Sí, señoras y señores, por primera vez en varios años, esta entrega no se retrasa un año, sino sólo unos meses. Les presentamos a continuación unas breves reseñas de los estrenos (o reestrenos) comerciales que han tenido lugar en Argentina en el 2012 y que yo he visto. Se puede leer sin temor a que se develen sorpresas de los films, ya que eso no sucede. Y vale dejar comentarios y estar en desacuerdo (pero no mucho).
-“Esperando la carroza”: a pesar de que el
reestreno de este clásico argentino ocurrió en mayo del 2012, la sitúo aquí por
haberla visto antes que las otras. De hecho, no la fui a ver al cine, pero la vi
alguna vez, así que entra en la lista. Y el motivo por el que no vi su
reestreno es porque con los años fui descubriendo que no me parece una película
tan imperativa o merecedora de su fama (ni, por supuesto, un film que valga la
pena pagar para ver en cine). Es cierto que, a pesar de que su grotesco es a veces
exagerado, no es el único tipo de humor presente; hay una heterogeneidad de
recursos cómicos, y eso ayuda a que el film no resulte agobiante (por caso,
Mónica Villa y China Zorrilla muestran preocupación por crear situaciones
graciosas pero con personajes que se palpan “reales” en vez de con seres que se
agotan en muecas o en gritos fuertes; sí, digo esto teniendo en cuenta los
gritos que da Mónica Villa en toda la película). Aún así, el cine que uno fue
descubriendo a lo largo de su vida luego de ver este film de joven (incluso el
cine cómico) hacen pensar que esta película sólo le puede parecer grandiosa a
personas que no hayan visto mucho (eso suena elitista pero está dicho desde la
más pura estadística: cuanto más ve uno, más conoce, y más elementos tiene para
darse cuenta de a qué puede aspirar una película en general y una comedia en
particular). 6 Aires.
-“Buscando a Nemo”: otro reestreno que
no vi pero que incluyo porque es un film que vi alguna vez en mi vida (y la
sitúo en este lugar porque la vi hace unos 14 años). Lamentablemente me perdí
el 3-D, pero eso no impide recordar que este film de animación ya de por sí era
genial sin ese agregado, con su esplendor visual, su mezcla de humor y aventura
y personajes gloriosos con las voces de Willem Dafoe, Ellen DeGeneres (la
olvidadiza y ya clásica Doris) y Albert Brooks en un merecido e inesperado
protagónico como el pez Marlin que va en busca de su hijo perdido (el personaje
del hijo, Nemo, no es tan interesante). Otra de las joyas de Pixar. 9 Aires.
-“La separación”: otra que se estrenó
después pero la situó aquí, porque la vi en el Festival de Cine de Buenos Aires
del año anterior. Una de las mejores películas iraníes de los últimos años (y
el mejor estreno del 2012 si no tenemos en cuenta reestrenos de films viejos),
algo que la diferencia de películas meditativas o más “lentas” como “El sabor
de la cereza” o “La manzana” es su ritmo: la tensión está siempre presente como
en el mejor thriller. Un matrimonio está en vías de separación porque la esposa
quiere emigrar y el esposo considera que no pueden dejar solo a su frágil
padre. En el medio de todo están la hija de ambos, una señora que ayuda en la
casa y el surgimiento de un nuevo litigio, cuya naturaleza conviene no develar.
Todo el elenco está sublime, y el film logra narrar brillantemente y al mismo
tiempo describir un estado de cosas en Irán sin sermonear. 10 Aires.
-“El chico de la
bicicleta”:
otra que se estrenó después pero la situó aquí por haberla vista antes en
un ciclo de cine. El primer film de los elogiados hermanos Dardenne que vi, y
al hacerlo entendí por qué son tan prestigiosos. La historia de un joven con
necesidad de alguna guía paterna (rol que termina cumpliendo la gran Cecile De
France) está narrada con una enorme humanidad y sin golpes bajos por más que el
argumento sea propicio para ello. Y sin efectismos que llamen la atención sobre
el film en sí; los directores hacen culto de una invisibilidad y humildad que
parece ser marca de fábrica. 9 Aires.
-“El puerto”: otra que se estrenó
después pero la situó aquí por haberla vista antes en un ciclo de cine. De Aki
Kaurismaki, esta comedia de bajo perfil fue muy bien recibida por la mayor
parte de la crítica pero también recibió algunos palos (por ejemplo, de un
amigo fan de Kaurismaki, a quien llamaremos Jan-Paul para mantener en
anonimato). Los elogios son por narrar una historia pequeña con el encanto de
su protagonista, un chanta de gran corazón que sufre por la enfermedad de su
esposa mientras ayuda a un inmigrante ilegal. Los palos son porque la extrañeza
que sobrevuela el film parece forzada, casi como si la película hubiera sido
diseñada para cautivar audiencias de “films de arte” en vez de como un
verdadero proyecto personal. Creo estar un poco de acuerdo con ambas apreciaciones,
así que le doy 7 Aires.
-“Terror en lo profundo”: en los últimos años
el recientemente fallecido David R. Ellis había renovado un poco el género de
la intriga y el terror al otorgarle algo de desvergonzada diversión (“Celular”,
“Terror a bordo”, “Destino final 2” ).
La cosa tambaleó con “El destino final”, la cuarta parte de la saga, en donde
casi no había motivos para disfrutar del film excepto por una tensionante
escena final. Y su último film, una versión moderna de las sagas de “Tiburón” y
“Piraña” originadas en los 70s, terminó siendo lamentablemente su peor
película. Aun teniendo de su lado el 3-D, la película no logra generar interés
en ningún momento. Hasta podríamos decir que hay demasiado énfasis en los
personajes y pocas escenas de tiburones, lo cual sería buenísimo si los actores
generaran algo de empatía. Pero ni fu ni fa; uno de los peores estrenos del
año. 3 Aires.
