Sunday, January 06, 2008

Los estrenos comerciales de cine del 2007 que yo vi (qué título largo, che)

El título lo dice todo, supongo. Aclaración 1: estas breves reseñas fueron escritas sin pretensión de "estilo", más bien como "escritura para los amigos". Aclaración 2: no cuento ningún secreto importante que les arruine los films si no los vieron. Aclaración 3: generalmente veo en cine las películas que presupongo que luego me arrepentiría de no haber visto en pantalla grande si las llego a ver en DVD o cable. O sea que hay mucho blockbuster hollywoodense en este resumen, pero, como en todos los años, hubo blockbusters buenos y malos. Y muchas las vi gratis por una credencial mágica que me prestó un amigo a quien mantendremos en respetuoso anonimato, así que no se sorprendan por la cantidad (75).

-“Be with me”: a pesar de que se estrenó pasada mitad de año, yo la ubico al principio porque ése fue mi orden cronológico, ya que la vi en el Festival de Cine de Buenos Aires del 2006 y entonces es el primer estreno del 2007 que yo haya visto alguna vez. Una mezcla de historias, y para describirla citaré mis propias palabras de hace dos años. Por un lado, se cuenta la relación amorosa de dos amigas (gran parte de este segmento es mudo y está constituido por los mensajes de texto que se mandan las protagonistas). Por otro lado, la historia de un guardia de seguridad gordinflón que se enamora. En tercer lugar, un señor mayor que parece abatido y sin ningún interés por la vida. Nada fuera de lo común hasta ahora. El cuarto componente del film era la historia de una vieja ciega y sorda, que, extrañamente, está basada en una historia real: la mujer que vemos en pantalla se interpreta a sí misma. Y parte de este segmento es básicamente documental: en pantalla se lee la biografía que ella escribió mientras se ven escenas de su vida. No es raro que exista un documental así, lo raro es la mezcla de historias ficticias y documental del film. Al final, por supuesto, las historias se unen. No es ni por lejos la obra maestra que muchos decían, pero alcanza los 6 Aires.

-“El laberinto del fauno”: en medio de sus incursiones hollywoodenses, Guillermo del Toro vuelve al cine en castellano y entrega una obra con un estilo similar al de “El espinazo del diablo”. Y ésta también trata sobre cómo los niños se defienden del mundo de los adultos en tiempos de guerra. La imaginación del mexicano sigue dando buenos frutos, quizás hay más truculencia de la debida, pero se perdona fácilmente por lo llevadero del relato (un “horroroso cuento de hadas”), y hay que decir que el film tiene uno de los momentos más terroríficos del año. Ese monstruo sin ojos… brrr. 8 Aires.

-“Eragon”: a partir de “El señor de los anillos” se pusieron de moda las películas ambientadas en mundos de fantasía, con hechiceros, dragones, profecías y etcéteras. A veces las cosas salen medianamente aceptables, como en “Las crónicas de Narnia”, y a veces sale una mezcolanza espantosa, como aquí. El protagonista de “Eragon” no tiene carisma, la historia no atrapa, los actores prestigiosos (John Malkovich, Robert Carlyle, Jeremy Irons) no logran aportar mucho, y está Djimon Hounsu, que, como tantas otras veces, parece un decorado de Hollywood para mostrar que ponen actores negros en roles importantes. Lo único bueno son los efectos especiales, que, sorprendentemente, no parecen tan evidentemente digitales como en algunas partes de “La crónica de Narnia”. Pero, como ya se dijo, eso no alcanza: 4 Aires.

-“El grito 2”: ésta es la continuación de una remake yanqui de una de terror oriental, y forman un raro caso en el que todas están dirigidas por un mismo realizador. La anterior estaba a la altura del original, pero esta segunda parte decae bastante, aún sin llegar a ser mala. Sigue el molde de las otras: varias historias se alternan sin que el espectador entienda la relación espaciotemporal entre ellas, y en todas aparecen fantasmas y también una violencia ejercida entre seres humanos. A diferencia de la primera parte, en esta secuela los elementos parecen estar dispuestos para cumplir con los lugares comunes de este grupo de películas que forman el género del J-horror. 5 Aires.

-“Babel”: después de “Amores perros” (que todavía no vi), Alejandro González Iñárritu pasó a Hollywood con “21 gramos”, que repetía la estructura de “entrecruzamiento de varias historias, idas y venidas en el tiempo”. Ahora hace lo mismo por tercera vez, pero sus films son cada vez peores: “Babel” es, lisa y llanamente, una porquería enaltecida. Enaltecida por la crítica, lamentablemente, que ve aquí una descripción global de la incomunicación humana. Sí, pero parece que no vieron un film hecho para ganar premios internacionales, sin verdadera preocupación por los personajes y con un enorme mal gusto. La música de Gustavo Santaolalla es buena para escucharse por separado, pero en el contexto del film sólo agrega más solemnidad y aires pretenciosos. 3 Aires.

-“Deja vu”: volvió Tony Scott, un director que casi nunca se aparta de las películas de acción (“El último boy scout”, “Escape salvaje”, “Enemigo público”, “Hombre en llamas”) y que muchas veces logra hacerlas más interesantes que la media. Como aquí, por ejemplo. “Deja vu” es puro placer pochoclero, pero no placer culposo, porque no hay nada de qué avergonzarse si uno disfruta este film. Denzel Washington vuelve a poner su cara de policía honesto, lo secunda un bienvenido Val Kilmer, y la trama detectivesca se mezcla con elementos de la ciencia ficción. Como en todas las grandes películas sobre la posibilidad de relacionarse con otras líneas temporales, algo melancólico sobrevuela todo el relato. Ah, el auto con “cámara para ver el pasado” incorporada es un hallazgo, y permite una de las persecuciones más originales de los últimos tiempos. 8 Aires.

-“Una noche en el museo”: sólo por tener una entrada gratis accedí a ver este film en cine. De todos modos, fue una grata sorpresa: a Ben Stiller le cae como anillo al dedo este papel de un guardia de museo que descubre que todo cobra vida a la noche. El film no aprovecha mucho esa premisa que promete asombro, ya que nos acostumbramos rápidamente y todo apunta más a hacernos reír que a maravillarnos. Y, dentro de sus intenciones de films “para toda la familia pero principalmente para un público infantil”, la película se deja ver. Si hasta Robin Williams entrega una performance no sólo “bancable” (lo cual ya es mucho) sino elogiable… 6 Aires.

-“El descanso”: una comedia romántica que parece ser una glorificación de las comedias románticas promedio. O sea, sin la brillantez de “La boda de mi mejor amigo” o “Un diván en Nueva York”, pero con actuaciones carismáticas y algún que otro toque ingenioso. Se podría esperar algo más de un cuarteto conformado por Kate Winslet, Cameron Díaz, Jack Black y Jude Law, pero los queremos y los aceptamos igual (sobre todo a Winslet y Díaz). Algunos personajes relacionados con el mundo del cine parecen ser una excusa para que la directora despliegue ironías al respecto, pero esos momentos no son especialmente ingeniosos (de hecho, hacen que la película parezca decir “mírenme, soy inteligente”, cuando la inteligencia debería estar más en el guión y en el desarrollo de las relaciones entre los personajes). La Asociación Ponedora de Aires se debate entre el 5 y el 6; hoy estamos generosos y le ponemos 6 Aires.

