-“Lo
que más quiero”: aunque se estrenó a mediados de año, la ubico en primer
puesto porque es el primer estreno del 2011 que yo haya visto, pues la vi en el
Festival de Cine de Buenos Aires del año anterior. Una gran pequeña película
sobre dos amigas que pasan unos días en el interior del país, donde una de
ellas debe ocuparse de algunos asuntos de su fallecido padre. A pesar de las
tomas largas con la cámara fija, el film nunca aburre, y las dos chicas se
lucen. 8 Aires.
-“Bummer
summer”: aunque se estrenó avanzado el año, la ubico aquí porque la vi
antes, en el Festival de Cine de Buenos Aires del año anterior. Una comedia
dramática indie yanqui en blanco y negro sobre la “adolescencia fiacosa y
confundida de hoy en día”. Sí, así de trillado como suena, pero como los
personajes están tratados con respeto, la cosa funciona, aun sin ser nada del
otro mundo. 7 Aires.
-“Alamar”:
otra que vi antes, en el Festival de Cine de Buenos Aires del año anterior. Una
pequeña belleza sobre un padre pasando unos días con su hijo antes de tener que
dejárselo a la madre, de quien se acaba de separar. El gran atractivo del film,
más allá de las actuaciones naturalistas de padre, hijo y abuelo, es el lugar
donde está ambientado: como el hombre es pescador, se lo lleva al nene a que
conozca el mar, y la ambientación realmente hace a la película. 10 Aires.
-“Volver
al futuro”: obvio que había que ver en cine este reestreno del clásico de
1985 de cuando Robert Zemeckis hacía una gran película tras otra. Obvio que
sería genial si la copia fuera en fílmico, pero debo admitir que las
proyecciones digitales de hoy en día se la bancan. Obvio que cada milésima de
segundo se disfruta como la primera vez (o más), y que las inconsistencias se
perdonan porque ni se notan, ya que el ritmo y las actuaciones te atrapan y no
te sueltan. Obvio que Freud se haría un festín con la relación entre Marty
McFly y su madre. Obvio que es mítico escuchar en una sala de cine la mítica
música de Alan Silvestri. Obvio que son 10 Aires.
-“Los
santos sucios”: otra película de Luis Ortega, o sea, un film valorable por
su intransigencia pero que no me llegó. Quizás es, justamente, muy sucio, y
prefiero un poco de limpieza. A pesar del poco interés que me generaron ésta y
“Monobloc”, todavía le tengo confianza al primer film de Ortega “Caja negra”,
que aún no vi. Pero a “Los santos sucios” le doy 5 Aires.
-“Más allá de la vida”: desde que Clint Eastwood dejó de dirigir films de género y se metió con “temas serios” era obvio que tendría detractores, pero por suerte sus films nunca dejan de lado un bienvenido clasicismo narrativo y siempre tienen aristas interesantes y no convencionales, aún los más “típicamente oscarizables”. Esta es una historia sobre cómo tres personas de distintas nacionalidades lidian con el más allá, pero realmente el tema no es el después de la vida, sino los seres vivos. Lo cual queda demostrado en uno de los finales más hermosos que haya visto, ayudado, cuándo no, con música compuesta por el propio Eastwood. Ah, y Matt Damon demuestra una vez más que es uno de esos grandes sutiles de la pantalla. 9 Aires.
-“La
epidemia”: del director de “Sahara” se podía esperar lo peor, pero esta
remake del clásico de terror de George A. Romero “The crazies” fue una
agradable sorpresa. Los personajes importan, los actores cumplen bien, el
suspenso está bien construido y la acción no se va por las ramas ni se mete en
sensacionalismos innecesarios. 7 Aires.
-“Tron:
el legado”: veintiocho años después de la original, llega la secuela. Y
aunque la primera no ocupa un lugar en mi corazón porque no es de esos films
que vi y atesaré de chico, como les pasó a muchos, aun así esperaba con ansias
esta película, pues sus avances dejaban entrever que sería una mezcla de los
mejores efectos especiales que puede dar el cine moderno, la imaginería visual
del film original, la carismática presencia de Jeff Bridges haciendo ¡dos! papeles
y un clima de “gran evento” que ni Star Wars ni Avatar... Parte de esas
expectativas se cumplieron, pero la película no logra ser todo lo entretenida
que debería (sobre todo en su segunda mitad; al menos la presentación de
personajes y ambientes sí conlleva interés y una sensación de “descubrimiento”
que, lamentablemente, poco a poco se diluye). 6 Aires.
-“Imparable”:
el último film de Tony Scott (“Top Gun”, “El último boy scout”, “Escape
salvaje”, “El ansia” y varios etcéteras de acción producidos por el
blockbustérico Jerry Bruckheimer) resultó ser quizás el film más representativo
de su filmografía, ya que mezcla una historia de “gente de verdad” con el
montaje clipero, sensacionalista y grasa que caracterizó parte de su obra. Aquí
Denzel Washington y Chris Pine son dos ferroviarios que deben detener un tren
que se quedó fuera de control y avanza con una carga explosiva hacia una
posible catástrofe... Los actores hacen honor a los personajes, y el resultado
es una de esas ocasiones en donde ese montaje (que suele no gustarme), los
chistes fáciles y las explosiones gratuitas se ven justificadas. Ma sí, Tony,
te despediste con un típico entretenimiento hollywoodense, que no es malo. 6
Aires.
-“Enredados”:
increíble sorpresa de los estudios Disney, que se animan una vez más a la
animación por computación sin la ayuda de Pixar. Esta versión más disparatada,
aventurera y feminista de la historia de Rapunzel es genialmente entretenida y
sincera con sus personajes. Y graciosa: en general no me río “hacia afuera”
(soy de los que sonríen “por dentro” ante un chiste) pero en esta película la
canción de la taberna me hizo reír a carcajadas. Ah, sí, hay canciones, y no
hay nada de qué avergonzarse: son de Alan Menken en un regreso triunfal. 9
Aires.
-“La
vieja de atrás”: Martín Piroyanski (que está apareciendo en todos lados)
protagoniza esta película sobre un pibe que se queda sin alojamiento y acepta convivir
con una vecina de la tercera edad que quiere un poco de compañía (Adriana
Aizemberg). El resultado es una película sin estridencias (ni tampoco
genialidades) que se banca bastante bien. 7 Aires.
-“Los
viajes de Gulliver”: generalmente defiendo las películas que disfruto, pues
les encuentro méritos, pero esta es una de las pocas que debo calificar como
“placer culposo”, es decir, una que disfruté aunque creo que no es digna de
ninguna veneración. Jack Black es el protagonista obvio, un perdedor que llega
al famoso reino de los enanos liliputienses, pero la verdad es que la cosa se
aleja muchísimo del original de Jonathan Swift y nunca deja de ser una comedia
tontita (de hecho, en un número musical del final, se transforma en una comedia
MUY tonta y arbitraria). No puedo darle más de 5 Aires... pero tampoco menos
(aunque debería).
-“El
Avispón Verde”: esta sí que no la considero un placer culposo, es decir: a
pesar de lo poco desarrollado del personaje de Cameron Diaz y de lo poco
aprovechado que está el villano de Christoph Waltz (que brilló siendo el malo
de “Bastardos sin gloria”), este film de aventuras con humor se disfruta
bastante por la relación entre sus dos protagonistas: el vago millonario que
hereda el imperio familiar y su asistente Kato, quien le enseña muchas cosas,
entre ellas, cómo ser un superhéroe. El proyecto menos personal del
generalmente imaginativo Michel Gondry (“Eterno resplandor de una mente sin
recuerdos”), el film tiene, de todos modos, un estilo propio que mezcla clasicismo
con toques modernosos que no molestan. 6 Aires.
