney-Pixar,
este spin-off es un abismo (aunque técnicamente es un film Disney pero no
Pixar). Lo sorpresivo es que el director y guionista de varios de los mejores
films de Pixar, John Lasseter, fue el guionista y productor de esta película. 4
Aires.
-“Percy Jackson y el mar de los monstruos”: esta secuela de “Percy Jackson y el ladrón del rayo”
es ligeramente mejor que su antecesora, lo cual no es decir mucho. La historia
que usa (o más bien tergiversa) mitología griega para narrar las aventuras de
los adolescentes descendientes de los dioses sigue siendo tan potencialmente
interesante como antes pero al mismo tiempo tan decepcionante... 5 Aires.
-“El hombre con los puños de hierro”: otra decepción. El músico RZA protagoniza su primer
film como director, una historia de acción con varios héroes ambientada en el
siglo XIX, con artes marciales, prostitutas, espadachines y toda la mescolanza
que uno podría esperar de un film “apadrinado” por Quentin Tarantino. Es
básicamente un film grindhouse, es decir, una de esas películas desvergonzadas
setentistas de explotación que se pasaban en los autocines. Lo malo es que, por
más carisma que muestre el co-protagonista Russell Crowe, el protagonista
principal no provoca la suficiente empatía como para que nos importe lo que le
sucede, y todo lo que queda son escenas de acción que, si bien son buenas, no
son las genialidades que dirige el propio Tarantino. 5 Aires.
-“Séptimo”: el
segundo film del año con Ricardo Darín, y, como “Tesis sobre un homicidio”, es
una eficaz muestra de suspenso pero algo inflada desde las publicidades, y decepcionante
si uno espera encontrarse con una gran película. En este caso hay un misterio
(¿qué ha pasado con los hijos del protagonista, que han desaparecido de repente
de su edificio?) y una tensión constante del protagonista con la que es fácil
identificarse (y recordemos que Darín vuelve creíble e interesante cualquier
personaje; por más que sea un lugar común decir eso, es absolutamente cierto).
Pero este es un raro caso en que la corta duración del film es algo
contraproducente: casi no hay tiempo para saborear ese misterio y odisea porque
la película termina muy rápido. 6 Aires.
-“Cacería macabra”: agradable sorpresa del cine de terror moderno. Aunque no debería ser
una sorpresa: el film no es bueno por novedoso o moderno, sino por su aspecto
clásico, por su generación de climas y su construcción de una heroína que es de
las mejores que ha dado este género en su historia (tanto en lo que respecta a
la actuación de la actriz como a la fortaleza del personaje en sí). Y más allá
de la protagonista principal, la puesta en escena es muy buena, y eso es lo que
inconscientemente les entrará a los espectadores (y no el hecho de que varios
de los actores sean directores representativos del cine independiente actual,
lo cual incluso podría ser una distracción si uno conociera sus rostros). 7
Aires.
-“Wakolda”: Lucía
Puenzo dirige su film más comercial (sin por eso llegar a ser lo que se dice
una película “pochoclera”), con dos figuras muy conocidas como Diego Peretti y
Natalia Oreiro como una pareja de 1960 que regentea un hotel en la Patagonia,
donde se esconde el criminal de guerra nazi Joseph Mengele, quien intenta usar
a la hija de ellos para sus experimentos genéticos. La joven actriz y el actor
que hace de Mengele también están muy bien, y completan un cuarteto protagónico
sin divismos (Oreiro confirma una vez más, para los que lo quieran ver, que
tiene carisma y entrega absoluta en cada rol que toma). La película en su
totalidad no llega ser todo lo buena (o tensionante) que podría ser teniendo en
cuenta su argumento, pero no deja nunca de ser interesante. 6 Aires.
-“Dos armas letales”: Denzel Washington y Mark Whalberg son una impensada pareja con buena
química para esta comedia de acción con dos protagonistas enfrentándose a
traficantes de droga. No importa si los protagonistas están del lado de la ley
o no, ya que sus motivaciones y las de otros personajes son un ida y vuelta con
sorpresas que intentan mantener el interés del film, pero ni falta que hacía:
el carisma y el rapport entre ellos mantiene al film a flote en todo momento, y
además están Bill Paxton y Edward James Olmos relamiéndose en sus roles de
villanos. 7 Aires.
-“Morrissey 25: live”: film recital de Morrissey. Lo único criticable es
que no le hayan puesto subtítulos, y considerar que eso no es necesario porque
es un recital muestra que el que pensó eso ni vio la película, ya que hay
varias minientrevistas a los fans y además el propio Morrissey es un
hipershowman que le habla a su público (se desvive con una mezcla de sinceridad
y divismo al mismo tiempo, se muestra como alguien que sufre por amor pero con
humor... en fin, ¡es Morrissey!). La música: excelente, por supuesto. Pero
diría que conviene conocerla de antemano para saborear al máximo la experiencia
(o saber bien inglés si uno no conocía las canciones). 8 Aires.