-“Hollywoodland”: lamentablemente estaba muy cansado cuando vi este film, así que cabeceé algunas veces (pero por suerte fue otra de las entradas gratis que obtuve, así que mi bolsillo no lo lamenta). Aún así, creo que si el relato hubiese sido más apasionante, yo lo habría seguido con total atención. Es cierto que Ben Affleck entrega una buena actuación (raro, ¿no?) como el tipo que hacía de Superman en los viejos seriales, y también hay que agradecer que la investigación que Adrian Brody hace del crimen de ese actor no está resuelta de manera “explícita para bobos”, como suele hacer Hollywood. Pero repito que el film era pesado de ver, y eso deja como resultado 5 Aires.

-“Apocalypto”: luego de un film sobre Cristo hablado en arameo, el nuevo capricho directorial de Mel Gibson es un film sin estrellas hablado en maya. La sorpresa es que esta película resulta ser todo lo apasionante y grandiosa que no fue la anterior. Las dos horas y cuarto se pasan volando, mientras presenciamos la clásica odisea de un hombre común (digamos, un “ordinary maya”) que debe salvar su vida y la de su familia del asedio de los poderosos. Un cine físico y violento como hacía mucho que no se veía. Y era para ver en pantalla grande. 9 Aires.

-“Cartas desde Iwo Jima”: en pocos meses Clint Eastwood estrenó dos films sobre la batalla de Iwo Jima: “La conquista del honor” (que enfocaba la contienda y el después desde el lado yanqui) y “Cartas desde Iwo Jima”, un raro caso de conflicto bélico filmado por un norteamericano pero desde el punto de vista de los japoneses (incluso está hablada en japonés). Y el film alcanza la estatura y nobleza del general que interpreta Ken Watanabe. Violento, extenso y profundo (profundo de verdad, no como la falsa “Babel”), lo único que le puedo criticar es que las dos horas y veinte minutos se sienten. 9 Aires.

-“Soñadoras: Dreamgirls”: en el momento la disfruté, pero luego me rendí ante la evidencia de que esta película hace agua por muchos lados. La visión que ofrece de la cultura afroamericana en los Estados Unidos es bastante unidimensional, aunque se intente mostrar la diversidad de estilos que estos tipos fueron haciendo desde la década del 60… diversidad que no alcanza al rap, por supuesto. Y las canciones del film (o sea, las canciones creadas para el musical en que se basa el film) no son realmente grandes exponentes del rythm n’ blues o el soul. Si uno las compara con las verdaderas canciones que sonaban en esa época, éstas salen perdiendo. Admitamos que Jennifer Hudson canta muy bien, y que Beyoncé es muy linda. Y nada más. Ah, sí, Eddie Murphy hace una (buena) actuación atípica para su carrera. 4 Aires.

-“Diamante de sangre”: acá hay otra que se suponía que podía ser buenísima y terminó siendo un fiasco. Leonardo Di Caprio está bien como un “hombre recio/mercenario/al fin y al cabo, valiente y heroico” que podría ser la versión actual de un Robert Mitchum o un Clark Gable. Y Jennifer Connelly está hermosa como siempre, pero su papel no es muy creíble, y eso que ella siempre nos vende todo. Pero esta historia de violencia y tráfico de armas en Sierra Leona se apoya sólo en el carisma de sus protagonistas. A cada minuto alguien es acribillado (alguien “de fondo”, por supuesto, no los protagonistas), y la historia y los personajes siguen como si nada, como aceptando la normalidad de ese hecho. Más allá de eso, el film no llega a ser emocionante. 5 Aires.

-“Perfume: la historia de un asesino”: Tom Tykwer podría pertenecer a la categoría “director detestable por pretencioso” (recordemos “Corra, Lola, corre”, donde sólo había una idea y nada más). Y, en efecto, esta adaptación cinematográfica del clásico moderno “El perfume” tiene aspectos típicamente qualité que uno podría criticar a priori, además de una narración en off de John Hurt cuyo cinismo nos recuerda a la de “Dogville”. Sin embargo, todo funciona sorpresivamente bien, la narración es amena y atrapante, y la adaptación se hizo con imaginación y con criterios puramente cinematográficos (o sea, no se propusieron adaptar todo lo importante de la novela, sino que hicieron cambios donde quisieron). Claro que la sorpresa que llega cuando faltan pocos minutos para el final es algo que no todos aceptarán (yo sí, y muy gustoso). 7 Aires.

-“María Antonieta, la reina adolescente”: tres años después de “Perdidos en Tokyo”, Sofia Coppola vuelve a entregar una obra única. Es la historia de la famosa reina de Francia que fue decapitada, pero contada con una sensibilidad moderna y pop en vez de como un típico qualité. De todos modos, ese contraste entre historia antigua y visión moderna sólo sorprende al principio, porque enseguida uno se acostumbra (además, no sólo hay canciones pop, también hay música clásica). La niña Sofia logró su resultado: hacernos partícipe de esa mezcla de maravilla y posterior decepción de la reina. Y logró otro film bien personal. A muchos no les gustará, y yo no le daré 10, pero sí 8 Aires.

-“El buen pastor”: después de 13 años, Robert De Niro vuelve a dirigir una película, para la que se reservó un pequeño papel. La ambición del proyecto (contar la historia de la CIA desde el punto de vista de uno de sus protagonistas) no llegó a buen puerto: el film es laaaargo… e interesante, pero no lo suficientemente apasionante. Matt Damon hace lo que puede con el rol protagónico, y Angelina Jolie también zafa con su desdibujado papel. Sin embargo, a pesar de la extensa duración y el distanciamiento con los personajes, cuando termina la película uno siente que vio algo bueno. La Asociación Ponedora de Aires se debate entre el 5 y el 6; hoy estamos amarretes y le ponemos 5 Aires.

-“La reina”: la mítica Helen Mirren ganó finalmente el oscar por hacer de la reina Isabel y mostrarnos su escondida humanidad en la semana que siguió a la muerte de Lady Di, cuando todos esperaban que ella hiciese alguna declaración. La interacción con su familia, su vida cotidiana y su relación con Tony Blair son de lo más jugosas, aunque hay que decir que Blair queda muy bien parado (quizás es por eso que hay una escena donde ella le advierte que algún día él también se enfrentará al descontento de la población, para que veamos que los creadores del film eran conscientes de la situación actual). Otra rareza del inclasificable Stephen Frears (“Alta fidelidad”, “Relaciones peligrosas”, “Héroe accidental”, “Ropa limpia, negocios sucios”, “El secreto de Mary Reilly”). 7 Aires.

-“Más extraño que la ficción”: ésta se perfilaba como “la” comedia inteligente del año, como en otras ocasiones lo fueron “¿Quieres ser John Malkovich?”, “El ladrón de orquídeas” y “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Acá estaban Will Ferrell, Emma Thompson, Maggie Gyllenhaal y Dustin Hoffman, un cuarteto soñado para contar una de esas historias bizarras con protagonistas cuasifreaks pero muy queribles. El resultado no llega a las altas expectativas creadas de antemano, pero aún así logra ser un film disfrutable que uno no puede dejar de ver con una sonrisa en la cara. 7 Aires.

-“Ghost Rider, el vengador fantasma”: el director de “Daredevil” (que no era buena, pero tampoco una bazofia) vuelve a adaptar un comic a la pantalla grande, y esta vez las cosas salieron mucho peor. No hay prácticamente nada bueno en este film; a pesar de las ganas que le ponga Nicolas Cage, todo el asunto parece estar guionado y dirigido como una berretada, y no en el buen sentido. Hasta los efectos especiales son malos, y la película no puede disfrutarse como si uno fuera un chico, porque… bueno, porque eso sólo es posible con buenas películas, como “Superman” (por nombrar una vieja) o “Ratatouille” (por nombrar una que se estrenó este año). A esta truchada sin sentido le doy 3 Aires.