-“Piraña”:
luego del hit “Alta tensión”, Alexandre Aja siguió con el género del terror,
pero parece haberse decidido a hacer solamente remakes: “The hills have eyes”
(muy buena), “Mirrors” (bastante malita) y ahora esta nueva versión del clásico
de Joe Dante. Y se mandó una película con mucho de humor y mucho gore, al punto
que me perturbó un poquitín. Pero si uno acepta las reglas del juego, no se
puede negar que es una película que logra lo que se propone, y que eso no está
del todo mal si lo que se propone es ser un film “explotation” y al mismo
tiempo serlo tan ostensivamente como para ser una parodia de ese género.
Paradójicamente, las escenas de las pirañas atacando a los seres humanos tienen
un montaje y una música tal que la película parece tomarse a sí misma muy en
serio en esos momentos... y es por eso que no es apta para impresionables. 7
Aires.
-“127
horas”: Danny Boyle (“Trainspotting”, “Exterminio”) se diversifica cada vez
más y ahora entregó esta historia real de Aaron Ralston, un mochilero que queda
atrapado en un paisaje solitario, sin posibilidad de comunicarse con el mundo
exterior. James Franco es el protagonista excluyente, y logra dar un tour de
force repleto de distintos estados de ánimo que hacen creíble esta odisea. El
estilo del director es perfecto para esta historia, y, hay que decirlo, en un
mítico momento dan ganas de mirar para otro lado, pero al mismo tiempo es
imposible despegar los ojos de la pantalla... No develaré el final, pero Boyle
apunta a un espíritu optimista que sigue la línea de “Slumdog millonaire”,
aunque con más sinceridad. 8 Aires.
-“Temple
de acero”: mi film favorito de los hermanos Coen es esta remake del clásico
western con John Wayne, porque pertenece a la vertiente de su filmografía que
no se burla de sus personajes ni los mira desde arriba, sino que los trata con
cariño. Y cada inflexión en la voz de los tres protagonistas (Jeff Bridges,
Matt Damon y la nuevita Haylee Stainfeld) es perfecta, pero también se lucen
los villanos Josh Brolin y Barry Pepper, aun cuando no aparezcan mucho tiempo
en pantalla. Y se destacan además la colaboración del músico Carter Burwell y
el director de fotografía Roger Deakins, que aportan lo suyo para hacer de esta
la película más “clásica” de los Coen. 10 Aires.
-“Invasión
del mundo. Batalla: Los Ángeles”: una película que a simple vista podría
considerarse una pequeña bazofia, ya que narra una historia sin mucho
misticismo ni épica sobre una invasión extraterrestre a la que se enfrentan los
marines yanquis. Pero también se puede aplaudir la decisión de mostrar el
enfrentamiento a un nivel personal en vez de uno “nacional y/o universal a la
Día de la independencia”, y la decisión de casting de poner a Aaron Eckhart
como protagonista. Sin embargo, volvemos al principio: aun teniendo en cuenta
esas virtudes, los aciertos del film no son muchos, y se sigue sintiendo todo
el tiempo un tufillo patriotero que no ayuda. 5 Aires.
-“Rango”:
archivenerada película de animación; yo estoy de acuerdo con todos los elogios
que recibió, aunque, por un lado, una cita a “Apocalypse now” es muy obvia y
nos saca un poco del universo personal del film y, por otro lado, la peli es
genial pero no me llega tan hondo como otras joyas de los últimos años (“Ratatouille”,
“Cómo entrenar a tu dragón”, “Paranorman”, “Wall-E”). Pero es altamente
aplaudible que el director Gore Verbinski (“La llamada” y las tres primeras
“Piratas del Caribe”) haya filmado un western y se haya decidido por un humor
cuasiabsurdo y una imaginería visual para nada “linda”. Johnny Depp entrega su
mejor actuación en años al ponerle su voz al camaleón protagonista, un don
nadie con ansias de fama que llega a un pueblo y se hace pasar por héroe. 8
Aires.
-“Soy
el número cuatro”: el director D.J. Caruso había hecho un par de
entretenidos thrillers hace unos años (“Paranoia” y “Control total”) y ahora se
despacha con una de ciencia ficción que parece ser una nueva inauguración de
una saga protagonizada por jóvenes de mundos distintos que se enamoran (y
van...). Por suerte el film mantiene el interés y no se transforma en una
sucesión de momentos para suspiros de la platea femenina, ni tampoco en un
conjunto de escenas de acción injustificadas. De hecho, cuando termina el clímax
de la película, uno casi se queda con ganas de más. 6 Aires.
-“Infierno
al volante”: Nicolas Cage sigue con su racha de héroes ridículos y films
desvergonzados, algunos de los cuales resultan interesantes. Éste queda a mitad
de camino; por un lado, es bienvenida la abundancia de violencia extrema y
desnudez, que sitúa a la película en un universo muy setentista. Por otro lado,
la verdad es que con este material la película tendría que haber sido un poco
más disfrutable. Por suerte, Nicolas Cage no es el único que se la banca: la
coprotagonista femenina, Amber Heard, tiene mucho carisma (más allá de ser
linda), y también está por ahí William Fichtner desplegando su histrionismo. 6
Aires.
-“El
cisne negro”: era obvio que esta película recibiría muchísimos elogios y
críticas al mismo tiempo, ya que se la puede considerar una gran obra de arte o
un film hecho sólo para ganar premios y hacer pensar a los espectadores que
están viendo algo profundo. Pero aún teniendo en cuenta esta segunda
posibilidad, se la puede disfrutar como un melodrama grasa con elementos de
terror y de “alta cultura”. Luego del aire fresco de “El luchador”, Darren
Aronofsky vuelve a los personajes enfermizos (como en “Pi” o “Réquiem por un
sueño”) y se apoya en Natalie Portman para contar la historia de una bailarina
a la que todas las represiones de la vida se le hacen carne cuando debe
interpretar los dos papeles principales de “El lago de los cisnes”. Retomando
mis palabras anteriores: no es una película necesaria, pero sí es una
experiencia cinematográfica jugosa. 8 Aires.
-“Sucker
punch, mundo surreal”: Zack Snyder había empezado bien su carrera, con una
dignísima remake de “El amanecer de los muertos”. Luego, con las épicas de
historieta “300”
y “Watchmen”, recibió algunos palos de la crítica, y lo mismo cuando se
diversificó hacia la animación con “Ga-Hoole: la leyenda de los guardianes”. La
cosa es que hasta ahora no había realizado ningún proyecto de argumento
original, y aquí se despachó con su propia “Citizen Kane”: una película en la
que trató de meter TODO, tanto argumental como estilísticamente. Cine dentro
del cine, protagonistas femeninas de armas tomar que sin embargo son usadas
visualmente como objetos, elaboradísimas escenas de acción con tomas largas y
efectos especiales increíbles que sólo logran provocar aburrimiento, un uso
“pseudo-original” de la música pop que es puro cancherismo. Al menos es una
película personal. Pero muy fallida, y es una lástima dada la amplia gama de
recursos que el tipo desaprovecha. 3 Aires.
-“Fase
7”: excursión del cine argentino en el terreno de la comedia apocalíptica y
violenta. Daniel Hendler es el protagonista perfecto, y el humorista Yayo se
luce. El único problema es que la mezcla de géneros no le hace tan bien al
film, porque no se termina de disfrutar como una comedia ni como un film serio.
No es que deba ser una cosa o la otra, pero la mezcla no termina de cuajar del
todo. 6 Aires.