-“R.I.P.D.: policía del más allá”: una de las películas peor recibidas por la crítica
en los últimos tiempos, no es que tenga algo particularmente terrible pero es
simplemente una pérdida de tiempo y desperdicio de recursos e ideas. Jeff
Bridges y Ryan Reynolds hacen de dos integrantes del cuerpo institucional que
da su nombre al film, es decir, dos muertos que deben poner el orden entre los
vivos, y camuflarse de maneras similares en que se camuflan otros
muertos/villanos. Todo esto suena muy parecido a “Hombres de negro”, lo cual
nos da un ejemplo de película elogiable con el mismo punto de partida
argumental y la misma mezcla de humor y efectos especiales. Esta debería haber
tenido un feeling similar, pero no hay química entre los protagonistas, y Jeff
Bridges por su cuenta no puede levantar la intrascendencia en la que se hunde
el film. 4 Aires.
-“El ataque”:
el segundo de los dos films del año con argumento “terroristas atacan la Casa
Blanca”, esta la dirige Roland Emmerich (“Día de la independencia”, “Godzilla”,
“El día después de mañana”, “Stargate”), pero a diferencia de otros de sus
films, el énfasis no está puesto en la seriedad sino en la diversión del
asunto. Y, sin ser ninguna maravilla, la cosa funciona. Chaning Tatum zafa como
héroe porque no se toma mucho en serio a sí mismo (a diferencia de Gerald
Butler en “Ataque a la Casa Blanca”) y además los villanos (James Woods y Jason
Clarke) presentan actuaciones más carismáticas y creíbles que las de Rick Yune
en aquel film. Y hasta la hija del protagonista, un típico personaje que en
teoría odiaríamos, está bien actuado al punto que la niña se gana mis respetos.
6 Aires.
-“Hannah Arendt y la banalidad del mal”: si bien no era una gran película, fue para agradecer
que se estrenara en Argentina un film sobre la filósofa Hannah Arendt, que de
paso hizo posible que pudiéramos ver en pantalla grande hoy en día una película
de Margarethe von Trotta. Y protagonizada por la mítica Barbara Sukowa, nada
menos. Con una estética y una progresión narrativa casi televisivas, el film
interesa por su argumento pero no es nada imperativo ni siquiera dentro del
género biografía o testimonial. 6 Aires.
-“La noche de la expiación”: thriller con elementos de terror que parte de una
original premisa: Estos Unidos ha prosperado gracias a reservar una noche al
año en la que cualquier crimen es legal. Con ese punto de partida y una pareja
protagónica conformada por Ethan Hawke y Lena Heady, el interés está
garantizado, ¿no? En los primeros minutos parece ser así, pero cuando se desata
el caos, increíblemente la cosa se vuelve aburrida, y además termina muy
rápido. 4 Aires.
-“Jurassic Park”: si había una película que merecía un reestreno, era esta aventura
sobre un grupo de personas intentando sobrevivir en un parque de diversiones
con dinosaurios recreados genéticamente. Básicamente, porque es uno de los
mejores entretenimientos que dio el cine en las últimas dos décadas, y porque
DEBE verse en cine. Sospecho que no hace falta volver a hablar de la brillantez
de Steven Spielberg para la conjunción de talentos (fotografía, montaje y, por
supuesto, música son perfectos), para la dirección de actores (sí, los
personajes importan en este film, o no nos interesaría seguir viéndolo) y para
la puesta en escena (lo que hace genial a la película no es el hecho de que los
efectos especiales sigan siendo excelentes 20 años después, sino la tensión y
la sensación de “descubrimiento de un universo nuevo”). Un excelente ejemplo de
cómo el cine pochoclero puede ser digno. 9 Aires.
-“Starlet”: pequeña
comedia dramática sobre una actriz porno que, por particulares circunstancias,
se hace amiga de una anciana cascarrabias a la que trata de ayudar. La joven
actriz es Dree Hemingway, la bisnieta de Ernest, hija de Mariel y sobrina de
Margot, o sea: no le falta pedigré. Y la verdad es que se luce, en una
actuación naturalista que no la muestra como una actriz pretenciosa sino, todo
lo contrario, llena de humildad. La vieja también se luce, y el universo del
cine porno aporta algo de humor (y, contra lo esperado, poco y nada de
sordidez). 7 Aires.
-“Elysium”: cuatro
años después de “Sector 9” ,
su director vuelve con otra película futurista con elementos sociales. El
protagonista de aquella, Sharlto Copley, tiene un rol muy jugoso de villano;
mientras tanto, el héroe de esta película bastante más hollywoodense lo
interpreta Matt Damon. La construcción de una sociedad distópica en la que los
marginados intentan acceder al nivel de vida de los poderosos recuerda a “Metrópolis”,
pero con todo el “realismo” que permiten los tiempos actuales. Pero esa mezcla
de tecnología y suciedad no termina de involucrar lo suficiente, como tampoco
lo hace el usualmente confiable Damon. Por eso para mí la parte más interesante
fue el tercio final, criticado por muchos porque deriva demasiado a la acción.
6 Aires.
-“Springsteen & I”: otro reducido estreno musical, pero este se
diferenció de otros que hubo en el año por estar más centrado en el aspecto
documental que en el musical. Además los entrevistados no son Bruce Springsteen
ni su banda, sino sus fans; cada uno cuenta su amor por “el Jefe” y las
circunstancias en que lo vio en vivo. Increíblemente, esto resulta
interesantísimo, incluso para los que ni conocen a este músico, porque, justamente,
lo que tenemos es “gente cualquiera” que expone sus vivencias y sus pasiones,
casi siempre con humor (gran ejemplo: el esposo de una fan, que siempre la
acompaña a los conciertos de Springsteen, se queja de que suelen ser recitales
muy largos). Para el que quiere solo música, la media hora final es una
filmación “profesional” de parte de un recital reciente, con gloriosas
versiones de temas de todas sus épocas, y luego un epílogo relata cómo los
“afortunados que terminaron estando en la película” se enteraron de que iban a
aparecer en ella, y cómo algunos de ellos llegaron a encontrarse personalmente
con Springsteen. 7 Aires.