-“Crank, veneno en la sangre”: luego de la saga “El transportador”, sigue la buena racha del nuevo rey de los films de acción, Jason Statham (alguien con más carisma para hacer de rudo que, pongamos, un Stallone o un Schwarzenegger). Aquí hace de un asesino al que le inyectan una droga que lo mata si baja su ritmo cardíaco, con lo cual el tipo debe mantenerse siempre “up” si quiere encontrar a sus enemigos, y para mantenerse así usa los medios más insólitos, empezando por drogas, sexo y violencia. Más que las escenas de acción, lo que verdaderamente sorprende y se disfruta de esta película es su desfachatez e incorrección política, que la hacen muy necesaria. 8 Aires.

-“300”: hace tres años me quedé maravillado con Zack Snyder y su film “El amanecer de los muertos”, remake del clásico de terror de George Romero. Los proyectos futuros de Snyder serían esperados con ansias, y este año nos entregó esta adaptación de un comic de Frank Miller sobre la batalla de las Termópilas, donde 300 espartanos se enfrentaron a cientos de miles de persas. Acá estamos en presencia de un raro caso donde el director quizás haya querido glorificar el ejército y el nacionalismo pero su obra logró ser más que esa cuestionable intención. ¿Por qué? Porque logra mantener el espíritu cínico y exagerado de la historieta: todos los momentos y parlamentos que glorifican la valentía y el honor son tan exacerbados (y a veces con un timing tan humorístico) que es imposible no pensarlos con otro sentido más allá del literal. Ideologías aparte, los fans del comic veneraron la fidelidad del film a las imágenes de la historieta, pero, por supuesto, eso no es un valor en sí mismo; lo destacable es que haciendo eso el film resulta una experiencia estética asombrosa. 8 Aires.

-“El culto siniestro”: el film más extraño para la filmografía de Neil LaBute (director que se especializa en historias urbanas de tinte “independiente”, como “En compañía de los hombres”, “Tus amigos y vecinos” y “Nurse Betty”), esta remake de un clásico de culto del cine de terror de los 70s recibió muy malas críticas, pero creo que exageraron un poco. Para investigar un secuestro, Nicolas Cage se adentra en un pueblo donde la voz mandante la tienen las mujeres. Ese punto de partida deriva en una segunda mitad donde los personajes tienen comportamientos muy extraños, casi lisérgicos, y los sucesos nos hacen pensar que todo sucede en la cabeza del protagonista (véanlo a Cage correr por un bosque disfrazado de oso…). Quizás por ese delirio el film no tuvo éxito, pero es justo eso lo que lo salva del desinterés y lo eleva a los 4 Aires.

-“El número 23”: doce años después de “Batman eternamente”, Jim Carrey y el director Joel Schumacher se vuelven a juntar, esta vez para un proyecto más sombrío: es la historia de un tipo que empieza a ver el número 23 en todas partes. Con un planteo interesante, el film se pierde por su forzada estética dark. La trama es un poco tirada de los pelos, pero eso no importa, el verdadero problema es que nunca llega a atrapar demasiado. Y no le echen la culpa a Jim Carrey. 4 Aires.

-“La familia del futuro”: este producto Disney se estrenó sólo en copias dobladas al castellano, pero, una vez más, no me molestó, porque conseguí entrada gratis. Y el doblaje no sólo no era insoportable sino que hasta era imaginativo y daba lugar a carcajadas sinceras de parte del público adulto. Como siempre en los últimos años, los films de los estudios Disney vencen a los de Dreamworks, porque son los que tienen no sólo chistes sino una verdadera historia contada con corazón, imaginación y pasión por la narración. Esta disparatada aventura de ciencia ficción tiene grandes personajes (como el villano) y momentos brillantes. Y el ritmo de alguien que sabe cómo contar una historia. 9 Aires.

-“Crímenes oscuros”: a pesar de que se estrenó a fin de año la incluyo acá porque la vi antes, durante el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. Buena historia de fantasmas de Kiyoshi Kurosawa, con un policía investigando extraños crímenes y descubriéndose más involucrado de lo que debería. El director japonés sigue aunando talentosamente el terror de lo sobrenatural con la melancolía de lo cotidiano, y, por suerte, las cosas no están sobreexplicitadas en esta película. Aún así, no es ninguna obra maestra. 7 Aires.

-“Seduciendo a un extraño”: un thriller claramente malo. Lo único que la puede salvar es su posible consciencia de entretenimiento trash, pero ni aún así resulta todo lo entretenida que debería. Hale Berry está empeñada en saber quién mató a una vieja amiga, y para eso se infiltra en la empresa de Bruce Willis. Lamentablemente, Bruce Willis no está tanto tiempo en pantalla, y sí Berry, que es linda pero muchas veces sobreactúa mal, como aquí. Por suerte está Giovani Ribisi en una composición impecable como el amigo que la ayuda. Él se merece la poca gloria a la que pueda aspirar esta estupidez que sólo alcanza 4 Aires.

-“Arthur y los minimoys”: sí, suena infantil, y se estrenó doblada al castellano. Pero la dirigió Luc Besson, un francés que ha hecho algunas cosas ciertamente cuestionables (“El quinto elemento”, “Juana de Arco”) pero que siempre pone imaginación en lo que hace. Y acá volvió a la buena senda, porque esta aventurita que mezcla actores de carne y hueso y animación por computadora le salió redonda, uno de esos films que, como las buenas películas de Disney, pueden disfrutar tanto los chicos como los adultos. O al menos algunos adultos; varios rechazarán cualquier invitación a verla, pero yo aprecié el ritmo de la película, su estilo visual y el hecho de que el doblaje haya sido aceptable (aunque nos hayamos perdido las voces de Madonna, Robert de Niro, David Bowie, Harvey Keitel…). 7 Aires.

-“Las tortugas ninja”: sí, suena infantil, y se estrenó doblada al castellano (ya dije esto antes, ¿no?). Pero aún siendo un film de dibujos animados es menos infantil que las películas sobre estos personajes realizadas “con actores de carne y hueso” a comienzos de los 90s. Además yo era fanático de estos quelonios, y la animación permitía mostrar todo lo que los creadores quisieran. Una vez más, por culpa del doblaje nos perdimos de escuchar las voces de Laurence Fishburne, Patrick Stewart, Kevin Smith, Chris Evans y otros, pero la experiencia igual valió la pena. Una historia clásica de buenos y malos, aunque también se muestra que los buenos cometen errores teñidos por el egoísmo. Disfrutable, sin ser nada del otro mundo. 7 Aires.

-“Letra y música”: agradable comedia romántica (más comedia que romántica) sobre un ex astro de la música pop y su relación con una chica ajena al medio pero con talento para escribir canciones. Hugh Grant y Drew Barrymore son dos performers que pueden resultar irresistibles, lo único que necesitan es un buen guión. Eso está presente aquí, y tampoco faltan las esperables ironías sobre el mercado de la música. El conjunto logra un gran timing, la película llega a buen puerto y todos contentos, como suele suceder cuando una comedia romántica es buena. 8 Aires.