-“El precio del mañana”: Andrew Niccol (guionista
de “The Truman show”, director de “Gattaca” y “Lord of war”) nos sitúa nuevamente
en un universo futurista. En este mundo la gente no envejece después de los 25,
pero también tiene un tiempo limitado de vida después de esa edad, que sólo se
puede aumentar... comerciando. Así es, aquí el tiempo es dinero, y el
protagonista (un Justin Timberlake al que me sorprendió poder soportar) está
todo el tiempo desplegando su carisma y su “calle” para ir comprando tiempo y
sobrevivir día a día (o a veces hora a hora). Queda muy clara la antinomia con
los ricos, que tienen todo el tiempo (vida) del mundo, y a quienes el
protagonista decidirá enfrentarse en una cruzada a lo Robin Hood. Tuvo algunas
críticas no tan buenas, pero a mí me pareció popcórnicamente entretenida. 7
Aires.
-“Las aventuras de Tintín”: con la cuarta película de
Indiana Jones, Steven Spielberg había decepcionado un poco en su regreso al
cine de “aventuras pasatistas puramente popcorn”, género en el que supo reinar.
Pero con esta versión cinematográfica de las clásicas historietas de Hergé, el
tipo se redimió; es un film que tiene la mezcla perfecta entre acción y humor
que merecen estos relatos, y el hecho de que sea una película de animación
permite todo tipo de tomas y escenas “larger than life” que Spielberg está
acostumbrado a entregar. A pesar de que le técnica usada es el motion capture
que en otros films resulta en personajes con ojos de zombies, aquí la cosa
tiene el perfecto punto medio entre realismo y estilización. Vayan los títulos
del comienzo como muestra del disfrute que puede generar la película, o el
hecho mismo de que el guión es juicioso y, en vez de tener la típica duración
excesiva de las aventuras de hoy en día, termina la película a la hora cuarenta
y cinco dejándonos con ganas de más. 8 Aires.
-“La última noche de la
humanidad”:
extraterrestres invaden la Tierra. Nada que no hayamos visto en los últimos
años en el cine, con lo cual este film tendría que tener algo de novedoso o de
particular para entretener. O al menos debería ser entretenido... pero no,
simplemente se “aguanta” todo el tiempo con la suposición de que en algún
momento sucederá algo más interesante que lo visto en el minuto anterior. Y
nunca sucede. 4 Aires.
-“Sherlock Holmes: juego de sombras”:
esta secuela potencia las virtudes y defectos del éxito del 2009. O sea: lo
negativo es que se lleva al extremo el cancherismo de Robert Downey Jr (lo cual
no es tan bueno como muchos piensan, ver también “Iron Man 2” ) y el estilo clipero que el
director Guy Ritchie también despliega en otras películas (“Snatch”, “Juegos,
trampas y dos armas humeantes”, “Rock’n’rolla”). Pero también, por suerte,
sigue presente el espíritu de aventura y se expande la importancia de Watson,
un Jude Law que le da una increíble humanidad y carisma al personaje. Y esta
vez el villano es ciertamente más atractivo: Jared Harris como el mítico
Moriarty está inmejorable. 6 Aires.
-“Los Muppets”: un regreso muy esperado
por muchos por suerte no sólo no decepcionó a nadie, sino que compite
seriamente por el puesto de mejor film de los Muppets. Se recuperan aquí en sus
mejores expresiones todos los aspectos que conforman el universo de estos
seres, que podemos resumir en: alegría, melancolía, autorreferencia, música y
delirio. Los personajes siguen teniendo las mismas personalidades excéntricas
de siempre, Jason Segel (impulsor del proyecto) y su hermano, el nuevo Muppet, se
amoldan a la perfección al espíritu de esta saga y las nuevas canciones son
realmente geniales (“Man or muppet” fue la ganadora del Oscar, pero nada
provoca una sonrisa en el rostro como “Life’s a happy song”, y además regresa
la mítica “The rainbow connection”). Por si lo olvidaron: en este universo, no
hay nada de raro en convivir junto a muñecos, y a mucha honra. 10 Aires.
-“J. Edgar”: Clint Eastwood sigue con
sus altibajos como director, es decir: no se puede decir que esta biopic del
director del FBI J. Edgar Hoover sea una mala película, pero casi no parece
suya. Y durante gran parte del metraje, si bien no aburre, nos presenta una
narrativa fragmentada que parece no tener ningún foco puntual, sino ser
solamente una suma de situaciones. El maquillaje que hace que Leonardo Di
Caprio, Arnie Hammer y Naomi Watts se vean como cuasiviejos fue elogiado y
criticado por igual, pero las actuaciones logran ir más allá y hacernos creíble
e interesante todo el film. 7 Aires.
-“Misión imposible: protocolo fantasma”:
después de “El gigante de hierro”, “Los Increíbles” y “Ratatouille”, había gran
expectativa por el paso de Brad Bird de la animación al cine con actores de
carne y hueso, y más cuando se supo que sería con la cuarta parte de esta saga
de aventuras. El resultado es la mejor entrega de la franquicia, con un Tom
Cruise cada vez mejor en su papel de jefe del comando que debe, cuándo no,
salvar el mundo. Como la produce Bad Robot (la compañía de J.J. Abrams, quien
también dirigió la tercera entrega), siguen presentes la música de Michael
Giacchino y un espíritu lúdico constante, lo cual son dos grandes puntos a
favor. Otro es que esta vez hay un verdadero sentido de equipo: Paula Patton,
Jeremy Renner y Simon Pegg acompañan a Cruise con carisma y personajes que no
son simple relleno sino que tienen su peso. Por último: las típicas escenas
“larger than life” de este tipo de films se ampliaban a una proporción de
pantalla de 4x3 en el cine Imax (para el cual fueron filmadas), lo cual
proporcionaba un disfrute y vértigo inimaginables, sobre todo en la ya clásica
escalada al edificio más alto del mundo. No por nada el film recibió tantas
loas: es uno de los mejores “entretenimientos popcorn” de los últimos años, con
la elegancia, timing y sentido del espectáculo típicos del viejo Hollywood. 9
Aires.