-“La noche del demonio: capítulo 2”: luego de “El conjuro”, James Wan estrenó la continuación
del film que hace tres años lo consagró como un maestro del terror clásico.
Lamentablemente, no pudo hacer doblete de grandes películas en el mismo año, es
decir, esta secuela es lo suficientemente entretenida como para pasar el rato
(sobre todo por sus protagonistas, Rose Byrne y Patrick Wilson), pero no llega
a las alturas gloriosas de la primera parte o de “El conjuro”, que nos había
esperanzado mucho por el estreno de esta secuela. Hay aspectos argumentales
ridículos y hasta risibles, pero esta cualidad más “grasa” del film en comparación
con los anteriores de Wan no lo hace malo, sino disfrutable en otro sentido
(uno mucho más intrascendente, por supuesto). 5 Aires.
-“Blue Jasmine”:
una vez más, un film de Woody Allen es un sorprendente éxito en la cartelera
porteña. Y una vez más se dice que es “su mejor película en muchos años”.
Admitamos que esta comedia dramática es más centrada y empática que lo que han
sido otros de sus films recientes, y que todo lo dicho sobre su protagonista
Cate Blanchett es verdad: se merecía el Oscar, el premio Nobel y cualquier cosa
que se nos ocurra por hacer de esta frívola pero débil mujer que debe comenzar
de nuevo en la vida intentando sobrellevar la decepción de que su esposo fuera
un estafador. Como siempre en Allen, el final es de lo mejor. 8 Aires.
-“Riddick”: nunca
había visto “Pitch black” ni su secuela “La batalla de Riddick”, films de
acción/fantasía/ciencia ficción que comenzaron a hacer de Vin Diesel una
estrella antes de la saga “Rápido y furioso”. Ahora que se estrenaba la tercera
me puse al día para poder verla en cine, y concuerdo con la opinión general: la
primera es un gran film de suspenso y la segunda es algo fallida. Pero la nueva
fue la sorpresa: Vin se muestra más carismático que nunca, y el comienzo son
unos 20 minutos a puro ascetismo sin diálogos que muestra cómo el protagonista
sobrevive solo en un paisaje inhóspito al mejor estilo “Náufrago” o “Wall-E”.
Luego el film se pone más “normal”, con el antihéroe yendo y viniendo entre
unos mercenarios que lo intentan atrapar y unas bestias autóctonas que masacran
todo a su paso, todo filmado con una sequedad y una precisión en el montaje que
hacen que la película sea una versión perfecta de lo que intenta ser. Y lo que
intenta ser es un entretenimiento muy digno: 9 Aires.
-“Capitán Phillips”: Paul Greengrass sigue con su estilo realista de cámara en mano,
realismo y tensión que tan buenos resultados artísticos le dio en “Domingo
sangriento” y “Vuelo 93” .
Nuevamente dirige una historia basada en hechos reales (la odisea reciente de
un barco abordado por piratas y el intento de rescate por parte de las
autoridades), y la película funciona tanto como las mencionadas, lo cual es
mucho. La novedad es que esta vez hay una superestrella como protagonista: Tom
Hanks. Se podría pensar que eso iría en contra de la sensación de realismo que
siempre busca este director, pero en la práctica su performance es de las menos
“ostensiblemente actuadas” que ha dado en su carrera, al punto tal que los
minutos finales sorprenden por la emoción genuina que generan (tal es así que
por esos minutos muchos consideramos que esta es la mejor actuación de Tom
Hanks en su vida). 9 Aires.
-“Adoro la fama”: Soffia Coppola sigue tan joven y personal como siempre; ahora filma
la historia real de un grupo de adolescentes que hace unos años se dedicó a
ingresar a las casas de famosos para robar alguna que otra ropa o joya y,
fundamentalmente, sentirse parte de la elite. Un tono bastante austero (casi
“realista”) cubre todo el film, y es una gran elección estética. Otra es la
dirección de actores, que busca resaltar la mezcla de inocencia y frivolidad de
estos personajes. Uno de ellos lo interpreta la ex Hermione de Harry Potter,
Emma Watson, que sobreactúa de la manera exacta que su personaje requiere y
confirma su buen futuro en el cine. 7 Aires.
-“Los elegidos”:
el director de los films de acción y fantasía “Legión” y “Priest” estrena ahora
algo un poco más recatado, serio y digno: una película de ¿ciencia ficción?
¿terror? ¿suspenso? Es básicamente un film de fantasmas en el que los fantasmas
parecen ser extraterrestres. Y es efectivo, en parte por la buena generación de
climas y el uso del sonido y en parte porque describe muy bien la
descomposición familiar que lleva a los protagonistas a ser víctimas de un
ataque sobrenatural. La siempre bienvenida Keri Russell y el resto del elenco
destilan la suficiente credibilidad como para que nos importe lo que les
sucede. 7 Aires.