-“Sunshine, alerta solar”: como Spike Lee, Danny Boyle logra mejores resultados cuando dirige films “cuasihollywoodenses” que cuando hace sus films más independientes o personales (“Tumba al ras de la tierra”, “Trainspotting”, “Vidas sin reglas”). Eso sucedió con la gran “Exterminio” y vuelve a ocurrir con esta historia de ciencia ficción que tiene reminiscencias a “Alien”, “2001” y todo clásico del género “claustrofobia en el espacio” (su clima de desesperanza y terror recuerda sobre todo a la no tan lejana “Event Horizon”). Y como sucedía también en “Exterminio”, el elenco no tiene fisuras, desde el duro heroísmo de Chris Evans hasta el sufrido carisma de Cilian Murphy pasando por la sorpresiva aparición de Michelle Yeoh. Una aventura futurista que se vuelve terrorífica, y que apasiona gracias a un uso preciso del montaje, la fotografía y el sonido. Digna de ver en el cine. 8 Aires.

-“Paranoia”: otra de las sorpresas del año. Imaginen “La ventana indiscreta” pero ambientada en la hipertecnologizada época actual y con dos adolescentes como protagonistas en vez de James Stewart y Grace Kelly. No suena muy bien, pero la película tiene un ritmo muy adictivo y los protagonistas logran hacer todo creíble. De hecho, el pibe Shia LaBeouf se perfiló como la estrella joven del año gracias a este film. No es para tanto, pero tiene carisma. 7 Aires.

-“Los mensajeros”: los orientales hermanos Pang hicieron su primer hollywoodense, manteniendo las historias de fantasmas como su marca. El resultado no es todo lo bueno que uno podría pedir, es simplemente una modesta peliculita de terror que se deja ver pero que no es particularmente recomendable. 5 Aires.

-“El hombre araña 3”: una verdadera decepción. Las anteriores habían sido entretenidas y admirables, pero esta tercera parte parece haber sido realizada como un trámite, intentando meter todo lo que “se debía” meter por más que eso dañara la película como totalidad. El humor sigue siendo efectivo, pero: 1-Los efectos especiales, en vez de ser funcionales a la historia, se volvieron exhibicionistas y claramente falsos y feos, como en los peores momentos de la nueva trilogía de “Star Wars”. 2-Se le dedica mucho tiempo a uno de los villanos, con lo cual el otro recibe poco tiempo en pantalla para que su personaje se desarrolle. 3-En la segunda parte había un par de ocasiones en que al héroe se le salía la máscara al pelear, lo cual aportaba al dramatismo, pero en ésta sucede casi todo el tiempo, es decir, Tobey Maguire ya es una superestrella y eso hace que los productores deseen que su rostro esté en pantalla el mayor tiempo posible, aún en ocasiones donde no tiene ninguna justificación narrativa/dramática que el héroe pelee con la cara al descubierto. Todas estas críticas develan que es el film menos cuidado y menos personal de la saga, el más “hecho por encargo”. La salvedad: una secuencia en la que el héroe se vuelve “canchero” está filmada con un desparpajo y un humor freak propio del mejor Sam Raimi. Podría ser algo a celebrar, pero lamentablemente se nota tanto la diferencia entre esa parte y el resto del film que eso evidencia la poca homogeneidad que se logró. 4 Aires.

-“La antena”: siete años después de su mítico debut con “Picado fino”, Esteban Sapir vuelve con otro film experimental, en este caso una distopía sobre una sobre una sociedad donde no hay voces y los jerarcas de la televisión controlan todo. El film es mudo y en blanco y negro, y esas no son sus únicas rarezas, ya que la historia utiliza una variedad de recursos estilísticos y técnicos como no se veía desde hacía mucho (o quizás nunca) en el cine argentino. Lo que prima es la imaginación (y las arquetípicas sombras) del expresionismo alemán, lo cual es muy bienvenido, y el film se disfruta como un clásico cuento de hadas. 7 Aires.

-“El tiempo”: una de las películas de Kim Ki-duk que tuvieron un estreno en salas comerciales de por aquí, este bizarro drama me decepcionó un poquitín. Una mujer hipercelosa comete algunas locuras para convencerse del amor que le tiene su pareja. El director tiene imaginación, sí, pero su película no me “llegó” tanto. De todos modos, sigue siendo para destacar el hecho de que sus films se estrenen en Argentina. 7 Aires.

-“Zodíaco”: una de mis favoritas del año. Luego de “Pecados capitales”, el director David Fincher se había desbarrancado un poco con el supuesto ingenio de “Al filo de la muerte” y “El club de la pelea”, pero luego había vuelto al mejor cine (ese que no necesita sorpresas para ser bueno) con “La habitación del pánico”. Y aquí se supera: basada en hechos reales, “Zodíaco” cuenta la búsqueda de un asesino serial en la USA de los 70s, pero es más que nada un retrato de época, de personajes y de obsesiones. A partir de la música (con ese imaginativo uso del tema de Donovan “Hurdy gurdy man”), la fotografía, el vestuario, la dirección de actores y un ritmo perfecto, la película logra una sensación de veracidad o, lo que es lo mismo, un perfecto feeling setentista. El trío protagónico está impecable, sobresaliendo, cuándo no, Robert Downey Jr. 9 Aires, por no decir 10.

-“Mr. Brooks”: el regreso de Kevin Costner y el regreso de Demi Moore, juntos por primera vez en un producto atípico. Costner es el Mr. Brooks del título, un cuasiperfecto hombre de familia que es, en secreto, un asesino serial. Demi Moore es la policía obsesionada con encontrarlo, y William Hurt encarna a la mitad “malévola” del protagonista, esa parte oculta que lo insta a seguir matando porque sí. Sin llegar a ser un film fuera de serie, este thriller es muy interesante, sobre todo por su violencia seca (nada común en el Hollywood de hoy) y el final, bastante abierto, por cierto. 6 Aires.

-“Piratas del Caribe: en el fin del mundo”: la primera había sido realmente genial, la segunda un poco cansadora (y se había extendido hasta las dos horas y media), y este cierre llega a durar ¡casi tres horas! Sin embargo, increíblemente, se mantiene interesante durante todo su metraje, con algo (no todo) de la frescura que tenía aquella primera parte. Por supuesto, todo es enorme, no sólo la duración del film sino los escenarios, los extras, los efectos especiales y todos los etcéteras imaginables. Eso no siempre da un buen resultado, pero al menos no se fueron al tacho como con el cierre de la trilogía Matrix. 6 Aires.

-“El duelo”: una de acción oriental basada en hechos reales, humilde y ambiciosa al mismo tiempo. Jet Li hace de un mítico maestro de artes marciales de comienzos del siglo XX que alcanza la fama al mismo tiempo que sobrelleva tragedias personales y la mirada desaprovadora de los poderosos que no están de acuerdo con su manera de enseñar el deporte. De narración clásica, este film parece sucumbir por momentos ante la solemnidad de la historia real que narra, pero por suerte no se desbarranca, y nunca baja de unos aceptables 7 Aires.

-“The host”: otro milagroso estreno que corría peligro de pasar directo a video y DVDs, esta película oriental combina aspectos de diversos géneros para narrar la odisea de un hombre y su familia que están resueltos a rescatar a su hija de las fauces de un monstruo nacido y criado en las entrañas de un río radiactivo. Si bien el argumento parece ser el de un film de ciencia ficción y acción, la película también tiene mucho de drama, de comedia y de crítica a las instituciones de Seúl. Esa mezcla de géneros está tan bien hecha que se siente como algo natural, y la película se disfruta como el blockbuster hollywoodense más tradicional, aunque sin ninguna de sus idioteces. 9 Aires.