-“Inmortales”: por su barroco y
alucinógeno estilo visual, el director indio Tarsem Singh es considerado un
cineasta de culto, sobre todo a partir de “The fall”, que no vi. Pero vi sus
otros films, que sirven para entrar en su mundo: la anterior “La celda”, el
cuento de hadas “Espejito espejito” y la película que nos ocupa, una saga de
guerras entre humanos con intervenciones de los dioses, narrando una especie de
versión “realista” del enfrentamiento entre Teseo y el minotauro. Aunque
“realista” no es precisamente la palabra: ¿para qué mostrar ese enfrentamiento
como la batalla entre dos hombres, desmitificando y “desmetaforizando” la idea
del minotauro, si en el universo del film el resto de los aspectos no son
precisamente realistas? (No sólo están presentes Zeus y otros dioses, sino que
hasta intervienen en las batallas). En fin, todo esto no importaría si la cosa
resultara interesante, pero eso nunca sucede, a pesar de tener a Mickey Rourke
como villano y de contar con el estilo de Tarsem (que en este film no me
pareció nada del otro mundo, aún teniendo en cuenta el buen uso del 3-D). 5
Aires.
-“La chica del dragón
tatuado”:
luego de completarse la versión fílmica noruega de la trilogía de bestsellers
“Millenium” comenzó a filmarse la remake yanqui. Y comenzó con buen auspicio:
David Fincher en la dirección, retomando el género del thriller que tanto supo
cosechar en el pasado (“Pecados capitales”, “Al filo de la muerte”, “La
habitación del pánico”, “Zodíaco”), y esta vez el tipo se pone más “clásico y
elegante” que nunca. Daniel Craig y Mara Rooney están perfectos como el
periodista y la hacker que se unen para investigar la desaparición de una
muchacha que tuvo lugar varias décadas atrás. Si bien el misterio intriga, los
personajes son el verdadero corazón del film, por eso es muy elogiable que
luego del supuesto clímax de la película todavía nos quedamos con ellos un buen
tramo hasta que termine (llega a durar más de dos horas y media). 8 Aires.
-“La dama de negro”: la primera película
de Harry Potter (perdón, de Daniel Radcliffe) luego de terminada aquella saga
es esta historia de terror ambientada a comienzos del siglo XX acerca de un
padre viudo que viaja a un pueblo para ordenar los papeles para vender una
mansión, y se encuentra con habitantes socialmente hostiles y una casa,
digamos, algo embrujada. Bah, lo típico: fantasmas. El espíritu “gótico” está
muy bien logrado, o sea, la película logra provocar terror con algunos sustos
propios de la era moderna pero más que nada con climas tensionantes de misterio
que la hacen muy clásica. Y Harry Potter (perdón, Daniel Radcliffe), como en
aquella saga, hace creíble y querible al protagonista. 8 Aires.
-“Viaje 2: la isla misteriosa”:
la secuela de “Viaje al centro de la Tierra” (ese blockbuster donde Brendan
Fraser y su hijo usaban la novela de Julio Verne como base para encontrar a un
pariente perdido en un clima de aventuras fantasiosas) repite el mismo esquema
pero usando otra novela de Verne. Ahora no está Fraser, pero sí el padrastro
del muchacho: Dwayne Johnson, alias The Rock. Y al que van a buscar a la isla
es al abuelo, nada menos que Michael Caine. Pero es obvio que al film no le
interesan los personajes, por más que la trama haga hincapié en las relaciones
de familia: lo que importa es el festival de efectos especiales que, como está
“mínimamente bien filmado” (y con buen uso del 3-D) y está acompañado de personajes
“mínimamente no desagradables”, hacen que la película sea al menos visible.
Aunque nadie necesitaba ver a The Rock cantando. 5 Aires.
-“Mini espías 4 y los
ladrones del tiempo”: la trilogía original me había encantado, y el cine de Robert Rodríguez
siempre me parece atendible, así que me entregué a esta cuarta parte aunque la
protagonista fuera Jessica Alba y sólo se estrenara doblada (porque, claro, es
un film infantil, ¿no?). Y la muchacha está mejor de lo que esperaba, y además
hacen su regreso los protagonistas originales, los ya crecidos Daryl Sabara y
Alexa Vega. Nada de eso eleva a esta película a alturas particularmente
recomendables, pero aquél a quien le gusten las películas lúdicas y tontonas de
Rodríguez (o sea, solamente yo) puede sacar disfrute de esto. 6 Aires.
-“La invención de Hugo
Cabret”:
el debut de Martin Scorsese con el 3-D. O sea, para la crítica, “el
primer uso artístico del 3-D”. Lo cual es falso, por supuesto, pero eso no
importa; la película es buena. No es la obra maestra que muchos decían, pero es
altamente disfrutable la manera en que el director mezcla tecnologías modernas
con clasicismo para contar una historia que muchos calificarían de infantil, la
de un huérfano que vive en una terminal de trenes de París y se hace amigo de
la nieta de un misterioso inventor. El argumento le da a Scorsese la
posibilidad de homenajear a los pioneros del cine y al cine mismo de una manera
que no es forzada excepto por un único momento en que el “llamado a la
solidaridad para la conservación del cine antiguo” está puesto como un mensaje
dirigido demasiado explícitamente al espectador, es decir, hacia el “afuera de
la película”. De todos modos, 8 Aires.