-“Tiempo de caza”: una de esas duplas con las que los blockbusters habrían soñado hace
unos años, John Travolta y Robert DeNiro, se unen por primera vez. El argumento
es obvio y minimalista pero no por eso deja de ser atractivo: un veterano de
guerra que busca a un antiguo contrincante para vengarse de un hecho del pasado,
y el subsiguiente enfrentamiento solitario entre ellos en medio de la
naturaleza, aislados del resto del mundo. Con ese argumento, hace unos años el
western con Liam Neeson y Pierce Brosnan “Perseguidos por el pasado” logró
mucho pathos y mística, pero en el caso que nos ocupa la cosa es sólo lo
suficientemente entretenida como para mantener un poco de interés durante el
metraje y nada más. Aunque hay que decir que esta película recibió críticas
malísimas injustamente. 6 Aires.
-“Kick-ass 2”:
no había visto la mítica primera parte del 2010, así que la vi ahora para poder
ver la secuela en cine, y la verdad es que su mezcla de acción y desenfado me
encantó. Pero la continuación no es tan buena: si bien tiene el mismo universo
estético, humorístico y argumental que la primera, ya nada nos sorprende como
en la anterior, e incluso el viaje emocional de los protagonistas no es tan
intenso. Entre ambas, la joven Chloe Grace-Moretz se hizo cada vez más famosa,
con lo cual no es de extrañar que esta vez su personaje sea el que tenga el
arco argumental más interesante. A pesar de los reparos, es un film digno (que
muchos incluso encontraron mejor que la original), y tiene una gran escena de
acción en una autopista. 7 Aires.
-“Gravedad”:
junto con “The master”, el mejor estreno comercial del año en mi opinión. Un
film que había que ver sí o sí en cine (y, si es posible, en 3-D), por la
tensión y emoción que genera y su espectacularidad y belleza visual. Sandra
Bullock sorprendió a todos como una sufrida científica en el espacio que debe
hacer de todo para sobrevivir lluvias de escombros e infinidad de peligros. El
director Alfonso Gómez Cuarón y su director de fotografía Emanuel Lubezki vuelven
a entregarnos sus famosos planos secuencia (con tomas que llegan a durar 10 o
15 minutos), pero en verdad es la totalidad del film la que conspira para hacer
de este “thriller catástrofe” una experiencia brillante: sonido, montaje,
música. En su segunda mitad la película se pone bastante emocional, al punto de
haber movido el interior de este espectador al menos un par de veces. 10 Aires.
-“Rush: pasión y gloria”: mi primera película en cine de Ron Howard, director
de infinidad de films que todo el mundo vio en los últimos 30 años (de calidad
variable: “Splash”, “Una mente brillante”, “Llamarada”, “El Grinch”, “Apollo 13” , “El diario”, “Cocoon”, “El
código Da Vinci”, “Willow”). Y por suerte me tocó una buena para pantalla
grande: la historia de la rivalidad entre los automovilistas Nikki Lauda y
James Hunt, bien interpretados por Daniel Bruhl y Chris Hemsworth. Como es de
esperar, las escenas de carreras son adrenalínicas y tienen un uso de la
fotografía, el sonido y el montaje admirables. Pero también hay talento en la
descripción de los personajes y la época que les tocó: en esto Howard no parece
un director recatado sino un joven que quiere poner todo al asador con
desfachatez y garra. 8 Aires.
-“Corazón de león”: una de las grandes apuestas comerciales argentinas del 2013, de esta
comedia con Guillermo Francella y Julieta Díaz como una pareja que debe sobrellevar
el hecho de que él sufre una especie de enanismo podrían esperarse cientos de imprudencias
cinematográficas e ideológicas, pero la película sale bastante mejor parada de
lo que uno supondría de antemano. Los personajes de reparto casi no existen
(salvo quizás el hijo de Francella, interpretado por su hijo en la vida real),
pero Francella y Díaz sostienen el metraje con su carisma, y nunca hay una
innecesaria “defensa bienpensante y/o progresista” del protagonista. Es más, en
una escena el tipo deja de lado el humor y dice explícitamente que le molesta
“ser un enano”, y esa escena no tiene ninguna “solución” o “respuesta
tranquilizadora” de los otros personajes. No será una maravilla, pero es una
película hecha con al menos algo de respeto por el espectador, a diferencia de
lo que solían ser los “vehículos actorales” de Francella en la década del
noventa. 6 Aires.
-“El arte de la guerra”: mi primer film en cine de Wong Kar-Wai, el gran
clásico y moderno que nos dio, entre otras, “Chunking Express”, “Happy
together” e “In the mood for love”. La historia real de un maestro de artes
marciales chino y las idas y venidas con otros luchadores, entre ellos una
mujer con la que mantiene una rivalidad a lo largo de los años pero al mismo
tiempo una atracción amorosa nunca verbalizada. A pesar de que visualmente la
película es todo lo esplendorosa que uno esperaría, la verdad es que resultó un
poco más aburrida de lo deseado; sé que no fue una sensación mía porque a todos
los que conozco que la vieron les pasó lo mismo (quizás sí toca una fibra en
los expertos en la historia de las artes marciales, aspecto que se trata con
minucioso respeto). 7 Aires.