-“Exterminio 2”: decían que esta secuela era mejor que la original de Danny Boyle, pero eso resultó falso. De todos modos, sí valía la pena verla, sobre todo en cine, como sucede en general con los buenos films de zombies. Como en la primera, hay aquí alguna que otra aparición de actores ingleses famosos (como Robert Carlyle, que está bien aprovechado), mucha tensión y un par de escenas realmente imaginativas. 7 Aires.

-“Shrek Tercero”: esta saga ya llegó a cansar. Aclaro de entrada que ni siquiera la primera parte me había parecido tan brillante como a todo el mundo (sólo 7 Aires), ya que, si bien era uno de los mejores films animados de Dreamworks, no llegaba (como ninguno de ellos) a la brillantez y verdadero interés por la narración y los personajes que demuestran las películas de los estudios Disney y los estudios Pixar. En esta tercera parte de la historia del ogro bueno sigue habiendo chistes graciosos, pero eso nunca es suficiente para hacer una buena película, y encima no son tantos. Increíblemente, la crítica en general opinó lo mismo que yo. 5 Aires.

-“La maldición de la flor dorada”: desde hace unos años, el antes director “de qualité” Zhang Yimou viene haciendo films de artes marciales mezclados con un trasfondo de época: “Héroe”, “La casa de las dagas voladoras” y ahora “La maldición de la flor dorada”, la más ambiciosa en cuanto a estrellas, ya que cuenta con el protagónico de Chow Yun-Fat y Gong Li. Como en las anteriores, las escenas de acción tienen todo el brillo estético que uno pueda imaginar, sólo que esta vez no se trata tanto de artes marciales sino de batallas entre ejércitos. Y en cuanto al resto del film, se suplanta un poco el comentario político a favor de una historia telenovelesca, lo cual da como resultado un melodrama bien grasa, pero, como corresponde a muchos productos grasa, bastante disfrutable. De todos modos, no llega a ser gran cosa y se queda en 5 Aires.

-“Los 4 Fantásticos y Silver Surfer”: de las películas de superhéroes de los últimos años, “Los 4 Fantásticos” había sido la más liviana y menos ambiciosa. No tenía, por lo tanto, las solemnidades innecesarias de los peores momentos de la saga “Spider-Man” pero tampoco el rigor narrativo y estético de las dos “X-Men” dirigidas por el gran Bryan Singer. Con esta secuela sucede lo mismo, aunque es ligeramente mejor que la original. De hecho, hasta se hace un poco corta. Lo malo sigue siendo que no hay mucho más que escenas de acción y chistes, con lo cual se sigue sintiendo como un film más para chicos que “para todo tipo de público”. 6 Aires.

-“Ratatouille”: aún con el antecedente de “El gigante de hierro” y “Los Increíbles”, esta película de Brad Bird fue otra de las sorpresas del año. Es imposible no sentirse feliz al ver esta genialidad de los estudios Disney/Pixar. La crítica dijo que la rata que sueña con ser chef es uno de los personajes del año, pero no lo es menos su compañero humano, el mejor loser atolondrado que hemos visto en cine en mucho tiempo. El humor del film tiene un ritmo digno de las mejores screwball comedies, y en ciertos momentos hasta se ríe de la idea que los yanquis tienen formada de los franceses. El final expone una apreciación sobre la crítica a la que hay que prestar atención. Y, por supuesto, la animación es técnica y artísticamente increíble. 10 Aires, de lo mejor del año.

-“XXY”: uno de los estrenos argentinos más esperados del año fue el debut de la hija de Luis Puenzo, y maravilló a gran parte de la crítica con su historia de una chica/chico hermafrodita a quien la sociedad le pide, sin palabras, que elija con qué sexo encarará el resto de su vida. Si bien admito que el film tiene varios aciertos (empezando por las actuaciones de Inés Efrón, Martín Piroyanksi y Ricardo Darín, quien parece actuar siempre perfecto no importa el film en el que esté), la historia cae en el amarillismo cinematográfico en algunos momentos. Y la elogiada actuación de Valeria Bertuccelli no me pareció nada especial, aunque no sabría decir si es por ella o por cómo estaba desarrollado el personaje desde el guión mismo. 5 Aires.

-“El contrato”: en muchas ciudades de USA, esta película fue directo a DVD, y donde se estrenó, no tuvo buena crítica. Pero los responsables de eso están equivocados: este thriller de estructura típica y narración clásica es muy bueno. No hay sorpresas, pero el devenir de los personajes se sigue con interés por el buen ritmo de la propuesta (y su buen uso del montaje, los diálogos y los paisajes). John Cusack hace una excursión por los bosques con su hijo, y se encuentra al criminal Morgan Freeman escapando de la justicia. De ahí en adelante, suspenso y aventura al por mayor. 7 Aires.

-“Transformers”: ya sé que era de Michael Bay (“Armaggedon”, “Pearl Harbor”, “Bad boys”), pero la producía Steven Spielberg y la cola no se veía tan mala… Pero bueno, una vez más el señor Bay nos hizo perder el tiempo y el dinero desaprovechando actores, efectos especiales y premisas argumentales interesantes. En el encuentro entre el antihéroe humano y los robots de otro planeta hay cierto espíritu juguetón medianamente disfrutable (seguro que Spielberg metió mano ahí), pero, como siempre en Bay, la segunda mitad del film deriva en una glorificación de la milicia yanqui, una sucesión de escenas de acción filmadas sin ningún sentido del ritmo y la emoción, y el típico mix totalmente falso y errado de la música y la cámara lenta que quiere provocar solemnidad (¡!) en medio de explosiones. Encima a los robots les hicieron tantos detalles y curvas que uno no logra distinguir qué es una boca, qué es un ojo y qué es una nariz, por lo cual no se entiende nada en las peleas. 4 Aires.

-“Borat”: no la vi en cine, pero la vi, así que es un “estreno comercial del 2006 que vi” y, por lo tanto, entra en esta lista. Y menos mal que no pagué para verla en pantalla grande: es increíble que esta película haya recibido alguna buena crítica y que sea considerada por muchos como una de las mejores comedias de los últimos años. Es increíble porque es, sin temor a exagerar, la peor película del año. Si el protagonista y creador del personaje considera que logró una crítica a los Estados Unidos, debería ver más cine. Hay uno o dos momentos que dejan ver algo de la idiotez de Norteamérica, pero la mayor parte del film consiste en escenas donde el tipo no logra comunicarse con los habitantes de USA por diferencias lingüísticas y sociales, y eso de por sí no resulta profundo ni crítico (de hecho, sólo lo hace quedar como un verdadero idiota a él, ya que, a pesar de que pueda entenderse como una intención de mostrar a los yanquis según la visión de un outsider, el resultado es que sólo nos sorprendemos por la inadaptación social del tipo y la abundante escatología que brinda el film). Encima la promoción de la película destacaba el hecho de que los entrevistados no actúan, sino que realmente creían que estaban siendo entrevistados por un periodista de Kazajstán… lo cual es obviamente falso (quizás en algunos momentos sea cierto, pero hay muchísimas escenas en donde todos los diálogos están evidentemente guionados). Y si dejamos de lado los “análisis” e intentamos simplemente dejarnos llevar por el humor, nos encontramos con que los chistes no son graciosos. Por si fuera poco, esta bazofia se hace larguísima aún cuando dura sólo ¡una hora y cuarto! El peor insulto a la inteligencia estrenado en mucho tiempo. 1 Aire.