-“Star wars: episodio 1: la
amenaza fantasma”: uno de los films más esperado de fines de los 90s había
sido la primera precuela de “La guerra de las galaxias”, que al mismo tiempo
marcaba el regreso de George Lucas a la dirección. La excusa de este reestreno
es el 3-D; supuestamente los siguientes episodios también serían reestrenados
en este formato (aunque eso ahora está en dudas, lamentablemente). Cualquier
excusa es buena para ver un film de esta saga en la pantalla grande de un cine,
por más que éste sea el peor episodio. Entre los desaciertos está la
performance de Jake Lloyd como Annakin (el futuro villano Darth Vader): que el
personaje sea un niño no es excusa para que la actuación sea ostensivamente
aniñada. Y por supuesto también se sufre la presencia del famosamente odiado
Jar Jar Binks: en realidad el problema no es él, sino que toda la raza a la que
pertenece está pintada con pinceladas ridículas e infantiloides. Pero sigo
aplaudiendo la actuación de Liam Neeson y el ritmo del film, que respeta el
espíritu de la saga original. 6 Aires.
-“Poder sin límites”: una de las ideas más
originales de la corriente de films que usan el formato “found footage” (es
decir, lo que se ve supuestamente corresponde a filmaciones del universo del
film, a veces realizadas por los mismos protagonistas). Usando este formato se
narra una típica historia de adolescentes que adquieren poderes y se convierten
en superhéroes, sólo que, siguiendo con el “realismo” de esta técnica, las
actuaciones y situaciones son naturalistas, y los efectos especiales son menos
exagerados que en un típico film hollywoodense. Por otra parte, más allá del
“gancho para vender entradas” que supone la mezcla de found footage + film de
superhéroes, los personajes tienen verdadera carnadura humana, y uno entiende
perfectamente por qué algunos realizan acciones que los acercan más a lo que
suelen ser los villanos. Un interesante experimento. 7 Aires.
-“El artista”: la ganadora del
Oscar a mejor película del 2011-2012 fue este film francés en blanco y negro,
mudo y con una proporción de pantalla de 1x1.37. No por esos factores dejaba de
ser un film gustable para el gran público; su humor, ternura y estilo de
actuación auguraban un gran éxito, y así fue. Para los cinéfilos también era
muy disfrutable: hay muchas referencias a films famosos puestas de manera no
forzada y un espíritu general que celebraba el arte del cine mudo, el género
musical y el carisma de las estrellas de antaño. El tufillo a “producción
realizada para recibir elogios y premios” hace que el puntaje no sea el máximo
posible, así que nos quedamos en 9 Aires.
-“Historias cruzadas”: no la vi en cine
pero la vi, así que entra en la lista. A priori es el prototipo de “film
hollywoodense sobre un tema serio como el racismo con grandes actuaciones pero
contado con mucho de picaresca y humor”. Eso nos llevaría hacia una crítica
negativa, pero la verdad es que esta historia sobre una chica blanca que quiere
contar la historia de las negras que se dedican a ser “personal de limpieza” de
gente pudiente (pero también madres sustitutas de sus hijas) tiene pulsión
narrativa, y realmente es menos solemne de lo esperado. Y más allá del esperable
lucimiento de los dos personajes afroamericanos más importantes (Viola Davis y
la ganadora del Oscar Octavia Spencer), son sorprendentes las personificaciones
de Bryce Dallas Howard como una tilinga a quien amamos odiar y Jessica Chastain
en uno de los ochenta mil roles en los que demostró su talento en el último
año. 6 Aires.
-“Caballo de guerra”: otra de Steven Spielberg,
su film más reminiscente del espíritu de John Ford y el Hollywood clásico de
los 40s. Aquí el caballo del título, que va pasando en dueño en dueño a lo
largo del film, no es tanto el protagonista (de hecho, sólo se vislumbra algo
de su “personalidad” en unos pocos pasajes, uno de los cuales, sí, es
emocionante), sino que es más bien el MacGuffin, o sea, la excusa para unir
varios episodios ambientados en la Primera Guerra Mundial que muestran diversas
facetas de la naturaleza humana. Como siempre, Spielberg se muestra como buen
director de actores (algunos rostros modernos, como Jeremy Irvine, Tom
Hiddleston y Benedict Cumberbatch, se mezclan con performers de trayectoria más
avanzada y a veces mítica, como Peter Mullan, Emily Watson, David Thewlis y
Niels Arestrup), pero lo que sigue caracterizando su cine es su manejo de la
fotografía y el montaje para crear emoción a través de la imagen. 8 Aires.
-“El topo”: uno de los films más
decepcionantes para el gran público, que esperaba una de espionaje con un ritmo
de entretenimiento bien moderno y se encontró con algo más parecido a un film
de arte o a una novela compleja. Lo cual es comprensible, ya que está adaptada
de una novela de John Le Carré, pero hay distintas maneras de adaptar una obra
así, y ésta, en mi opinión, es la mejor: dándole al espectador algo de ritmo
reposado, con una buena generación de climas, un argumento que debe seguirse
con atención para no perderse y una gran caracterización de personajes (que
hasta el momento final les da a cada uno motivación y respeto). Gary Oldman
recibió las loas que se merecía como el mítico agente George Smiley (de quien
siempre es difícil captar si está enojado, alegre o triste), pero todos en el
reparto están excelentes: John Hurt, Mark Strong, Colin Firth, Toby Jones y
siguen las firmas... El director de “Criatura de la noche: vampiro” (también
conocida como “Let the right one in”) se tomó la cosa en serio, no se la hizo
fácil a quienes querían un típico blockbuster, y por eso lo aplaudo. 10 Aires.
-“Drive”: una de mis favoritas del
año. Nicolas Winding Refn (director de los clásicos modernos que todavía no vi
“Bronson” y “Valhalla rising”) dirige un film de acción y suspenso con un
antihéroe que se mete en problemas por querer ayudar a una bella vecina. Como
el antihéroe es Ryan Gosling en una de sus tantas (pero justamente celebradas)
personificaciones de un “duro de buen corazón al estilo Steve McQueen”, y como
la dirección es una mezcla perfecta entre la cámara lenta de Brian De Palma y
un espíritu setentista pleno de violencia, romance trágico y autos, el
resultado es un festín audiovisual (la música es más bien ochentosa, pero el mejunje
no se siente como un Frankenstein, sino como algo absolutamente natural y
sincero). 10 Aires.