-“Metallica: through the never”: el director de “Kontroll” (que todavía no vi) y la
gran secuela “Depredadores” realizó ahora “el film de Metallica”, algo que a
simple vista parece una mezcla de “ficción surrealista al estilo The wall o
Moonwalker” y recital, pero en realidad es 100% ficción. Y a pesar de que las
partes de concierto son las que llevaron a gran parte del público al cine (si
vas a ver una película cuyo título incluye la palabra “Metallica”, es porque te
gusta la banda y esperás verla en pantalla), en verdad lo más interesante es el
segmento “no recital”, con un joven que le hace los mandados a la banda y se ve
envuelto en situaciones de violencia post-apocalíptica y surrealista. Allí la
fuerza primal de las imágenes (casi no hay diálogos) y el buen uso del 3-D
hacían de la experiencia algo muy saboreable (si uno está dispuesto a dejarse
llevar más por clima que por argumento). 7 Aires.
-“Un paraíso para los malditos”: a veces me parece que a Joaquín Furriel se le nota
el “esfuerzo por actuar bien”, y otras veces me parece que entrega la actuación
exacta que requiere el papel. Por suerte en este film sucede lo segundo: el
tipo es un recio que comienza un trabajo como sereno al mismo tiempo que
establece una relación con un enfermo mental del cual parece aprovecharse al
mismo tiempo que quererlo. La atención se la lleva el enfermo, interpretado por
Alejandro Urdapilleta en una de sus pocas apariciones en cine (y en el que fue
su último papel: gran despedida, realmente). El clima de cine negro está bien
logrado, y contar más sería contar demasiado. 7 Aires.
-“The iceman”:
basada en hechos reales, el ascendente Michael Shannon interpreta a un asesino a
sueldo que trabajaba para la mafia mientras le escondía su profesión a su
esposa e hijas durante toda su vida. Dado su argumento y su buen utilizado elenco
(que incluye un bienvenido regreso de Winona Ryder y una gran actuación de
Chris Evans), el film debería ser un poco más atrapante de lo que termina
siendo. 7 Aires.
-“Las brujas”:
después del derrape de “La chispa de la vida” (que aquí se estrenó después),
Alex de la Iglesia volvió al cine fantástico que marcó sus comienzos, sin dejar
de lado el humor. Todo comienza con una genial escena de robo, a partir de la
cual ya empezamos a querer al trío de ladrones protagonistas, sobre todo cuando
el hijo de uno de ellos está incluido en el hecho de manera tan campante. Y
cuando van a parar a una casona donde son apresados por un grupo de brujas
(liderado nada menos que por Carmen Maura), el disfrute sigue. Confieso una
debilidad por el humor español cuando ese habla tan particular viene dirigida
por tipos como De la Iglesia o Almodóvar. En su segmento final la película se
vuelca un poco de más a los efectos especiales, pero el balance es positivo.
Quizás no nos acordemos del film cuando hayan pasado varios meses, pero es un
rato muy entretenido. 7 Aires.
-“Carrie”: en
los papeles, esto se veía interesante: una nueva versión de la gran novela de angustia
y terror de Stephen King, con Chloe-Grace Moretz como la atormentada
protagonista y Julianne Moore como su dominante madre, y dirigida por Kimberly
Pierce (“Los muchachos no lloran”). En la práctica el film es una decepción en
todo sentido. No la comparemos con la anterior versión (del genio de Brian de
Palma), pero la verdad es que a la película le faltan dos cosas fundamentales
que la podrían hacer efectiva: identificación con los personajes y construcción
de tensión. Por supuesto, si uno la compara con el clásico de De Palma, es más
decepcionante todavía: cada cosa en que el nuevo film se diferencia del viejo
es una mala elección (en general nacida del afán de “aggiornar detalles para
atraer a los jóvenes de hoy”, por ejemplo haciendo que una de las humillaciones
que sufre la protagonista sea que la filmen con celulares cuando llora por
tener su menstruación). 4 Aires.
-“Thor: un mundo oscuro”: mucha gente criticó la primera “Thor”, que para mí
era una perfecta aventura que recordaba mucho a “Superman” por su humor, sus
escenas en espacios abiertos, el honor de su protagonista, el romance con la
“chica humana” y la estructura de “pez fuera del agua”. Con la secuela volví a
tener diferencias con la crítica en general: a todos les pareció mejor que la
anterior, pero para mí es un gran paso en falso, al punto de ser la segunda
peor película de la saga “Los Vengadores” (la peor sería el Hulk con Edward
Norton). El villano no logra ser interesante, y la historia va de aquí para
allá sin llegar a atraparnos demasiado; sólo se disfruta mucho, cuándo no, a
Kat Dennings en su papel de comic-relief y a Tom Hiddleston como el engañoso
Loki (el mejor personaje de esta saga, ya que, además de carismático, es
alguien cuyas intenciones nunca podemos estar seguros de conocer con certeza).
6 Aires.
-“Escape imposible”: a pesar de que Arnold Schwarzenegger había aparecido en la saga de
Sylvester Stallone “Los indestructibles”, eso solo era un cameo (y además esa
saga estaba llena de estrellas de acción de los ochentas), con lo cual hasta
ahora no existía una “película posta protagonizada por una dupla
Stallone-Schwarzenegger”. Bueno, finalmente existió, aunque no tuvo tanta
promoción como la que habría tenido hace 20 años. Lo sorprendente es que es
sobria: no pone énfasis en el aspecto “encuentro entre dos leyendas de la
acción yanki”, sino que transcurre con normalidad como si los intérpretes no
fueran una dupla mítica. Lo decepcionante es que no tiene nada de especial,
nada por lo cual podamos acordarnos de ella media hora después de haberla
visto. 5 Aires.