-“Harry Potter y la Orden del Fénix”: tratando de retomar un poco la maestría visual de la tercera parte y el ritmo “alocadamente mágico” que Alfonso Gómez Cuarón logró en aquella entrega, esta quinta película sobre el niño mago llega a ser la mejor después de aquella. Es decir, hace un uso responsable de la fotografía, el montaje y los efectos especiales (sobre todo en algunas partes admirables, como una en donde los alumnos hacen un examen bajo la rigurosa mirada de una odiosa directora y un gigantesco reloj de péndulo). Sólo se desbarranca un poco al final, al definirse todo un poco a las apuradas después del climático enfrentamiento entre Potter y su enemigo. Y, por supuesto, las imágenes nunca llegan a lo más profundo del subconsciente, como sí lo hacían en cada maravilloso segundo de la película de Cuarón. 7 Aires.

-“Los Simpsons: la película”: todos pensábamos que había dos posibilidades: que la película fuese tan brillante como su larga espera nos hizo suponer o que fuese tan decepcionante como lo fueron para muchos las últimas temporadas de la serie. Para algunos sucedió lo segundo, pero yo la considero una de esas obras cuasibrillantes que no lo parecen a simple vista (ni siquiera para los más acérrimos fans). Para empezar, los creadores ampliaron el espectro del film para que no sea sólo comprensible por los conocedores de cada ínfimo personaje de la serie. No; esta película no es “para ghettos” sino que es mejor que eso. Además, lograron un buen equilibrio entre el cinismo y lo popular-infantil de la serie: la historia tiene un argumento que puede seguir bastante bien un público infantojuvenil (un argumento con un clásico devenir de antihéroe, a diferencia de esas bizarreadas que fueron las últimas temporadas de la serie), pero al mismo tiempo el film mantiene la ironía constante y la mirada crítica hacia USA que caracterizó al programa de TV. Por último, la película no es un “greatest hits” de escenas graciosas que debieron unirse con un argumento: dura una hora y media pero no son “tres episodios”, sino que es una gran historia, es decir, los creadores se preocuparon por hacer una verdadera película, y eso también se nota en el aprovechamiento de la pantalla ancha y en el cuidado por la “dirección de fotografía” (si se la puede llamar así en un film animado). 8 Aires.

-“Hairspray”: como “Ratatouille”, este film es alegría absoluta. Nadie daba dos pesos por la versión del musical basado en la película de John Waters (!) con John Travolta haciendo el travestido papel (!) que había hecho Divine en el original y dirigida por el (i)rresponsable realizador de “Más barato por docena 2”, “Una intrusa en la familia” y “Niñera a prueba de balas” (!). Sin embargo, esta película destila amor por la música, por sus personajes y por la vida. Travolta está sorprendentemente bien, y lo mismo puede decirse de Christopher Walken, Michelle Pfeiffer y las jóvenes Amanda Baynes y Nikki Blonsky, como la gordita protagonista que se lleva la vida por delante a puro optimismo. ¡Good morning, Baltimore…! 8 Aires.

-“Ahora son 13”: tercera parte de la saga “La gran estafa”, esta película es la más lograda de las tres, aunque debo decir que las otras dos no me parecían malas como a mucha gente. Pero ésta es la que mejor logra esa mezcla de “star celebrity”, humor rápido, música lounge, ligereza sin culpa y olor a Las Vegas. Aquí se agrega Al Pacino como el antagonista a ser derrotado, pero lo mejor siguen siendo los diálogos cruzados entre George Clooney y Brad Pitt y el estilo “nouvelle vague” de Steven Soderbergh (que también puede dirigir desastres, pero no es este caso). 7 Aires.

-“Duro de matar 4.0”: otra pequeña sorpresa, ya que todos esperaban un desastre (sobre todo si el director es el mismo de las dos “Inframundo”). Empieza un poquitín lento, sin ningún auspicio de que será una gran película, pero poco a poco se vuelve grandiosa desde su espíritu de blockbuster chatarra, a fuerza de escenas de acción filmadas con talento (“¡You just killed a helicopter with a car!”), un constante enfrentamiento entre lo analógico y lo digital y el regreso de un personaje querible y singular. En efecto, cuando yo creía recordar que el John McClane de Bruce Willis era como cualquier otro de sus antihéroes, ahí vino esta película a recordarme que no, que John McClane no es “cualquier” tipo. La Asociación Ponedora de Aires no acepta centésimos, así que los 7,50 que le pondría se transforman en 8 Aires.

-“Bourne: el ultimátum”: el director Paul Greengrass viene haciendo películas brillantes en los últimos años: las historias reales y contadas con nervio de “Domingo sangriento” y “Vuelo 93” y la acción a puro ritmo de “La supremacía de Bourne” son ahora continuadas por esta tercera parte de la saga protagonizada por Matt Damon. Que sigue estilística y argumentalmente a la anterior, y fue alabada por muchos críticos y espectadores como la mejor película de acción de la historia. Quizás sea exagerado, pero anda cerca; como en todo buen film, es el conjunto lo que vale, y esta película es una montaña rusa de adrenalina que además entrega las inevitables críticas a las agencias secretas de USA y actuaciones sin desperdicio de Damon, Joan Allen, David Strathaim y Julia Stiles. Y, por supuesto, fabulosas escenas de acción: considero que la de Damon persiguiendo a un asesino por los techos de Marruecos y la pelea con la que termina esa parte conforman una de las mejores escenas de acción jamás hechas. 9 Aires.

-“Alex Rider: operación Stormbreaker”: sólo porque me dieron una entrada gratis me acerqué al cine a ver esta película (¡doblada!) sobre un adolescente que debe meterse en un mundo de espionaje al mejor estilo James Bond. A pesar de tener algunos elementos atractivos (Mickey Rourke y Andy Serkis como villanos, Alicia Silverstone como la niñera del protagonista), esta aventurita no alcanza alturas recordables. Si bien los creadores dejan en claro que usan las características del género con algo de ironía y autoconciencia, no llegan a hacer algo que se separe demasiado de una película de acción infantil. De todos modos, seguro que en inglés era más entretenida. 5 Aires.

-“La señal”: otro de los más esperados estrenos argentinos del año. Eduardo Mignona se murió, y el protagonista Ricardo Darín tomó las riendas de la dirección del film, ayudado por Martín Hodara. Lo que tiene de bueno este film noir ambientado en 1952 es que no es una obra exhibicionista de sus logros técnicos: el feeling de época está muy bien logrado, pero no te lo refriegan por la cara. El énfasis está puesto en los personajes y la trama, y ahí, si bien Darín y sobre todo Diego Peretti están muy bien, debo decir que el argumento me hizo cabecear algunas veces. Es cierto, yo estaba cansado, pero el motivo principal es que este film sólo alcanza alturas de “desapasionada corrección” en vez de una grandeza a la que podría haber aspirado. 6 Aires.