-“Un dios salvaje”: después de diez años volví
a ver un film de Roman Polanski en cine (no sé por qué me perdí “Oliver Twist”
y “El escritor oculto”). Con su lúdico cinismo a cuestas era el director ideal
para la adaptación cinematográfica de la obra de Yasmina Reza sobre dos parejas
que se reúnen para resolver un conflicto entre sus hijos y terminan exponiendo
todas sus miserias de adultos. ¿Teatro filmado? Eso no tendría nada de malo si
no se disfrazara el hecho, pero de todos modos Polanski logra imprimirle
personalidad cinematográfica a lo que vemos. Se podría esperar un show de la
actuación de John C. Reilly, Jodie Foster, Christoph Waltz y Kate Winslet, pero
por suerte la cosa no llega tan lejos, porque así como están las performances
tienen el tono perfecto. 7 Aires.
-“Caracortada”: a pesar de no estar
entre mis cinco o seis films preferidos de Brian De Palma (mi director
favorito), ver en pantalla grande este reestreno lo revalorizó mucho en mi
ranking personal, y confirmó, aunque no hacía falta, que sus películas son para
cine. Su uso del widescreen y la tensión (generada a partir de tomas largas,
planos detalle, cámara lenta y otros recursos típicos depalmianos) se adaptan
bien a esta historia cuasiépica del ascenso y caída de un mafioso cubano que
quiere vivir el gran sueño americano. Más allá de la famosa actuación
desbordada de Al Pacino hay un verdadero personaje, y más allá de la pericia
técnica hay un buen guión (de Oliver Stone). 10 Aires.
-“John Carter: entre dos mundos”:
así como Brad Bird se sacó una buena nota en su pase de la animación al
cine con actores, también Andrew Stanton (director de “Wall-E” y co-director de
“Buscando a Nemo”) lo logra en esta adaptación del clásico de aventuras “Una
princesa de Marte”, del mismo autor de “Tarzán”. Lamentablemente, la crítica y
el público no opinaron lo mismo: el film fue un fracaso, lo cual fue injusto ya
que es un gran exponente de su género. Taylor Kitsch tiene carisma en su
performance de héroe recio, y la película tiene un diseño de producción que no
ahorra vistas espectaculares. Se siente todo el tiempo el cariño y la
sinceridad con que se llevó a cabo el proyecto (desde el lúdico comienzo hasta el
emocionante final), todo cohesionado con la música del gran Michael Giacchino.
Cierta pesadez en algunos pasajes equilibra el puntaje en 7 Aires.
-“Inframundo: el despertar”:
luego de una precuela que narraba hechos anteriores a las primeras dos películas
de esta serie, la saga continúa nuevamente con Kate Beckinsale como la vampira
Selene, que esta vez debe enfrentar no sólo a la raza de hombres-lobo a los que
siempre combatió, sino también a los humanos, que, en el futuro en el que está
ambientado el film, cazan a los chupasangres como a moscas. La película es lo
que pretende ser: una de acción con buenos efectos especiales (y buen uso del
3-D) y una protagonista femenina desplegando fortaleza y tiros enfundada en un
traje de cuero. Las otras también eran eso, pero eran quizás más solemnes, lo
cual da un punto a favor de esta cuarta parte. Pero que nadie espere nada
particularmente emocionante o interesante. 5 Aires.
-“Los juegos del hambre”: uno de los films más
esperados del año, esta adaptación del bestseller inaugural de una franquicia
futurista fue bien recibido por público y crítica, aunque en mi opinión no es
nada especial. Obviamente, si el punto de comparación es la saga “Crepúsculo”,
entonces estamos de parabienes: el film que nos ocupa tiene verdaderos
personajes, verdaderas actuaciones y una creación de un mundo verdaderamente
interesante. Jennifer Lawrence se consagra como una perfecta estrella para
tiempos modernos en su interpretación de una adolescente que debe participar de
una suerte de olimpíada para jóvenes en la que deben matarse el uno al otro
para sobrevivir y ganar. Es bienvenida cierta crudeza y también lo es el
rechazo de la “marcación machacana de lo que se quiere transmitir” que suele
aquejar a muchos films serios de hoy en día. Pero también estoy de acuerdo con
los detractores que opinan que en muchos momentos la típica cámara en mano
“nerviosa” y la abundancia de planos cerrados no tienen ningún sentido y no
dejan respirar al film. Una correcta película y nada más. 7 Aires.
-“El Lórax, en busca de la
trúfula perdida”: otro cuento del Dr. Seuss llevado al cine en una película de animación.
Esta versión fue vilipendiada por situar moralina dentro un film lleno de
chirimbolos y tonterías puestas para atraer a los más pequeños, o sea, para recaudar
(un contexto en el que el protagonista es un niño que quiere conquistar a la
chica que le gusta, un enfrentamiento contra un frío empresario, canciones
cancheras). Dentro del film esas cosas no desentonan, es decir: sólo molestan
si uno tiene una relación personal con el cuento. Aún así, es cierto que la
película no es nada memorable y, dadas las posibilidades de la animación hoy en
día, podía haberlo sido. 5 Aires.
-“Ghost rider: espíritu de venganza”:
en 2007 se estrenó la adaptación cinematográfica de la historieta “Ghost
Rider”, con Nicolas Cage como un motociclista que se transforma en una figura
macabra cuando las papas queman. Por algún motivo tardaron cinco años en sacar
una secuela, que en algún punto es tan innecesaria como la anterior, excepto
por el hecho de que abraza desvergonzadamente la grasitud de su género y la
posibilidad de entregar imágenes delirantes. Claro, los directores de esta
segunda parte son la dupla Neveldine & Taylor, que habían hecho “Crank,
veneno en la sangre” y, aunque esta vez no logran nada antológico, la cosa es
más entretenida que en la primera parte. Nicolas Cage sigue loco como siempre,
pero en algunos proyectos eso es algo bueno, y además por aquí aparecen Idris
Elba (siempre bienvenido) y Christopher Lambert. 5 Aires.