-“El quinto poder”: Benedict Cumberbatch (el nuevo Sherlock Holmes, que está apareciendo
en todos lados en cine) hace de Julian Assange en esta biopic que se centra,
por supuesto, en Wikileaks. Sumado a ese protagónico tenemos a Daniel Bruhl
como un antiguo socio que pasó a ser casi un enemigo por sentirse defraudado...
lo cual recuerda, naturalmente, a “Red social”. Pero eso no molesta, y de hecho
solo nos damos cuenta de esa similitud cuando la película ya terminó. Lo que sí
se nota durante el film es una supuesta “amplitud” que quiere cubrir todas las
posiciones sin tomar partido y un intento por hacer que la cosa se vea
“visualmente interesante” en diversos momentos para que no parezca puro
diálogo. Y eso es quizás lo que más se resiente, ya que en este caso el
argumento por sí solo debería generar interés sin necesidad de recurrir a
floreos... si la cosa está bien narrada, naturalmente. Y de alguna manera lo
está, pero es raro que el resultado no sea más apasionante. Punto a favor:
hacia el final el protagonista se queja de que la película sobre su historia
que se está filmando (o sea, el film que estamos viendo) seguramente incurrirá en
falsedades, y urge al público a que busque la verdad por su cuenta. 5 Aires.
-“Diana, la princesa del pueblo”: finalmente se hizo “el film sobre Lady Di” y es
bastante menos épico y más personal de lo esperado. El motivo: la película no
cuenta toda su vida, sino que se centra en la historia de amor que ella vivió
con un médico pakistaní meses antes de su muerte. Hay humor y algo de realismo
en la manera en que se muestra la vida cotidiana de ella, que incluye sus
tratos con la prensa y sus intentos (fallidos) de que la guardia real no se
entere de sus relaciones. Y no importa que la caracterización de Diana sea
bastante distinta de lo que uno recuerda: Naomi Watts y Naveen Andrews logran
generar empatía en sus roles protagónicos. 7 Aires.
-“Una segunda oportunidad”: a Julia Louis-Dreyfuss solo la vi en las series
“Seinfeld” y “Arrested development”, lo cual debería ser suficiente para ser su
fan, pero tengo entendido que hay otros proyectos en donde mostró más talento
todavía. Por suerte sí vi este film, una comedia donde ella y James Gandolfini
(que filmó esta película poco antes de morir) despliegan todo su encanto como
dos personas maduras que comienzan una relación minada por el hecho de que ella
conoce a la ex-esposa de él. No hay suficientes elogios para el carisma que
despliegan ambos: entre los dos se comen la película, que por otra parte no
intenta ser exageradamente graciosa ni insoportablemente tierna; está en su
punto justo. 8 Aires.
-“El mayordomo”:
como en sus dos films anteriores (“Preciosa” y “The paperboy”), el director
incluye su propio nombre en el título (“Lee Daniel’s The butler”), aunque esta
vez parece haber muy poca personalidad en el metraje. Lo cual implica un
desperdicio del gran Forest Whitaker como protagonista, quien aquí hace de un
mayordomo negro que sirvió a una multitud de presidentes de Estados Unidos
desde mediados del siglo XX. La supuestamente interesante idea (contar la
historia de cómo los afroamericanos fueron tratados por la sociedad y el
gobierno yankis a través del tiempo) no termina de enganchar, pues todo se
siente como una sucesión de escenas en vez de como una narración homogénea. Del
impresionante elenco (Robin Williams como Eisenhower, John Cusack como Nixon,
James Mardsen como Kennedy, Jane Fonda como Nancy Reagan, Alan Rickman como
Ronald Reagan, Liev Schreiber como Lyndon B. Johnson), sólo se destaca Oprah
Winfrey en su regreso al cine como la esposa del protagonista. 5 Aires.
-“La sospecha”:
el canadiense Denis Villeneuve (director de la versión cinematográfica de la
aclamada obra “Incendies”) pasó a Hollywood con esta mezcla de drama y thriller
sobre la búsqueda de dos niños desaparecidos. Hugh Jackman es el padre de
familia que secuestra a un sospechoso porque está convencido de su
culpabilidad; Jake Gyllenhaal es el policía que trata de resolver el caso. Lo
más curioso de la película es que hacia la mitad el protagonismo pasa de uno al
otro. Algunos actores están desperdiciados (Maria Bello, Viola Davis), pero casi
ni nos percatamos, porque la ambición del film se vuelve cada vez más épica en
el buen sentido, llegando a durar dos horas y media y ofrecer una buena dosis
de tensión. El final en sí es para aplaudir, sugerente pero no explícito. 8
Aires.