-“La
vida útil”: aunque se estrenó más tarde la ubico en este lugar porque la vi
antes, en el Festival de Cine de Buenos Aires. Y la verdad es que esta película
uruguaya en blanco y negro y filmada en el humilde formato de 4 × 3 se merece
las loas que recibió. El cineclubista Federico Veiroj hace de sí mismo, aunque
poco importa cómo es él en realidad; lo importante es que el personaje genera
el suficiente interés como para que nos entristezcamos con él cuando el cine
donde trabaja se venga a menos y luego nos alegremos al descubrir junto con él
que sí, hay vida más allá de la sala de cine. 9 Aires.
-“Vaquero”:
otra que se estrenó después pero sitúo en este punto por haberla visto antes,
en el Festival de Cine. Debut directorial de Juan Minujín, una película sobre
un actor de segunda que se cree de primera. Lo que pinta sobre los actores
parece ser muy realista: el protagonista tiene un ego gigante y al mismo tiempo
se odia a sí mismo, lo cual también hace que tenga un odio generalizado hacia
el mundo exterior. Lo cual también genera una falta de empatía que hizo que a
mí no me copara tanto el film. 6 Aires.
-“Torrente
4: lethal crisis”: otra que se estrenó después pero sitúo en este punto por
haberla visto antes, en el Festival de Cine. Y la vi sin haber visto las partes
2 y 3, ya que un “ma sí” me llevó a suponer que aquí no habría tanto cuidado en
una continuidad o en personajes recurrentes. Lo recurrente es Torrente (uau,
encima rima): el policía reaccionario está más Torrente que nunca, y la
película mantiene su linaje, es decir: y humor políticamente incorrecto y
ausencia de cualquier atisbo de “alta cultura”. El 3-D aquí es sólo un
truquito, pero no está mal que así sea en una película que se propone
autoconscientemente como de explotation. Lo malo de todo el asunto es que el
film no es todo lo divertido que debería ser. 5 Aires.
-“Medianeras”:
otra que se estrenó después pero sitúo en este punto por haberla visto antes,
en el Festival de Cine. Una comedia romántica argentina que se suma cómodamente
al subgénero típicamente yanqui de “comedias modernas inteligentes un poco
cínicas pero con un melancólico corazón” (onda “Eterno resplandor de una mente
sin recuerdos” o “500 días con ella”). Funciona muy bien y tiene su encanto,
sin ser nada del otro mundo. 8 Aires.
-“El
estudiante”: otra que se estrenó después pero sitúo en este punto por
haberla visto antes, en el Festival de Cine. Desde antes de su primera
proyección ya se perfilaba como el film argentino del año, y esos juicios
previos no eran exagerados. Un verdadero clásico moderno con toda la relevancia
y potencia narrativa de un “Citizen Kane” (ya son dos veces que menciono ese
film en las reseñas de este año), con un protagónico consagratorio de Esteban
Lamothe y una mirada desencantada del mundo de la militancia universitaria. O
de la política, lo cual es lo mismo. Ah, y ante la duda: sí, soy de los que
opinan que tiene un gran final. 10 Aires.
-“Metrópolis”:
el orgullo argentino. O sea, el film es alemán y en su momento se le habían
hecho varios cortes, con lo cual ya no existía ninguna copia completa que
respetara la duración original, pero hace un par de años se encontró en
Argentina una versión “completísima” que resultó haber salido de Alemania antes
del momento en que se hicieron aquellos cortes. Con lo cual, en el Festival de
Cine (y luego en el Malba durante varios meses) se pasó esta versión del
influyente clásico de ciencia ficción que, fuera de joda, era como verla por
primera vez. Los personajes estaban mucho más desarrollados, sus
comportamientos tenían más sentido, la narración respiraba mejor... y todo lo
que ya conocíamos seguía siendo tan fascinante como antes. 10 Aires.
-“Le
quattro volte”: otra que se estrenó después pero sitúo en este punto por
haberla visto antes, en el Festival de Cine. Un pequeño film que describe diversas
viñetas en un pueblito de Italia y que, casi sin protagonistas y con un énfasis
en la naturaleza y los animales, parece un documental, pero no. Con mucho humor
y unas increíbles tomas largas que dan pie a que los perros y cabras
desplieguen todo su carisma, ésta fue sin duda una de las cinco mejores
películas del año. 10 Aires.
-“La
cueva de los sueños olvidados”: otra que se estrenó después pero sitúo en
este punto por haberla visto antes, en el Festival de Cine. Un documental de
Werner Herzog en 3-D que muestra una visita única a las cuevas de Chauvet, en
Francia, donde se encuentran las pinturas rupestres más antiguas jamás
descubiertas. Y es un típico documental de Herzog, o sea: algo interesantísimo
por la pasión entomológica que pone al narrar el objeto de estudio, por los
desvaríos personales que le imprime y por los sujetos particulares que descubre
en su viaje. A veces se notaba que el 3-D era un efecto de post-producción no
muy bien logrado, pero al menos en la filmación en sí de las cuevas lograba
transmitir la palpabilidad y relieve que el tipo se propuso. 8 Aires.
-“Río”:
del creador de la saga “La era de hielo” llega esta película de la que de
antemano yo no esperaba mucho. Primero, porque la saga mencionada no me parece
nada especial, y segundo, porque un film de animación ambientado en Río de
Janeiro y protagonizado por pajarracos parecía una típica ocasión para mostrar
un Brasil for export, es decir, colorido, carnavalesco y con favelas que
simplemente funcionaran como “color local”. Y algo de eso hay, o mejor dicho,
mucho de eso hay, pero la película zafa del bochorno simplemente por su pulsión
narrativa y, sí, su esplendor visual. Al no pretender ser una descripción
realista y seria de Río, se le perdona todo en pos del entretenimiento, y la
verdad es que es entretenida. 7 Aires.
-“Thor”:
el trailer me había dado ganas, y el film superó mis expectativas. Una película
clásica de superhéroe con un humor de “pez fuera del agua” al mejor estilo
Superman, pero también con un amor y nobleza que son los que tiene que aprender
el protagonista para hacerse digno de manejar el martillo que le otorga
poderes. Nadie esperaba que Kenneth Brannagh entregara como director un
blockbuster tan fresco y con uso tan juicioso de los efectos especiales, pero
la verdad es que el resultado es admirable, visualmente hermoso, con actuaciones
precisas y un villano carismático y con motivaciones que podemos comprender. 8
Aires.
-“Revolución: el cruce de los Andes”: el film oficial/oficialista sobre San Martín. Aunque no tanto, lo cual está bueno: la película no es una biopic del prócer argentino, sino que narra puntualmente el cruce de los Andes y la batalla de Chacabuco, y lo hace desde el punto de vista de un combatiente “inexperto, ficticio y anónimo”, lo cual no es ninguna novedad para una épica, pero sí es bienvenido para el cine argentino. La fotografía y la acción cumplen: es un film eficiente en su género aunque debo decir que no me conmovió en la medida que esperaba (quizás había ido demasiado bien predispuesto por comentarios de conocidos míos que la habían visto). 7 Aires.
-“Los
Marziano”: la prestigiosa Ana Katz (“El juego de la silla”, “Una novia
errante”) dirige su primer film con actores bien “mainstream” (Guillermo
Francella, Arturo Puig, Mercedes Morán, Rita Cortese) y sigue recibiendo
elogios. Es cierto que logra una narración popular sin perder inteligencia,
pero yo esperaba que me gustara más. Aún así, esta comedia dramática sobre los
desencuentros entre dos hermanos distanciados es humilde y merece verse. 7
Aires.
-“Gnomeo
y Julieta”: film de animación que transporta la historia de Romeo y Julieta
al ambiente de... enanos de jardín. Sí, una comedia sobre dos bandos
enfrentados con algunas referencias al propio Shakespeare y reflexiones sobre
cómo debería terminar realmente esta mítica obra. Buen intento de hacer algo original,
pero no deja de ser una simple película cuasi-infantil con no mucha relevancia.