-“Furia de titanes 2”: esta secuela es algo mejor
que la primera parte de dos años atrás, que a su vez era una remake del clásico
de 1981 sobre las aventuras mitológicas de Perseo. Aventuras inventadas, por
supuesto: aquí se toman los nombres de humanos, dioses y titanes, se los
retuerce y se filma la ensalada resultante, que, más allá de su poca fidelidad
a los clásicos, puede ser una ensalada con gusto. Y casi lo tiene: por un lado,
es ridículo cómo se quiere imprimir suciedad y realismo a las batallas de una
historia llena de aspectos “sobrenaturales-fantásticos”, pero por otra parte
los personajes tienen más carnadura humana, comenzando por Sam Worthington como
Perseo y Rosamund Pike como Andrómeda, que reemplaza a la insulsa actriz que
había interpretado ese rol en la anterior película. 5 Aires.
-“Protegiendo al enemigo”: una premisa interesante:
un agente de la CIA que no está acostumbrado a la acción debe escapar de un
centro de detención con un criminal a cuestas porque alguien de la agencia es
un vendido que los busca para matarlos. Una elección de actores interesante: el
agente que quiere probar su hombría es Ryan Reynolds, y el criminal que no se
quiere dejar arrastrar tan fácilmente es Denzel Washington (y además andan por
ahí Sam Shepard, Brendan Gleeson Vera Farmiga, Rubén Blades). Un resultado casi
aburrido: es increíble cómo no se logra ningún gran momento de tensión a lo
largo de toda la película. 5 Aires.
-“Espejito espejito”: la primera de las
“películas sobre Blancanieves” del año, el gancho aquí para gran parte del
público era ver a Julia Roberts como la malvada madrastra, pero para los
cinéfilos el interés era ver cómo el “visionario” Tarsem (director de “The
fall”, “La celda” e “Inmortales”, estrenada este mismo año) llevaba al cine
este universo de cuento de hadas. Es decir: por naturaleza el proyecto se
acoplaba perfectamente a su estilo que mezcla efectos especiales psicodélicos,
una dirección artística muy inventiva y vestuario de su colabora habitual Eiko
Ishioka (quien murió pocos meses después de esta filmación). En efecto, el
comienzo hace pensar que la cosa vale la pena, pero lamentablemente el resto no
está a esa altura. Aun así, es aplaudible el estilo lúdico del evento. 6 Aires.
-“Un método peligroso”: en los últimos años David
Cronenberg se alejó del género del “terror venéreo” (que tan buenos resultados
le había dado en “La mosca”, “Cuerpos invadidos”, “Scanners”, “eXistenZ” y
otras) y entregó films innovadores para lo que suele ser su currículum: “Una
historia violenta”, “Promesas del este” y ahora este film sobre la relación
entre Freud, Jung y Sabina Spielrein, una paciente que se volvió psicoanalista
y amante de Jung. Con actuaciones perfectas de, respectivamente, Vigo
Mortensen, Michael Fassbender y Keira Knightley, es ella la que más sobresale,
quizás porque es de quien menos solemos esperar (cosa injusta, a mi criterio,
pues la considero una buena actriz). El film avanza sobrio y sin golpes de
efecto evidentes, casi sin preocuparse si lo que narra puede aburrir, aunque la
verdad es que no hay peligro de que eso ocurra: es una atrapante historia de
maestros, admiradores, culpa, innovaciones, autosuperación y obsesiones. De
hecho, sorprende el nivel de enganche que genera una película que podría
pensarse como un simple “biopic o drama de época”. 10 Aires.
-“El príncipe del
desierto”:
el qualité Jean-Jacques Annuad (responsable de “El oso”, “La guerra del fuego”,
“El amante”, “El nombre de la rosa”, y “Siete años en el Tíbet”) sigue fiel a
sí mismo y entrega otro film “serio”, esta vez ambientado en el mundo árabe.
Una épica telenovelesca con guerra, amor, petróleo, desierto y honor, con una
gran performance de Mark Strong (que últimamente está apareciendo por todos
lados) y un aceptable ritmo. Entretenida, pero si no se la ve en cine no tendrá
el mismo efecto. 7 Aires.
-“Fuera de Satán”: a pesar de que se estrenó
después, la sitúo en este punto por haberla visto antes, en el Festival de Cine
de Buenos Aires. El primer film que veo de Bruno Dumont, considerado un grande
del cine contemporáneo. Y a juzgar por esta evidencia, la fama está justificada.
No podría describir bien de qué trata este drama rural sin arruinar sorpresas,
pero la película encuentra un clima propio al que aporta mucho la no
explicitación de las motivaciones de uno de los personajes centrales. 9 Aires.
-“[Rec]3: génesis”: la
primera parte de esta saga había sido una intensa, concisa y original
experiencia cinematográfica, que lograba su objetivo de provocar terror en el
espectador (al menos en el espectador que les habla). La segunda no tenía el
factor sorpresa, y era efectiva pero menos centrada y coherente. Esta tercera
parte tiene un primer aspecto novedoso que llama la atención, y es que, pasada
una primera media hora, se deja de lado el formato “found footage” (que era
precisamente el aspecto novedoso de la original) y se pasa a una narración más
convencional. Lo que a priori parece una elección desacertada resulta efectivo
si se tiene en cuenta que de esta manera el film tiene logros que los anteriores
no, como una construcción más tradicional de los personajes y un empleo del
humor que transforma a toda la experiencia en algo lúdico y también
celebratorio del género de zombies. 7 Aires.