-“El abogado del crimen”: en los últimos años, cada nuevo film de Ridley Scott
resultaba “su mejor película en muchos años”, no por brillante sino porque su
etapa previa había sido bastante regular (ejemplos: “Hasta el límite”,
“Gladiador”, “Hannibal” o “La caída del Halcón Negro”). Pero ahora el tipo
entregó lo que considero, sin necesidad de comparar con nada, una cuasi obra
maestra. “El abogado del crimen” fue maltratada por la crítica, que consideró
que el guión del novelista Cormac McCarthy (“The road”, “No country for old
men”) era, precisamente, demasiado literario, y que “nadie habla así en la vida
real”. Ah, y que además la historia no va para ningún lado. Qué quieren que les
diga, para mí esa irrealidad le calza perfecto a la película, que, justamente,
es más un film de atmósfera, ambicioso y cínico, y no tanto una simple y lineal
historia de “abogado que se enreda en negocios sucios y debe hacer lo posible
por salir”. Ah, y también estoy en desacuerdo con los que critican la
performance de Cameron Díaz: su desquiciada frialdad es perfecta para lo que el
film propone. 8 Aires.
-“Machete kills”: hace unos años, Robert Rodríguez había expandido a largometraje su
“falso trailer” de una figura recia y heroica, “Machete”, que le daba la
posibilidad de lucirse como nunca a Danny Trejo. El resultado era menos
delirante y un poco más serio de lo esperado, pero no por eso poco interesante.
De hecho, la secuela, que es bastante más alocada y lúdica, termina siendo en
la práctica poco disfrutable, ya que el “todo vale” redunda en un desinterés
casi constante. Sí, varios famosos se divierten (Charlie Sheen, Mel Gibson,
Sofía Vergara, Cuba Gooding Jr, Lady Gaga, Antonio Banderas), pero el
co-protagonista, Damian Bechir, está totalmente desdibujado, y su ir y venir
entre el lado bueno y el lado malo es bastante más arbitrario de lo que incluso
un film tan loco como este debería permitirse. 4 Aires
-“En llamas”:
quién sabe por qué, pero, a pesar de que esta secuela de “Los juegos del
hambre” mantiene una continuidad estilística y de espíritu con su antecesora,
es bastante más disfrutable e interesante. Y eso que su primer tercio no
funciona para nada bien y se siente como una sucesión de escenas mal hiladas.
Pero luego el juego en sí (es decir, la aventura) y la incorporación de contrincantes
como Amanda Plummer, Jena Malone y Jeffrey Wright dotan de vida al film, y el
final, si bien llega de súbito, corta donde tiene que cortar de manera
perfecta. 6 Aires.
-“Lluvia de hamburguesas 2: la venganza de las sobras”: lástima que esta secuela de aquella sorpresa del
2009 no estuviera dirigida por los mismos realizadores (quienes también
hicieron las buenísimas “La gran aventura: Lego” y “Comando especial”). Porque,
si bien es disfrutable, es una continuación bastante convencional. Por suerte,
la mezcla de humor y aventura sigue estando, junto con esa animación tan
estilizada que caracterizó a la original. 6 Aires.
-“Kon-Tiki: un viaje fantástico”: en 1947, un explorador noruego armó una balsa para
hacer un viaje antropológico entre Sudamérica y la Polinesia. El reducido
equipo que lo acompañaba incluía un camarógrafo, y el resultado de la filmación
ganó el Oscar a mejor documental en 1951. Ahora una dupla de noruegos filmó la
“versión cinematográfica oficial”, es decir, la peli de ficción, de este hecho.
Y, como sucedía con muchos films en la década del 30, se filmaron dos
versiones: una en noruego y otra en inglés (no hubo doblaje, sino que al mismo
tiempo se filmaron dos versiones que intentaron ser iguales). Lamentablemente
en Argentina se estrenó la hablada en inglés, que resulta “antropológicamente
menos realista”, pero de cualquier manera valía mucho la pena ver esta aventura
en pantalla grande. Cine primal, aventuras en altamar. 8 Aires.
-“Omisión”: le
tenía confianza a este thriller argentino con un argumento similar a “I
confess” de Alfred Hitchcock. Pero bueno, sin desmerecer, el director no es
Hitchcock, y más importante, Gonzalo Heredia no es Montgomery Clift. Y el
villano de Carlos Belloso y la policía de Eleonora Wexler no alcanzan para
levantar la puntería. La película es corta y nunca llega a despertar el interés
pretendido, aunque es respetable el intento de hacer un thriller industrial. 4
Aires.
-“Paranoia”:
una de las peores decepciones del año. No porque alguien esperara algo
grandioso de este thriller, pero nadie creía que iba a ser tan increíblemente
aburrida. Y encima con dos leyendas como Harrison Ford y Gary Oldman secundando
al protagonista... Pero claro, es precisamente el actor principal el que atenta
contra el resultado, ya que Liam Hemsworth (básicamente, el hermano de Thor)
parece tener cero carisma y se lleva todo el film abajo. 3 Aires.
-“Cuestión de tiempo”: Richard Curtis, guionistas de varios clásicos
modernos de la comedia romántica (“Cuatro bodas y un funeral”, “Un lugar
llamado Notting Hill”, “El diario de Bridget Jones” y “Realmente amor”, que
también dirigió) estrena su tercera película como realizador, una comedia con
romance pero también con bastante de drama. Y cómo no va a ser así si su tema
es el tiempo: cómo aprovecharlo, cómo intentar volver atrás, cómo apreciar cada
momento. Sí, todo suena muy cursi, y la película lo es, pero lleva ese peso con
orgullo. Su protagonista Denholm Gleeson (un joven que puede viajar al pasado
para cambiar eventos importantes de su vida) me parece por ahora un típico “joven
canchero que quiere ser un ganador haciendo de cuasi-loser”, así que espero que
en un futuro me caiga mejor. 6 Aires.