6 Aires.
-“La
casa del demonio”: del director de “El juego del miedo” se podía esperar un
film de “porn horror”, o sea, esas cosas sadísticas y visualmente explícitas que
pululan desde hace algunos años, con lo cual fue una sorpresa que dirigiera
este film austero y “clásico” sobre una familia acosada por sucesos
sobrenaturales al mejor estilo “Poltergeist”. Una película que mete miedo con
buenas armas. 8 Aires.
-“Scream
4”: once años después de la tercera parte regresa esta saga de Wes Craven,
y al menos es mejor que el film anterior de la serie. Si cada film de “Scream”
debe reflejar el posmodernismo de su época, entonces esta película acierta de a
ratos, con su constante alusión a la cultura youtube donde todos somos famosos.
Con respecto a los personajes y la historia en sí, es un digno regreso y nada
más, aunque está bien logrado el equilibrio entre los protagonistas de antes y
los “nuevos”. Hacia el final se pone muy buena y hasta parece que el film va a
presentar un aspecto original y novedoso, pero no, es una ilusión que dura
poco. 6 Aires.
-“X-Men:
primera generación”: después del gran fiasco de la precuela “Wolverine”
llega otra precuela de esta saga, pero ésta es buena. En una de las ochocientas
actuaciones que dio en el último par de años, Michael Fassbender se luce como
Erik Leshner, el judío que quiere vengar la muerte de su madre y encontrar a
quienes se quisieron aprovechar de sus poderes en la Segunda Guerra Mundial. En
su camino se encuentra con Charles Xavier, que todavía no es un pelado aburrido
y postrado, sino un joven con algo de canchero y de mujeriego, y ambos unirán
sus fuerzas para enfrentarse a los malos. Un espíritu de intriga internacional
a lo James Bond sobrevuela este film, lo cual lo hace muy entretenido, y la
actuación de Fassbender logra atrapar y hasta emocionar. 8 Aires.
-“Piratas
del Caribe: navegando aguas misteriosas”: esta saga se había cerrado a la
perfección con la tercera parte, pero los estudios Disney siguen exprimiendo al
personaje de Jack Sparrow, que ya aburre un poco. Y encima ya no están Orlando
Bloom y Keira Knightley (aunque muchos los critiquen, yo creo que tenían
carisma en los otros films de la serie). Y encima el cambio de director (del
imaginativo Gore Verbinski al aburrido Rob Marshall) tampoco ayuda. Y encima la
coprotagonista es Penélope Cruz, que es buena actriz en películas españolas
pero cuando habla inglés dan ganas de matarla. Y encima, para tener un costado
romántico, hay un subplot sobre un hombre de fe que se enamora de una sirena
y... ya ni recuerdo. 5 Aires.
-“Hanna”:
cuatro años después de “Expiación, deseo y pecado”, Joe Wright vuelve a dirigir
a la joven Saoirse Ronan, que aquí ya es prácticamente una adolescente y esta
vez tiene el rol protagónico central en esta historia de una joven que vive
aislada con su padre y entrenada para cualquier tipo de amenaza. Con el correr
del metraje se irá develando el porqué de ese entrenamiento y el misterio que
rodea a su familia. Y además la trama le dará la posibilidad de relacionarse
con el mundo exterior, lo cual otorga uno de los mayores puntos de interés y
humor, ya que ella vivió como ermitaña toda su vida. El otro gran punto de
interés es la puesta en escena de Wright, que vuelve a mostrar que es un
estilista y organiza planos largos y/o de intricado montaje que valía mucho la
pena ver en la pantalla grande de un cine. Eric Bana y Cate Blanchett completan
el elenco, con lo cual no parecería faltar nada para que el film sea un festín,
y sin embargo no es todo lo genial o disfrutable que podría ser. 7 Aires.
-“Aballay,
el hombre sin miedo”: este film de Fernando Spiner recibió varios elogios,
y es al menos un western interesante que se puede ver. Pero no es la obra
maestra que muchos vaticinaban. Pablo Cedrón, como siempre, es un capo. 6
Aires.
-“Kung-fu
panda 2”: bastante mejor que la original, esta secuela tiene un mayor
desarrollo del personaje protagónico y, a pesar de haber mucho humor, de alguna
manera la historia que se cuenta es más “seria”. Visualmente espectacular, y
con un gran villano con la voz de Gary Oldman (que hace de un pavorreal; por
fin Dreamworks aprendió que tenía que dibujar personajes que no sean iguales a
los actores que le ponen la voz). Hay algunos momentos realmente emocionantes,
como uno tan simple que sorprende: el protagonista, que se dispone a entrar en
batalla ayudado por sus guerreros amigos, les grita en cámara lenta “I love you
guys!!!”. 8 Aires.
-“Ocho
minutos antes de morir”: una de las sorpresas del año, aunque no lo debería
haber sido teniendo en cuenta que el director es Duncan Jones (hijo de David
Bowie), quien había dirigido el clásico moderno “Moon” (que todavía no vi, pero
sé que es archimítica). Aquí Jake Gyllenhaal pone toda la pasta de héroe para
hacer de un marine que trabaja en una suerte de sistema de realidad virtual
para encontrar sospechosos en un tren que está a punto de explotar por una
bomba de un terrorista. No se puede hablar mucho de cómo funciona ese sistema
para no arruinar la originalidad del film, que a su vez va presentando otras sorpresas,
y lo increíble es que ninguna parece forzada. Un thriller triste y optimista al
mismo tiempo, emocionante y atrapante. 8 Aires.
-“Cars
2”: la primera gran decepción de los estudios Pixar. Ya desde el trailer se
percibía que este film no tendría nada del encanto y la maravilla de las
anteriores películas de este estudio, pero uno se esperanzaba pensando que el
trailer simplemente era desafortunado. No; era muy representativo del film.
Donde la primera era una genial versión animada de “Doctor Hollywood”, la
secuela se vuelve una película de espionaje, pero no hay nada de malo en eso.
Donde el protagonista era el Rayo McQueen con la voz de Owen Wilson, ahora es
el tontuelo de Mate, pero tampoco hay nada de malo en eso. Lo malo es que el
film no respira alegría, y es “solamente” una entretenida y graciosa aventura
al estilo de las de Dreamworks. Una pena. 5 Aires.
-“El
túnel de los huesos”: Raúl Taibo es el protagonista de este film argentino
sobre un grupo de presos que planea una fuga. La historia logra sumar todos los
atributos de este género, sin ser tampoco uno de los mejores exponentes que
hayan existido. 7 Aires.
-“Atrapada”:
si no contamos el film para TV “Cigarette burns”, pasaron nueve años entre la
anterior película de John Carpenter y ésta. Y como la anterior (“Fantasmas de
Marte”) no se había estrenado en Argentina, parecían siglos. El regreso del
maestro del terror fue aclamado por gran parte de la crítica y recibido con
algo de rabia por otros, quizás por la desaprovechada oportunidad de hacer algo
distinto con el género de “chica atrapada en un loquero donde alguien está
cometiendo asesinatos”. Yo me encuentro en un punto medio: es cierto que el
film transcurre con todo el estilo clásico que uno ansía de Carpenter, pero
también es verdad que no tiene nada de especial ni particularmente atrapante. 7
Aires.