-“El líder”: uno de los films que más
me llegó en el año. Lian Neeson confirma que es uno de los grandes del cine de
hoy en día dando la mejor actuación de su carrera en esta angustiante película de
Joe Carnahan (quien ya lo había dirigido en la más liviana “Brigada A”) sobre
un grupo de trabajadores que tienen un accidente de aviación y caen en Alaska,
donde deben sobrevivir al clima, a la conflictiva convivencia y desesperación
de la situación y a unos lobos que los acechan. Cada segundo es de una
brillantez conceptual y emocional que hiela los huesos, y es definitivamente
una de las películas que mejor aúna el costado visceral con el filosófico. Si
hasta contiene la mejor y más desesperada puteada a Dios que yo haya visto:
“Fuck faith! Earn it!”. Y también uno de los mejores finales, por más que
muchos que esperaban una película de acción hayan salido decepcionados. 10
Aires.
-“El último Elvis”: esta película argentina
fue archipromocionada y bien recibida por la crítica, pero tengo la sospecha de
que al gran público no le gustó. A priori parecía perfilarse como una mezcla
perfecta entre “film de arte” y “film popular”: el desconocido John McInervy
hace de un imitador de Elvis tan bien que casi se cree el Rey en su vida
cotidiana, lo cual da pie al humor y a una visión glorificada de su alma
soñadora. Pero las buenas actuaciones, la excelsa fotografía y la mítica música
no alcanzan para elevar el film a algo realmente trascendente. 6 Aires.
-“Shame: sin reservas”: el
realizador Steve McQueen (ningún parentesco con el mítico actor) vuelve a
dirigir a Michael Fassbender luego del éxito de crítica que fue “Shame”. Y Fassbender
vuelve a dar un tour de force actoral ahora no como un preso que hace una
huelga de hambre sino como un galán adicto al sexo, un hombre que no puede
mantener relaciones emocionales con ninguna mujer más allá de su hermana (con
quien, por otra parte, tampoco tiene una relación muy normal que digamos). La
dupla actor-director funciona una vez más, entregando un retrato relevante de
la vida moderna (o de parte de ella). 8 Aires.
-“Titanic”: catorce años después se
reestrena en 3-D el gran hit de James Cameron, que en su momento fue el film
más caro de la historia, luego el film más taquillero de la historia, luego el
film más nominado a los Oscars, luego el film que más Oscars ganó... A pesar del
éxito que tuvo en su momento, con el correr de los años se volvió usual hablar
pestes de esta épica romántica, cosa habitual cada vez que algo popular tiene
tanto éxito. Lo cierto es que muchos de los diálogos son, en efecto, populistas
en el mal sentido (es decir, sobreexplicitan todo, no se sienten reales,
apuntan a cautivar a quinceañeras enamoradizas y provocan momentos de actuación
risible, sobre todo en el caso del villano que hace Billy Zane). Pero la
estructura del film funciona, el ritmo no decae (sobre todo en la tensionante
segunda mitad, que narra el naufragio en tiempo real) y se nota que Leonardo
DiCaprio y Kate Winslet hacen lo posible por dar vida a sus arquetipos de
personajes. Por más que sólo haya hecho tres obras maestras (“Terminator”, “Aliens,
el regreso” y “El abismo”), James Cameron es un gran narrador. 7 Aires.
-“La bella y la bestia”: otro reestreno en 3-D, y
esta vez yo no había visto la película, así que bienvenida sea la oportunidad
de ver en cine el primer film animado que fue nominado al Oscar a mejor
película, aunque sea doblada al castellano. Y me rindo ante la evidencia: el
film es excelente, sin nada del cinismo que puebla muchos de los dibujos
animados de hoy en día y con todo el clasicismo que merece esta historia de
comprensión entre dos seres distintos. Y fue una sorpresa descubrir que aquí el
amor de la bella por la bestia aparece de manera realista, es decir, ella sólo
se da cuenta de que está enamorada por una circunstancia particular que se da
hacia el final del film, lo cual hace menos forzado y más creíble todo lo que
vino antes. Un film tierno en el buen sentido y uso de esa palabra. 10 Aires.
-“¡Piratas! Una loca
aventura”:
después de algunas incursiones en el cine de animación por computadora, los
estudios Aardman regresan a las fuentes y entregan su primer film en
stop-motion desde “La batalla de los vegetales”. El resultado es adorable, tal
como lo eran los cortos o largometrajes de Wallace y Gromit y “Pollitos en
fuga”, es decir: si se habían olvidado del humor lunático, la expresividad de
los rostros y la tierna torpeza de los movimientos, háganse el favor de ver
esta divertida aventura que tiene la arbitraria participación de Charles Darwin
entre los personajes. Lástima que con el doblaje no pudimos escuchar a Hugh Grant
como el Capitán Pirata, pero, como en casi todos los films animados de hoy en
día, las voces en castellano son aceptables. Una pequeña delicia. 8 Aires.
-“Essential killing”: el polaco Jerzy
Skolimowski (de quien hace siglos que no se estrena comercialmente un film en
nuestro país) vuelve con una película protagonizada por Vincent Gallo en una
actuación enigmática como un talibán que no pronuncia palabra en todo el film.
La persecución que sufre por parte de las autoridades ocupa gran parte del
metraje, y es lo suficiente interesante como para mantenernos en la butaca.
Paisajista, cruda, ascética, una buena película. 8 Aires.
-“El campo”: Leonardo Sbaraglia y
Dolores Fonzi son un matrimonio que se va a vivir a una casona en el campo con
su beba. La construcción precisa los arreglos típicos, la casera es la típica
mujer “de buena intención que quizás se mete demasiado”, la naturaleza presenta
sus típicas bondades y peligros... pero más allá de todo eso hay algo casi
imperceptible que incomoda al personaje de Fonzi, y la no explicitación de ese
factor es el gran valor de la película. Y también el realismo de los
comportamientos humanos; no se me ocurre ahora otro film en donde se muestren de
esta manera los cambios de ánimo y el hecho de que una pareja pueda tener días
buenos y días malos. 7 Aires.