-“Imperio”: si alguien pensaba que David Lynch se había zarpado (ya sea en el buen sentido o en el malo) con la casi incomprensible “Mullholland Drive: el camino de los sueños”, con este nuevo opus tienen todos los motivos para amarlo o detestarlo. Con una duración de tres horas, hay que decir que la primera hora avanza de manera “entendible”: con un argumento y personajes identificables (aunque con las infaltables bizarreadas de Lynch). Ya en el segundo tercio, la cosa se desbanda haciéndose totalmente incomprensible, y ahí no me sirvió de nada tratar de entender lo que veía, sino que me convino mejor dejarme llevar por lo que transmitía cada escena. Lynch es un artista de sensaciones, al fin y al cabo. Lo sorprendente es que al final parece retomar algo del hilo argumental. La última media hora se convierte en algo de los más intenso, terrorífico y catártico que se haya visto, aunque uno no entienda nada. Los que la vimos recordaremos particularmente una recurrencia: la habitación donde se desarrolla la sitcom protagonizada por conejos vestidos como humanos, un segmento que se repite y provoca terror por su extrañeza y por la manera en que está iluminado y musicalizado. Ah, ¡y en la canción final aparecen varias actrices de películas anteriores de David Lynch, como un regalito sorpresa! Haciendo la aclaración de que esta película será odiada por mucha gente, le doy 10 Aires.

-“Black book”: después del desbarranco de “El hombre sin sombra”, Paul Verhoeven se tomó seis años y volvió a su Holanda natal para esta historia ambientada a fines de la Segunda Guerra Mundial sobre una judía de la resistencia que se infiltra en la Gestapo para sobrevivir y colaborar con la caída del régimen. Por lo visto, el tipo volvió a hacer buenas películas; ésta fue celebrada por toda la crítica, y lo sorprendente para mí fue que era un film muy ameno, con diálogos y situaciones atractivos hasta para un público adolescente. De hecho, el feeling era el de una aventura de espionaje cuyos diálogos podría guionar un chico de 10 años, y no digo esto como crítica, sino para destacar que el film apunta más a las emociones del género de intriga que a la descripción de los horrores de la guerra (aunque hay escenas duras, obviamente). Highlight: una barra de chocolate que le salva la vida a la protagonista de una manera sorpresiva. 8 Aires.

-“El vidente”: el director Lee Tamahori confirma que su única gran película es la de James Bond “Otro día para morir”. En esta adaptación de un relato de Philip Dick (y van…), Nicolas Cage tiene la habilidad de ver distintos futuros posibles en cada situación en que se encuentra. Eso lo ayuda para conquistar a la bella Jessica Biel, pero también hace que agencias gubernamentales le pidan su colaboración para evitar actos de terrorismo. El problema con este film es que parece no empezar nunca, y de repente termina. Y encima termina con una vuelta de guión totalmente arbitraria con respecto a lo que se vio anteriormente. 5 Aires.

-“Perseguidos por el pasado”: Pierce Brosnan y Liam Neeson en un western de pasta clásica. Hasta pasada la mitad del film, esta historia de perseguidor y perseguido es brillante en todo sentido, recordándonos por qué los westerns pueden ser grandes películas. Incluso se aplaude la decisión de demorar la información de por qué esos dos personajes se odian. Pasada la mitad, la experiencia toma un inesperado giro onírico que decepcionó a muchos. En este caso, las alusiones y metáforas son más comprensibles que las de, pongamos, David Lynch, pero aún así algunos espectadores fiacosos no las entendieron y simplemente consideraron que la película “se fue a la mierda”. Incluso a muchos de los que sí entendieron ese segmento final tampoco les gustó esa derivación, pero a mí me encantó tanto como el resto del film. 8 Aires.

-“Invasores”: la cuarta versión del relato “The body snatchers”, una historia de aliens que invaden a los humanos haciéndose pasar por ellos. Esta película fue vilipendiada por la crítica, pero no es mala. Sí admito que tiene una mezcla de flashbacks y flashworwards que son molestos y estéticamente innecesarios, pero en general el devenir narrativo está bien llevado, y la química entre Daniel Craig y Nicole Kidman funciona. Hasta me sorprendió que Nicole, de quien podría esperarse una actuación fría y distante, muestra un verdadero carisma de “yo contra el que venga”. 6 Aires.

-“Resident Evil 3: la extinción”: la tercera parte de una saga inspirada en un videojuego cuya primera parte no se estrenó en Argentina. Milla Jojovich es la heroína ideal en un futuro desolado y poblado de zombies: una hermosa mujer de armas tomar que encima tiene habilidades especiales porque su ADN fue modificado genéticamente. Aquí hay una saludable aceptación de la marihuana como algo normal, unas aceptables escenas de acción y una trama que logra mantener el interés si aceptamos todo el tiempo que es un film con espíritu clase B. Pero tampoco crean que es nada uau. 6 Aires.

-“Matar o morir”: Clive Owen como un matón cínico y desencantado que debe proteger a un bebé que todos quieren matar, Monica Bellucci como su amante, Paul Giamatti como villano, una sucesión de imaginativas escenas de acción (una en caída libre en paracaídas, otra en medio de una relación sexual, otra con el bebé en brazos, etc). Todo hacía suponer que ésta sería una grandiosa e irreverente película de acción al estilo “Crank, veneno en la sangre”. Pero no. Es amena, sí, pero no pasional. Algo falló en esas muy planeadas escenas de acción, y algo definitivamente falló con los personajes, ya que Owen y Giamatti no están tan jugosos como uno esperaría. Y Monica Bellucci directamente actúa muy mal en esta película. 5 Aires.

-“Stardust: el secreto de la estrella”: un cuento de hadas sin el bombardeo mediático de “Las crónicas de Narnia” o “La brújula dorada”. Lástima que la estrenaron doblada, pero aún así se aprecia el amor por la historia y el cuidado por contar un relato con una lógica interna que no parezca arbitraria. Michelle Pfeiffer se da el lujo de hacer de villana decrépita y Robert DeNiro hace de un pirata travesti (y, contra lo esperado, su papel resulta creíble y querible). Hay humor negro y espíritu de aventura de matiné, lo cual no es poco. 6 Aires.

-“Halloween, el comienzo”: la “Noche de brujas” original de John Carpenter es uno de los clásicos del cine que todavía no vi. Pero por lo que sé, esta remake de Rob Zombie le hace justicia: no es lo que podría parecer de antemano (una típica película de terror moderna con jóvenes carilindos sin talento siendo perseguidos por un asesino con música rock metal de fondo), sino que es una película con un perfecto feeling setentista, dicho esto como el mayor de los elogios. Por una vez en tantos años, Malcolm McDowell está muy bien en el papel del psicólogo que hacía Donald Pleasence en la original, y los desconocidos del resto del reparto también cumplen dignamente. Y la película genera verdadero terror, no sólo por los crímenes del psicópata asesino sino por el clima tensionante que logra. Una pequeña joya que no tuvo toda la buena crítica que merecía. 9 Aires.

-“Supercool”: tres adolescentes hacen todo lo posible por conseguir alcohol para poder ganarse a sus mujeres soñadas en una típica fiesta que tendrá lugar por la noche. La odisea de cómo llegan a esa noche y lo que sucede esa noche en la fiesta son los núcleos centrales de esta comedia que inmediatamente pasó a ser considerado un film de culto. Y está justificado: las risas vienen de todos lados y el retrato de personajes (y de época) es perfecto, más allá de si existen realmente personas tan singulares como Seth, Evan y Fogell. Encima, cerca del final hay una sorprendentemente explícita declaración de amistad que se lleva las palmas. 8 Aires.