-“Harry
Potter y las reliquias de la muerte, parte 2”: diez años después de la
primera parte, llega el final. Y logra posicionarse como el mejor film de la
saga después de “Harry Potter y el prisionero de Azkabán”, esa genialidad de
Alfonso Gómez Cuarón. El motivo por el que esta conclusión es de las mejores
radica justamente en la partición en dos que se hizo de la última novela. Nadie
que no haya visto los films anteriores entenderá mucho lo que sucede en ésta,
pero se supone que si forma parte de una serie, HAY que ver las anteriores. Así
que, tomando en cuenta eso, llegamos al hecho de que en esta octava parte se
pierde menos tiempo en exponer información y se gana verdadera emoción,
verdadero cine (el comienzo, con una simple y misteriosa conversación entre
Harry y un duende, es antológico). Además, Daniel Radcliffe vuelve a entregar
una actuación con carisma y que logra identificar al espectador con el
protagonista (siempre opiné eso de él por más críticas que recibiera). 7 Aires.
-“Transformers:
el lado oscuro de la Luna”: el nefasto Michael Bay (“Armageddon”, “Pearl
Harbor”) se pasó al chiche del 3-D y, paradójicamente, eso lo obligó a sosegar
su inentendible estilo de filmar la acción, para así lograr escenas que no
induzcan al dolor de cabeza en este formato en que uno debe llevar anteojos
todo el tiempo. Esto logra que el film sea más comprensible que aquella bazofia
que fue la segunda parte de esta saga, y además es mejor que ella porque su
humor es un poco menos racista y simplón. La verdad es que algunas escenas de
acción pagan el precio de la entrada, pero es claro que ése es el único motivo
para ver el film; no hay personajes, no hay espíritu de aventura, no hay
criterio de edición, y hay mucho asqueroso patriotismo y estética cool. 4
Aires.
-“Super
8”: de J.J. Abrams siempre espero cosas buenas, ya sea como director
(“Misión imposible III”, “Star trek” y algunos capítulos de “Lost”) o como
productor (“Cloverfield”, “Déjame entrar”). Por si quedaban dudas de que una
enorme fuente de inspiración para él es el cine de Steven Spielberg, aquí el
tipo emula el estilo de las películas producidas y/o dirigidas por Spielberg en
la década del ochenta, y de otros films de esa época protagonizados por niños
(“E.T.”, “Gremlins”, “Cuenta conmigo”, “Los Goonies”). Y le sale bien: los
jóvenes actores están espectaculares y son el verdadero corazón de un film que
muchos tomaron sólo como “una de ciencia ficción”, sin darse cuenta de que eso
era el McGuffin, es decir, la excusa para narrar la historia de un pibe que
debe superar la muerte de su madre al mismo tiempo que empieza a enamorarse.
Ah, Michael Giacchino entrega una de sus mejores partituras. 9 Aires.
-“Capitán
América: el primer Vengador”: aunque “Thor” sea mi favorita de esta saga de
los superhéroes apodados “The Avengers”, probablemente “Capitán América” sea
una mejor película. No hay énfasis en el aspecto “superhéroe” del protagonista,
sino que es básicamente un film de aventuras y de guerra en donde simplemente
se da la circunstancia de que el protagonista es un superhéroe. La película
tiene todos los toques clásicos de ambientación y humor que Joe Johnston
(“Jumanji”, “Querida, encogí a los niños”, “Jurassic Park III”, “Hidalgo”, “El
hombre lobo”) ya le había imprimido a su otro film ambientado en esa época, la
gran “Rocketeer”. Chris Evans finalmente entrega una actuación digna, y el
resto del reparto está igual de preciso. Con estética de historieta y corazón
de niño, esta fue una de las películas de género más disfrutables del año. 8
Aires.
-“El
planeta de los simios: (r)evolución”: impresionante sorpresa, pues nadie
esperaba nada de un nuevo reboot de esta saga. Aquí se cuenta la historia de
cómo los simios (o al menos un grupo de ellos) llegan a desarrollar
inteligencia e independencia de los humanos, y uno de los motivos de que el
film funcione es que nos hace identificar con un mono (genialmente interpretado
con la técnica de motion capture por Andy Serkis). El film muestra lo obvio: si
los animales adquirieran la abstracción e inteligencia que tienen los seres
humanos, se darían cuenta de que están siendo sometidos como esclavos, dejarían
de lado cualquier comodidad y buscarían unirse para ser libres. Y, a pesar de
que esta idea sea obvia, se desarrolla con un pulso narrativo genial, sin
apuros y con mucho talento visual. Tan ensimismados nos sentimos en la historia
que nos olvidamos de que en la película podía suceder algo particular que,
cuando en efecto sucede... les aseguro que la sala de cine queda enmudecida de
sorpresa y maravilla. Uno de los momentos del año, y uno de los films del año. 8
Aires.
-“Cowboys
& aliens”: el título auguraba un pastiche posmoderno con mucho de
desenfado, pero la película es muy tradicional, por la sencilla razón de que es
realmente un western (sólo que con elementos de ciencia ficción). Daniel Craig
sigue explotando su estampa de héroe taciturno, y Harrison Ford vuelve al cine
de género en el papel de un sheriff casi villanesco pero con un cierto honor en
su interior. En el reparto también se lucen mucho Clancy Brown, Adam Beach y
Sam Rockwell, y todo confluye para entregar una agradable historia clásica de
aventura y misterio. 7 Aires.
-“No
le temas a la oscuridad”: Guillermo del Toro produjo esta remake de un
clásico film de terror hecho originalmente para televisión. Y esta nueva
versión pone toda la carne al asador si de meter miedo hablamos. Katie Holmes
finalmente presenta una actuación con la que nos podamos identificar, como la
nueva esposa de un hombre cuya hija se hace amiga de criaturas muy extrañas en
la casa a la que se mudan... Si bien no es creíble la poca atención que le
demanda el padre a las preocupaciones de las protagonistas femeninas, eso no
echa por la borda los aciertos del film. 7 Aires.
-“Damas
en guerra”: no la vi en cine pero la vi, así que entra en esta lista. Una nueva
comedia de la factoría de Judd Appatow, la novedad es que está protagonizada (y
guionada) por una mujer, la ex-humorista de Saturday Night Live Kristen Wiig.
Muchos odian a esta actriz, pero a mí me cae bien en general, y también en
particular en este film, donde hace de una perdedora cuya mejor amiga se va a
casar. Más allá del natural humor que se despliega a partir de la despedida de
soltera, la angustia de sentirse sin rumbo sobrevuela esta película, lo cual la
hace mucho más humana y efectiva. 8 Aires.
-“Linterna
Verde”: en el 2011 los films de superhéroes fueron por lo general muy
buenos, pero ésta es la excepción. A pesar de que Ryan Reynolds hace lo posible
para generar empatía como el rebelde Hal Jordan, que de la noche a la mañana
adquiere poderes gracias a un anillo extraterrestre, la construcción de
personajes no está a la altura de “Thor”, “Capitán América” o “X-Men: primera
generación”. Pero como los efectos especiales son muy buenos, la estructura del
film es una clásica relectura de “Superman” y Reynolds no es del todo
antipático, terminé disfrutándola, con algo de placer culposo. 5 Aires.
-“Apollo
18”: cada tanto el género de “found footage” intenta dar algo original, y
ése es el caso de esta película de terror que muestra las supuestas filmaciones
de una misión lunar de la década del 70 que “salió mal” por motivos
terroríficos. La película logra generar terror de manera muy efectiva en
algunos momentos, aunque, a diferencia de algo como “Rec”, deja de ser
interesante en los momentos en que no hay tensión. 7 Aires.
-“Sin
límites”: Bradley Cooper hace de un escritor al que le empieza a ir bien a
partir de una droga que potencia el 100% de su cerebro. Algunos personajes
incurren en comportamientos poco lógicos, lo cual resiente un poco el resultado
del film. Y además Cooper tiene un cancherismo que no cae bien a todo el mundo,
y que aquí se contagia a la película en sí. Entretiene y nada más. 5 Aires.