-“Este es el fin”: la única de las dos “comedias del 2013 sobre el fin del mundo” en
estrenarse en Argentina (la otra, “The world’s end”, fue directo a video). En
esta, varios integrantes de la “nueva comedia americana” (Seth Rogen, James
Franco, Jay Baruchel, Jonah Hill) hacen de sí mismos y muestran una mezcla de
hermandad, superficialidad, cobardía y procacidad supuestamente “realista”
(humanidad, bah) que es el gran gancho de la película. Eso podría molestarme:
el valor debería ser que el humor sea bueno, no que los personajes hagan de sí
mismos, aunque siempre sea ese factor, junto con la multitudes de cameos, lo
que atraiga a gran parte del público. Por suerte, en la práctica el humor no se
apoya sólo en el hecho del conocimiento previo que tengamos de sus
personalidades, y además el film realmente desarrolla una relación interesante
entre los dos personajes principales en vez de ser sólo una sucesión de escenas
humorísticas. Hay mucho delirio, lo cual está bien durante gran parte del
metraje pero no en un final musical que parece decirle al espectador “esta
parte no tiene relación con lo previo pero no importa, jodete”. 7 Aires.
-“En el camino”:
finalmente llegó al cine la adaptación de la supuestamente infilmable mítica
novela “beat” de Jack Kerouac. El director Walter Salles (“Estación central”,
“Diarios de motocicleta”) quiso hacer algo fiel al espíritu del original,
aspecto que no puedo juzgar porque no la leí, pero aplaudo que su ambición
intente aunar esa intención y al mismo tiempo las ganas de hacer algo que “se
sienta como una película” y no como una obvia adaptación de escenas de un
libro. No tiene sentido quejarse por la naturaleza trotamundos “sin conflicto
único particular” del film, ya que esa es la idea; a lo sumo podría decir que
es, esperablemente, un film que aburre por momentos, pero se sostiene
principalmente por la fuerza de su personaje más famoso (no el narrador, sino
el problemático Dean Moriarty), sorprendentemente bien interpretado por Garret
Hedlund, el antes galancito heroico de “Tron: el legado”. 7 Aires.
-“Pequeñas diferencias”: a los habitués del Bafici, este film nos recordó a
la brillante “Yuki y Nina”. Sin llegar a esas alturas, esta película centrada
en la visión del mundo de una niña es todo lo gentil que podría pedir el gran
público, pero no por eso es tonta o malamente cursi y/o melodramática. La
puesta en escena es relativamente imaginativa (por momentos me recordó a la
novela “Le petit Nicolas”), y la trama también le presta atención a los
conflictos de los adultos. Hay un detalle argumental polémico, que en mi caso
acepté totalmente (y, por supuesto, no develeré aquí). 7 Aires.
-“El hobbit: la desolación de Smaug”: la secuela de “El hobbit: un viaje inesperado” es
mejor y peor que aquella al mismo tiempo. Es mejor porque no parece haber
escenas innecesariamente extendidas, y el humor infantil de los enanos ha
disminuido bastante, con lo cual todo parece un poco menos “innecesariamente
infantil”. Es peor porque parece no haber una unidad, un “conflicto personal a
superar por parte del protagonista”, que sí tenía la anterior, por más que,
como esta, forme parte de una historia mayor. Incluso si eso no hubiera estado
pero las situaciones argumentales sí hubiesen tenido algún tipo de cierre (como
también ocurría en el capítulo del medio de la saga “El señor de los anillos”),
el film daría más la sensación de completitud. Tal como está, el final con
cliffhanger es bueno pero no es lo que yo considero artísticamente ideal para
una película. Ah, sorprende Evangeline Lily (la Kate de “Lost”) haciendo de una
elfa cuyo entendimiento/romance platónico con uno de los enanos, a diferencia
de lo que opinó gran parte de la crítica, no me pareció para nada traído de los
pelos. 6 Aires.
-“Ritual sangriento”: remake del film español “Somos lo que hay”, este film de terror
psicológico me aburrió bastante. La trama da para mucho, y la verdad es que los
protagonistas tienen rostros interesantísimos para una película de este género,
pero en la práctica los personajes no terminan de generar interés ni simpatía.
Además, el argumento hace que lo que va sucediendo no sorprenda nunca, pues
todo es tal cual lo imaginamos desde un principio. 4 Aires.
-“La chispa de la vida”: quién sabe por qué, este film de Alex de la Iglesia
con dos años de retraso finalmente se estrenó en Argentina (¿por el éxito de
“Las brujas”? No creo que haya tenido tanto éxito). Por mí la hubieran dejado
en el cajón, pues me pareció tan decepcionante como dijo gran parte de la
crítica. José Mota es un padre de familia con muy mala suerte, no sólo porque
está en busca de trabajo, sino porque un peculiar accidente lo deja tumbado con
una viga incrustada en la cabeza de manera que parece que moverlo causaría su
muerte. Comprensiblemente se convierte en la atracción de los medios, y ese es
el aspecto que más le importa a la película. Lo cual está muy bien, pero al
mismo tiempo hay una cuota de seriedad que no cuaja con lo satírico de la
película. Esto se vuelve muy patente en el final, que parece tirar por la borda
el espíritu del film que acabamos de ver. 4 Aires.