-“La dalia negra”: cuatro años después de la indiscutible joya que fue “Mujer fatal”, mi admirado Brian DePalma vuelve a “su normalidad”, o sea, a hacer films con aspectos fallidos. De todos modos, cualquier película suya, por más fallida que sea, siempre será más interesante (y pasional, y definitoria de lo que es el cine) que la media. Éste es el caso: un film que lo devuelve al noir de época que cultivó en “Los intocables” mezclado con la investigación de un asesinato, todo inspirado por un hecho real y basado en una novela del autor de “Los Ángeles al desnudo”. Los soberbios planos secuencia están aquí, también los ralentis, las subjetivas, la música “a lo Hollywood del ayer”, los montajes virtuosos, en fin, todo lo que hace único a De Palma. Sólo que esta vez el argumento avanza a toda velocidad y se hace un poco moroso e incomprensible de a ratos. Además, muchos objetarán a Josh Hartenett en el rol principal, pero yo creo que él, Aaron Eckhart, Scarlett Johansen y Hilary Sawnk conforman un perfecto “cuarteto protagónico grasa” digno de la filmografía de DePalma, que con este film no alcanza la perfección de otras de sus obras pero sí llega a los 8 Aires.

-“Susurros de terror”: un típico film de suspenso y terror de clase B sin mucho aspaviento, realizado para sacar tajada de la popularidad que ganó Josh Halloway por la serie “Lost”. Pero la cosa resulta hecha con más profesionalismo y dignidad que lo que uno podría sospechar. Queda claro casi desde el principio que estamos frente a una suerte de variación de “La profecía”, con un niño de poderes maléficos que en este caso es secuestrado y atormenta a sus captores. Nada del otro mundo, pero pasable (lo cual tampoco es mucho). 5 Aires.

-“El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”: en mi opinión, el mejor estreno comercial del año. El director Andrew Dominik logra lo mejor de cada actuación, desde el sorprendente (y amenazantemente terrorífico de a ratos) Brad Pitt hasta el aparentemente bueno-para-nada Casey Affleck. Todos los actores de reparto también brillan, y el film se toma su merecido tiempo para narrar la historia (o historias) de dos hombres, sus vidas y sus obsesiones. Por otra parte, como sucedía con, por ejemplo, “8 y medio”, “Los imperdonables” y “Magnolia”, esta película no sólo es excelente sino que se constituye en un arte poética sobre las posibilidades narrativas y sensoriales del cine. Además, como en “Los imperdonables”, el film es una mezcla perfecta entre mitificación y desmitificación del western. Cada segundo de esta película es una maravilla. 10 Aires.

-“Bee movie”: otra animada de Dreamworks que no muestra la imaginación y el empeño de los films de Disney pero al menos es bastante más llevadera y fresca que otras de Dreamworks como “El espantatiburones”, “Madagascar”, “Vecinos invasores” o “Shrek Tercero”. Aquí Jerry Seinfeld hace la voz de una abeja que sale de su panal a “descubrir el mundo” y entabla una relación de amistad / amor platónico con una humana tan alocada como él. Y eso es lo bueno del film: que se vuelve cada vez más desquiciado en su trama y su ritmo. Por eso se disfruta, y no por la “construcción de un mundo paralelo y parecido al de los humanos”, cosa que ya vimos en “Antz” y otras similares y además no es algo que haya que aplaudir particularmente. 6 Aires.

-“Carretera al infierno”: remake de “Hitcher, el viajero”, aquella película de 1986 donde Rutger Hauer interpretaba a un asesino que hacía dedo en la ruta y se ensañaba especialmente con un muchacho cuya vida transformaba en un infierno. El villano en este caso es Sean Bean, especialista en hacer de malo (“Goldeneye”, “La leyenda del tesoro perdido”, “Ni una palabra”), pero aquí está más desquiciado y terrorífico que nunca. Él salva el film, ya que nos creemos su maldad, su enigmática e intensa personalidad y los “juegos” con los que quiere quebrar a sus víctimas. Hay gore, hay acción bien filmada, hay tensión, y pasada la mitad del film hay una escena particularmente impactante y no apta para impresionables. Sin llegar a las alturas del original, esta película araña unos dignos 6 Aires.

-“La brújula dorada”: como en los casos de “El señor de los anillos” y “Las crónicas de Narnia”, la intención aquí es adaptar a la pantalla una saga de novelas de fantasía. Para hacerlo hay que mantener un equilibrio entre: fidelidad al material original (que en realidad no es necesaria pero los fans la piden), libertad de decisiones y cambios que pueda querer intentar el director al adaptar la novela, y uso de los recursos cinematográficos necesarios para que lo quede no se sienta como una “sucesión de eventos descriptos en una novela” sino como una película que fluya como si hubiese “nacido orgánicamente como film”, y no novela adaptada. Lamentablemente, eso último no se logra aquí, porque todo se siente muy arbitrario, lo cual evidencia los orígenes literarios y la mala adaptación. Ya de por sí la voz en off explicativa que abre el film aporta más confusión que claridad y evidencia la falta de confianza en el poder narrativo del cine, que debería ser el que “muestre” cómo es ese mundo (en vez de que eso se nos tenga que explicar en palabras). Además, hay momentos donde la música está muy mal usada. Sólo se elevan las actuaciones (la niña protagonista tiene una buena presencia cinematográfica, y Nicole Kidman y Daniel Craig siguen teniendo el carisma de siempre). Pero eso no salva al film de unos insulsos 4 Aires.

-“Beowulf”: yo tenía desconfianza, ya que Robert Zemeckis eligió para este film el mismo recurso de animación usado en “El expreso polar”: los movimientos de los actores fueron capturados por computadoras para dar vida a los personajes de esta saga nórdica sobre un guerrero que se enfrenta a varias generaciones de monstruos y dragones. La intención de crear personajes físicamente “realistas” da como resultado esos inexpresivos rostros que parecen todo menos humanos. Y encima, como los personajes tienen rostros iguales a los de los actores que les ponen voces (salvo el protagonista y el monstruo Grendel), uno se pregunta dónde está lo artístico de usar los movimientos de un actor para que su cuerpo sea reemplazado digitalmente por otro que es básicamente igual. Pero más allá de eso, la experiencia es bastante mejor y más interesante que en “El expreso polar”, porque al menos “Beowulf” tiene una violencia nunca vista en un film de animación mainstream, y la fotografía y los efectos especiales aprovechan bastante las posibilidades que da la animación. El monstruo Grendel, por ejemplo, es una joyita de personaje. Por supuesto, es posible que la película sólo se disfrute lo suficiente si se la ve en 3-D (cosa que era posible en el cine IMAX de las afueras de Buenos Aires), así que el balance general arroja como resultado unos 6 Aires.

-“Soy leyenda”: no la vi en el 2007 sino en el 2008, pero es un estreno del 2007, así que entra en la lista. Del director de la mediocre “Constantine” no se podía esperar mucho, pero esta adaptación de la clásica novela de Richard Matheson resulta algo mucho más digno y cuidado de lo que uno podría suponer de un producto hollywoodense. Un sobreviviente de un virus que parece haber acabado con toda la población del planeta vive sus días en una solitaria Nueva York, acompañado por un perro y asediado en las noches por seres humanos transformados en cuasivampiros por ese mismo virus. Las muy buenas escenas de terror no saturan, y no empañan el feeling de soledad que emana la performance de Will Smith (que por una vez no se muestra canchero). Los minutos finales no están a la altura del resto del film, pero eso no baja la calidad e intensidad de la experiencia. Mi escena favorita (sin contar nada importante): cuando el tipo queda colgado del pie por una trampa como las que hace él y debe liberarse antes de que se vaya el sol y entren en acción los perros infectados con el virus. La película está llena de momentos cinematográficamente hermosos como ése. 8 Aires.

2 comments:

Anonymous said...

Llega la era de los sonidos.
Martes cuatro de marzo en El Nacional.

揚州炒飯Penny said...
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