-“Noche
de miedo”: remake del clásico de terror de los 80s “La hora del espanto”,
los atractivos de esta nueva versión son básicamente tres: los adelantos
técnicos (que incluyen no sólo a los efectos especiales, sino a la posibilidad
de ver el film en 3-D), la personificación de Colin Farrell como el sangriento
y seductor villano y la aparición de David Tennant (el actual Dr. Who) como el
cínico y cobarde cazavampiros que debe guiar al protagonista. La película se
disfruta por estos factores, y no hay por qué compararla con la versión
anterior (de hecho, si lo hacemos, pierde, ya que aquélla, con menos fuegos
artificiales, entregaba una historia más clásica y atrapante). 7 Aires.
-“Destino final 5”: después de la decepcionante cuarta entrega de la saga, la franquicia retoma sus formas con este film, el mejor desde las primeras dos entregas. El accidente del comienzo de la película está filmado con verdadera tensión y maestría, pero eso no debería sorprender, ya que de eso se trata esta serie: cada momento previo a una muerte tiene una fotografía y montaje que le sacan el jugo al máximo a las posibilidades de provocar tensión que tiene el cine. Los personajes siguen sin existir, pero, como en las anteriores películas, eso no importa demasiado. 6 Aires.
-“Top
Gun”: otro reestreno digital de una mítica película ochentosa, aunque, esta
vez, no de la misma calidad que “Volver al futuro”. Sin embargo, ver este film
en cine fue casi como una bocanada de aire fresco, ya que, acostumbrado a
burlarme de él, defenestrarlo y considerarlo aburrido, descubrí que en pantalla
grande la cosa funciona muy bien. Está llena de lugares comunes, sí, pero aún
así tiene vida, y cualquiera de las tomas en que aparecen aviones volando está
filmada con ambición y verdadero sentido del espectáculo. Se ve que todo lo que
yo precisaba para aceptar más este film era verlo como se debe. Tampoco digamos
que es una obra maestra: 6 Aires.
-“El
árbol de la vida”: desde que hace unos años Terrence Malick volvió al cine
con todo, cada uno de sus films es venerado y defenestrado por igual, pero
nunca deja indiferente. Esta vez se trata de la historia de una familia a
mediados del siglo XX vivida desde el punto de vista de uno de los hijos, que
adora a su madre y mantiene resentimiento hacia su padre por la educación
severa que éste imparte. Con su profusión de voces en off, reflexiones sobre
los sentimientos y el sentido de la vida, un montaje descontracturado que
provoca una relación íntima con lo que se ve (es inevitable que en la secuencia
del crecimiento de los niños el espectador recuerde su propia infancia) y un
uso ambicioso y solemne de la música (en particular en escenas que nos
retrotraen al origen del universo y de nuestro planeta), la película funciona
casi como paradigma del estilo de Malick. Muchos se fueron del cine, aburridos,
y otros la acusaron de new age, pero, por más en contra que se esté, no se
puede negar que hay un artista personal detrás de cámara, y que lo que hace no
es muy tradicional que digamos. Para mí y para muchos, fue uno de los mejores
estrenos comerciales del año. 10 Aires.
-“Detrás
de las paredes”: una de las decepciones del año. Jim Sheridan (“Mi pie
izquierdo”, “En el nombre del padre”) se sale de su zona de confort y entrega
un thriller con elementos sobrenaturales. O mejor dicho: lo interesante del
film es que durante gran parte de su transcurso uno no sabe si hay fantasmas o
si se los está imaginando el protagonista, pero en la práctica eso no hace
diferencia, o es casi lo mismo. La cosa es que las sorpresas de la película habían
sido reveladas por un trailer realizado con mucha incompetencia; tengo la duda
de si el film habría sido tan previsible si no fuera por ese factor. El
resultado final es una película muy corta que no se disfruta mucho, por más que
los protagonistas sean Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts. 5 Aires.
-“Pina”:
Wim Wenders volvió a recibir elogios de la crítica con este documental en 3-D
sobre la fallecida coreógrafa Pina Bausch. Y la verdad es que el éxito tanto de
crítica como de público me sorprende en este caso, ya que, sinceramente, no
creo que sea para tanto. Es una película correctita, no un documental
imprescindible, y la veneración que se le dio a su uso del 3-D fue exagerada.
Incluso hay algo que es casi irrespetuoso o contraproducente: en medio de
escenas de coreografías, la escena se corta para mostrarnos el testimonio de
uno de los bailarines, y, por más interesante que sea lo que dice, ¡no me
corten una escena musical en el medio! (y menos si se supone que quieren
mostrar al público lo que era el trabajo de Pina Bausch o de sus discípulos). 7
Aires.
-“Gigantes
de acero”: algo que en los papeles parecía un desastre resultó en la
práctica un gran film, cosa sorprendente si se tiene en cuenta que su director
es el mismo de “Más barato por docena” y la remake de “La Pantera Rosa”. Hugh
Jackman entrega una clásica actuación de “chanta encantador” que debe hacerse
cargo de un hijo al que no ve hace mucho; lo interesante es que ninguno de los
dos tiene interés en esa relación, y la cosa sólo prospera “de casualidad”,
siendo la pasión por el boxeo lo que los une. Como en el universo futurista del
film el boxeo ya no es un deporte de hombres, sino de robots (los entrenadores
simplemente los diseñan, los arman y los controlan), hay profusión de efectos
especiales, que realmente se ven bien (ya que no hubo sólo robots generados por
computadoras sino también animatronics). Todo conspira para hacer de ésta una
película muy llevadera que hasta emociona un poco en su final. 8 Aires.
-“Medianoche
en París”: después de varios años volví a ver un film de Woody Allen en
cine, y esta vez no me decepcioné. Con esta película el tipo recupera el
encanto de épocas mejores, y en particular la magia de pequeñas joyitas como
“La rosa púrpura del Cairo”, ya que aquí también hay un elemento sobrenatural
que le da al protagonista la posibilidad de vivir sus sueños. Y como el
protagonista es Owen Wilson (uno de los actores más queribles con los que haya
trabajado Allen) y sus sueños incluyen la ciudad de París, el film es un festín
para los enamorados de ese lugar... y a los que no lo son, los enamora. Sí, es
muy romántico, pero a mucha honra. 8 Aires.
-“El
rey león”: otro reestreno, que se agarra del éxito de los reestrenos 3-D de
las “Toy story” 1 y 2 del año anterior, aunque esta vez sin excusa de ninguna
secuela (a partir de este caso se empezarían a reestrenar varios otros films de
Disney en 3-D). La tercera dimensión no estaba usada de manera muy especial
desde mi punto de vista (que en este caso contrasta con la opinión del público
en general y de la crítica), pero el film por sí solo vale la experiencia. Una
relectura de “Hamlet” en plan “animales de la sabana africana”, con muy buenos
personajes de reparto, un gran espíritu de aventura, esplendor visual y muy
buena música (por más archiescuchadas que sean sus canciones, no dejan de ser
buenas). Y un villano de antología, que da a Jeremy Irons una oportunidad para
chuparse los dedos. 9 Aires.
-“Ausente”:
del director de “Plan B” se estrenó su siguiente film también en el Malba. Y
esta vez el resultado me gustó más. Quizás por el hecho de que sus dos
protagonistas me parecieran interesantes y por el grado de tensión logrado,
este film logró atraparme. 7 Aires.
-“Contagio”:
once años después de “Traffic”, Steven Soderbergh vuelve con otro “film serio y
multiestelar sobre un flagelo importante abordado desde distintos puntos de
vista y lugares del planeta”. En este caso el tema no es el tráfico de drogas,
sino una epidemia, y cómo distintos grupos humanos lidian con ella, desde
médicos, bloggers y funcionarios hasta los pocos que parecen ser
inexplicablemente inmunes. A pesar de tener un protagonismo repartido, casi todos
los personajes funcionan (salvo quizás el sensacionalista inglés de Jude Law).
El estilo sigue siendo distanciado, frío y para nada triunfalista, lo cual es
acertado para este género que podría denominarse “estudio clínico”. El final,
de todos modos, tiene algo de conmovedor. 7 Aires.
-“Glee”:
nunca vi la serie, pero, luego de haberla considerado prejuiciosamente como una
telenovelucha musical de cuarta, cambié de opinión y me entró curiosidad por
verla. Esto se debe un poco a las buenas críticas que leí y al universo que
muestra el film, que es el de una novela, sí, pero tal vez de las buenas y sin
ninguna vergüenza. Por otra parte, el supuesto registro documental del film es
jugoso: se presenta un recital de los protagonistas de la serie como si los personajes
(y no los actores) fueran los que cantan... lo cual hace este film un musical,
pero no un documental. Nada de eso: una chiclosa ficción, intercalada con
segmentos donde fans de la serie explican cómo ésta les cambió la vida y les
dio más confianza y vitorean a sus personajes favoritos (¿Estos segmentos sí
serán verdaderos registros documentales? Misterios del posmodernismo). 7 Aires.
-“Los
tres mosqueteros”: del rey de los films clase-B en la actualidad, Paul W.S.
Anderson (responsable de “Resident evil”, “Alien vs. Depredador” y “Mortal
Kombat”) llega esta adaptación del clásico de Alejandro Dumas en una versión
que, más allá de ser en 3-D y contener escenas espectaculares que no eran
precisamente el espíritu de la novela original, tiene un aire de aventuras que
la acerca, sino a Dumas, al menos al género cinematográfico de matinée del cual
el film pretende formar parte. Hay humor, está Milla Jovovich y,
lamentablemente, hay algunos personajes desaprovechados o mal actuados (el
villano de Orlando Bloom, el mismísimo protagonista D’Artagnan), pero el
balance es sorpresivamente positivo. 6 Aires.
-“Peter
Gabriel & New Blood Orchestra”: sólo en algunos cines se estrenó este
recital de Peter Gabriel filmado en 3-D, y debo decir que me pareció uno de los
usos más “artísticos” del 3-D que he visto hasta la fecha, ya que el film
combina distintos colores, profundidades de campo, sobreimpresiones visuales y
filmaciones desde el punto de vista del propio Gabriel para lograr algo único, no
simplemente “un concierto filmado”. Otro factor que hace especial a este
proyecto es que pertenece a la hasta ahora última gira de Gabriel, en donde los
covers de su último disco y las canciones de la etapa anterior de su carrera
son interpretados por una orquesta sinfónica que le agrega pompa y dramatismo a
muchas composiciones. Si a uno le gusta su música (o sea, si uno tiene buen
gusto), la cosa se disfruta con creces. 8 Aires.
-“De caravana”: una comedia cordobesa ambientada en el mundo de las bailantas, realizada con unas ganas de comerse todo lo que se encuentre en el camino y mostrar una pasión por el cine y sus personajes que sorprenden. Hay humor, personajes geniales y una fotografía cuidada al milímetro que, como en pocos casos que yo haya visto, presenta una enorme distancia entre su perfección y su ostensión (es decir, nadie diría que es una película preciosista; es más, muchos ni se percatarían de lo largas y elaboradas que son varias tomas). Y esa distancia también es un acierto, ya que el film nunca se siente como un logro técnico, sino como una aventura espontánea, sucia, visceral y totalmente viva. 10 Aires.
-“Violeta
se fue a los cielos”: siete años después de “Machuca”, su director vuelve
con otra película de temática muy específicamente chilena (pero al mismo tiempo
universal, como todas las grandes películas). Esta vez se trata de un biopic
sobre la música Violeta Parra, pero no es una biografía “normal”; lo más
parecido a ella que se me ocurre es el film “I’m not there”, aquel
caleidoscopio donde varios actores encarnaban distintos aspectos de la vida y
obra de Bob Dylan. Sin llegar a esos extremos, aquí la trama va y viene en el
tiempo y transmite un perfecto mix entre la vida personal de Violeta Parra, su
pensamiento, su contexto, su obra... y hasta la intensidad con la que ella
emanaba su obra. La protagonista es muy parecida físicamente y logra un timbre
vocal muy similar, pero eso es anecdótico frente al hecho de que logra
transmitir toda la vida, pasión, dolor, amor y furia de aquella mujer. 8 Aires.
-“Antes
del estreno”: por lo que leí, esto es algo así como una versión argentina
de “Una mujer bajo influencia”, mítica película de John Casavettes que todavía
no vi. Aquí Érica Rivas despliega todo su histrionismo haciendo de una actriz
archinerviosa por la próxima obra que protagonizará, y el espectador ve su
mundo un día antes del estreno, en su casa de campo junto con su esposo
(también artista), su hija y algunos invitados. Ciertas hipocresías del medio y
la necesidad de validación que sienten algunos actores se transmiten a la
perfección; por otra parte, la brillante sucesión de planos secuencia y la muy
buena dirección de actores (incluido Nahuel Mutti, quien generalmente está
subvalorado) hacen de ésta una película que se sigue con atención, tensión y
hasta cariño por los personajes, por más que se nos muestren muchas de sus
miserias. 8 Aires.
-“La
piel que habito”: Pedro Almodóvar sigue demostrando que su filmografía es
una perfecta, española y personal versión del espíritu de Douglas Sirk y Brian
De Palma. En este caso, el laberíntico guión cuenta la historia de un
científico y una mujer que tiene prisionera, y va hacia adelante y hacia atrás
en el tiempo, sin ninguna barrera autoimpuesta que no sea la de narrar un buen
cuento de la manera más cinematográfica posible (o sea, de la mejor manera
posible). Esa manera incluye un espíritu lúdico y honesto que nace de las
actuaciones de Antonio Banderas, Elena Anaya y el resto del reparto (en donde
también se luce Marisa Paredes), la música de Alberto Iglesias y un uso de la
fotografía y el montaje que acentúa lo más melodramático de un buen melodrama.
El momento final del film sorprende por su bajo perfil, pero lo aplaudo
justamente por eso; no hace falta continuar una escena sólo porque eso
dictarían los cánones regulares, así que la historia puede perfectamente
detenerse allí. Si no existiera “Hable con ella”, quizás ésta sería la mejor
película de Almodóvar. 9 Aires.
-“Happy
Feet, el pingüino 2”: la primera había sido tan venerada por la crítica que
cuando la vi me decepcionó un poco. Y con esta secuela sucede lo mismo. La
animación es excelente, pero los personajes no provocan interés, excepto por
dos peces cuasifumones con las voces de Matt Damon y Brad Pitt, que, en sus
charlas sobre el sentido de la vida, revelan la filosofía humanista del film.
Es lo único que llama la atención en este film cuasinoño. 5 Aires.
-“El
padrino”: casi llegando a su 40º aniversario se reestrena esta gran joya
del cine. En proyección digital como casi todos los reestrenos de hoy en día,
pero un digital aceptable y hasta aplaudible. Sí, Marlon Brando está genial
como Vito Corleone (realmente nos hace sentir que es un viejo, cuando en
realidad tenía 48 años), pero el verdadero protagonista del film siempre fue y
será Al Pacino como su taciturno hijo Michael, quien empieza alejado de los
negocios familiares (léase mafia) y termina instaurando el nuevo orden. Francis
Ford Coppola sorprendió a todos (y sigue sorprendiendo) con un montaje
imaginativo, una ambientación perfecta y una dirección de actores que da
lucimiento hasta al personaje más pequeño. 10 Aires, ¿o esperaban otra cosa?
-“Gato
con Botas”: del director de la tercera parte de la franquicia “Shrek” (que
es justamente la peor) llega este derivado que es mucho mejor que cualquier
película de aquella saga. En esta ¿precuela?, el protagonista es el gato con la
voz de Antonio Banderas, y esta vez no hay mucho chiste alusivo a escenas
famosas de la historia del cine o a la cultura pop moderna, sino que, lisa y
llanamente, se quiere contar una historia de aventuras y punto. Y se lo
consigue. Si bien el universo en teoría es el mismo de Shrek, los personajes
tienen más carnadura humana (aunque sean un gato, una gata y un huevo), la
aventura se siente fresca y hasta el villano tiene motivaciones interesantes y
catárticas. 8 Aires.
-“Las
acacias”: pequeña road-movie argentina que resultó un (pequeño) suceso, lo
cual no es tan raro si se tiene en cuenta su espíritu amable y “tierno” al
estilo de las historias mínimas de Carlos Sorín. Sólo que en este caso el éxito
es más elogiable, porque parece menos construido, menos “para vender”. El trío
protagonista es excelente. 9 Aires.
-“Larry
Crowne”: no la vi en cine, pero la vi, así que entra en esta lista. El
regreso de Tom Hanks a la dirección quince años después de “¡Eso que tú haces!”
es, como aquella, una comedia al estilo del Hollywood clásico, y, también como
aquella logra algo de la magia buscada, aunque sin llegar a las alturas de
otros films con Hanks que él no dirigió, como “Sintonía de amor” o “Quisiera
ser grande”. También como aquella, fue muy bien recibida por la crítica
especializada (exageradamente desde mi punto de vista... también como aquella).
Hanks es un hombre que se queda sin trabajo y asiste a unos cursos que dicta
Julia Roberts. Ambos están muy bien, pero el reparto, si bien pretende ser muy
heterogéneo e interesante, no está tan a la altura. 7 Aires.
-“Rápidos
y furiosos 5in control”: no había visto ninguna de esta saga de acción,
sobre todo a partir de las malas críticas que recibieron, pero esta quinta
parte obtuvo muy buenas reseñas, que la calificaron de realmente entretenida y
con menos tonterías cool que las anteriores. Así que me puse a ver las
anteriores para ponerme al día con los personajes y resulta que no llegué a
tiempo para ver ésta en cine. Por suerte, meses después la repusieron en el
Imax, lo cual fue una muy buena oportunidad para comprobar que, en efecto, se
trata de un buen entretenimiento, donde Dwayne Johnson (antes The Rock) se suma
con altura al reparto, y donde las escenas de acción hacen valer el precio de
la entrada. 7 Aires.
-“Verdades
verdaderas: la vida de Estela”: Susú Pecoraro hace de una Estela de
Carlotto treinta y cinco años más joven, en la época en que su hija fue
secuestrada por la dictadura militar y ella y su marido estaban en tensión
constante por no saber si estaba viva o muerta (y luego por las marchas y el
reclamo por la aparición de su nieto). Por suerte no hay mucho amarillismo ni
olor a propaganda en el film (a lo sumo hay propaganda del trabajo de las
Madres de la Plaza de Mayo, lo cual es natural, pero no vi ninguna obvia
alusión al kirchnerismo, nada que dentro de 200 años pueda hacer pensar a un
espectador “ey, esto sólo se entiende si es propaganda de un partido político de
esa época”). Más allá de eso, el film logra hacernos sentir cómo era la época,
pero siempre desde una estética televisiva, sin nada que lo distinga de una
típica emisión biográfica. Naturalmente, mucha gente salió de verlo emocionada,
pero eso tiene más que ver con sus experiencias personales y cercanía a lo
narrado que con los valores artísticos del film. 5 Aires.
-“Juan
y Eva”: otro film argentino que comparte algunas características con
“Verdades verdaderas”, a saber: fue muy promocionado por el kirchnerismo (y su
directora luego terminó dirigiendo el documental sobre Kirchner), intenta ser
realista y mostrar la humanidad de personajes históricos, tiene una austera
reconstrucción de época, buenas actuaciones protagónicas y una propuesta
estética sin nada de particular. Es decir, nuevamente: un telefilme. Con buenas
actuaciones (Osmar Núñez y Julieta Díaz tienen presencia, qué duda cabe) y
algún desliz en el montaje que hace que nos cansemos de una melodía que suena
en algunos momentos muy cercanos entre sí. Es original la idea de contar “sólo”
la historia de cómo nació el amor entre Perón y Evita (y darle al film un marco
temporal acotado, finalizándolo el 17 de octubre de 1945 y no, por ejemplo, con
la muerte de ella) pero el resultado, a mi juicio, es un desperdicio de la
oportunidad de contar una historia que emocione. Al menos a mí no me pareció un
film intenso ni necesario. 5 Aires.
-“Loco
y estúpido amor”: no la vi en cine, pero la vi, así que entra en esta
lista. Una comedia con elementos de drama, elementos de film romántico y
elementos de film “coral”, con un reparto encabezado por Steve Carrell y Ryan
Gosling como un hombre recién separado y un joven que le enseñará a conquistar
mujeres. La ex-esposa de Carrell es Julianne Moore; el principal interés
romántico de Gosling es Emma Stone. Con lo cual tenemos un cuarteto de grandes
actores que, como tienen química y un buen guión entre manos, llevan a buen
puerto esta película. Ah, la niñera de Carrell (que está enamorada de él, y de
quien está enamorado el hijo de Carrell) tiene carisma hasta las nubes. 8
Aires.
-“Un
zoológico en casa”: no la vi en cine, pero la vi, así que entra en esta
lista. Y por más que muchos celebraron este film como un regreso a las buenas
formas en la carrera de Cameron Crowe (después del fracaso de sus últimos
trabajos ficcionales, “Vanilla sky” y “Elisabethtown”), a mí no me pareció gran
cosa. Es decir, tiene un espíritu humilde y actuaciones creíbles y queribles,
pero no la magia que la equipararía a los mejores films de este género en la
historia. ¿Cuál es el género? Es el género
“viudo-que-cría-a-sus-hijos-genera-la-admiración-respeto-y-amor-de-los-que-lo-rodean-y-lleva-adelante-un-excéntrico-proyecto-de-vida”
(en este caso, Matt Damon mudando a su familia a un zoológico). 6 Aires.
-“Copia
certificada”: me la perdí en su momento pero la pude ver en un ciclo de
“segunda oportunidad” en la sala Lugones. Había leído las reseñas más
auspiciosas, a tal punto que temía salir decepcionado o encontrarme con una
cuota de aburrido intelectualismo (su director Abbas Kiarostami hizo la “lenta”
“El sabor de la cereza”, sí, pero debería haberme acordado de “Five” y su amor
por las formas y el cine). Finalmente me rendí ante la evidencia y pasé a ser
uno más de los que sitúan a “Copia certificada” en sus listas personales como
la mejor película del año. Juliette Binoche y William Shimell (cantante lírico en
una rara incursión como actor) dan brillantes actuaciones como un escritor y
una mujer contratada para guiarlo por Italia... ¿o hay una relación
preexistente entre ellos? El enigma sobrevuela la película, mientras ellos
pasean y discuten sobre la vida, sobre el arte y sobre ellos mismos. Y la
exquisita fotografía de largos planos secuencia nos permite relajarnos y seguirlos
en su catártico periplo (otro hermoso caso de enorme distancia entre el
milimétrico trabajo visual y la ostensidad de ese aspecto, es decir, nadie
diría que lo bello de las imágenes o la fluidez de la cámara llaman la atención
sobre sí mismos). 10 Aires. O quizás diez mil; es uno de los mejores films de
la historia.
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