-“Elefante blanco”: el cine de Pablo Trapero
(“Mundo grúa”, “El bonaerense”, “Carancho”) se pone cada vez más mainstream (es
la segunda vez que trabaja con Ricardo Darín, y la escala del film es ambiciosa)
sin por ello resignar calidad. La historia de dos curas y una asistente social
intentando hacer un lugar mejor de la villa Ciudad Oculta es tan intensa como
el mejor drama de Costa-Gavras, y el virtuosismo de la puesta en escena, con
tomas larguísimas que recorren gran parte de la villa, aportan a una
comprensión visual del espacio retratado. No hay miserabilismo (por más que un
aire trágico sobrevuele el film) y no hay partidismo político; si se encuentra
algo de denuncia, se siente natural y justificada por el relato. Se ha
criticado que los protagonistas de la historia son seres ajenos a la villa,
pero no hay nada intrínsecamente de malo en eso. 8 Aires.
-“Hombres de negro 3”: entre la primera parte y
la segunda tardaron cinco años, que es mucho teniendo en cuenta los ritmos de
hoy en día. Y entre la segunda y la tercera tardaron el doble: diez años. Al
menos esta entrega es bastante mejor que la anterior, es decir: es una película
aceptable, si bien no concuerdo con la crítica que la celebra tanto. El
personaje de Will Smith (que esta vez es el protagonista cuasiabsoluto) debe
viajar en el tiempo a la década del 60 para salvar de la muerte a su compañero
de aventuras (Tommy Lee Jones en la actualidad, Josh Brolin en el pasado). La
ambientación de época le da algo de su buen humor al film, pero se percibe que
los creadores querían hacer algo tan divertido y emocionante como la primera y
no les salió. Alguna falla de guión por aquí y alguna solemnidad por allá
boicotean un poco la cosa, pero hay que darle un “aprobado”. 6 Aires.
-“Battleship: batalla naval”: del
director de “The kingdom” y “Hancock” llega su film más hollywoodense, casi al
punto de parecerse a uno de Michael Bay. Y casi lo es, de hecho: algo de
nacionalismo por aquí (la excusa es el ataque sorpresa de aliens a la Tierra),
una duración excesiva por allá, un amor por los vehículos y armas militares,
mujeres bellas de armas tomar que son más bien un ideal masculino que
verdaderos personajes... pero la cosa no naufraga, gracias a una dirección que
deja que las escenas se entiendan (logrando incluso que algunas escenas de
acción puedan calificarse como realmente buenas) y gracias al protagónico de
Taylor Kitsch (el mismo de “John Carter”, que muchos consideran de madera pero
a quien yo le veo carisma). 6 Aires.
-“The Avengers: Los Vengadores”: y
finalmente llegó. Cinco películas con superhéroes varios que se aludían unas a
otras preanunciaban al film que los combinaría a todos. El resultado debía ser
ambicioso y efectivo y debía cumplir esa difícil regla de “no explicar todo de
nuevo pero al mismo tiempo ser clara para los neófitos”. Y el venerado Joss
Whedon lo consigue: su film es tan fresco, entretenido y poco cínico como los
mejores de esta saga (o sea, “Thor” y “Capitán América”), y logra el milagro de
narrar una historia con acción y efectos especiales, sí, pero también con todo
el tiempo que cada personaje se merece para desarrollar su dilema existencial y
brillar por su cuenta. Cada actor está a la altura, aunque las sorpresas son
Scarlett Johansson y Jeremy Renner (cuyas participaciones en los films
anteriores no eran destacadas) y el Hulk de Mark Ruffalo, un científico que
acepta con resignación y humor el hecho de transformarse cada tanto en una gran
bestia verde. Concuerdo con la crítica y el público: uno de los mejores films
de superhéroes de la historia. 8 Aires.
-“Blancanieves y el
cazador”:
la “otra” película sobre Blancanieves del 2012, éste es un film de fantasía que
se quiere adentrar en la buena tradición del género, aunque pone un énfasis en
el aspecto bélico y la “suciedad palpable” de la época mucho mayor que el que
suele tener un cuento de hadas. Aquí Kristen Stewart se prueba como la heroína
dark de nuestros tiempos (con una actuación algo más cuidada que en la saga
“Crepúsculo”), y sale lo suficientemente airosa. Pero se lucen más Charlize
Theron como la reina-villana y Chris Hemsworth (o sea, Thor, con lo cual merece
nuestros respetos) como el leñador. A pesar de la magia que se mete en la
historia está el feeling “realista” que ya mencioné antes, pero el mix da
resultado, aunque no sea nada para alabar. 6 Aires.
-“Prometeo”: una de las películas más
esperadas del año, la precuela de “Alien” dirigida por el tipo que inauguró la
saga, Ridley Scott (quien al mismo tiempo hace su regreso a la ciencia ficción
treinta años después de “Blade runner”). La amplia expectativa le jugó en
contra y, como le ocurrió a las también esperadas precuelas de “Star wars” hace
unos años, fue destrozada por el público y parte de la crítica. Pero algunos
supimos encontrar un gran disfrute en ella, desde el paisajístico comienzo con
la esplendorosa música de Marc Streitenfeld hasta el excelente uso de
decorados, escenarios y efectos especiales. El argumento es similar a la
“Alien” original: un grupo de astronautas se encuentra con algo más pavoroso de
lo que parecía en un principio, y uno por uno empiezan a morir... pero esta vez
el motivo último del viaje especial le aporta mucho a la trama, transformando
al film en una aventura filosófica. Y a pesar de que los personajes a veces
incurren en idioteces, hay que aplaudir la presencia de Idris Elba (cuyo
personaje cita a mi admirado músico Stephen Stills, cosa inesperada en un film
actual), el carismático protagónico de Noomi Rapace (la Lisbeth Salander de la
saga noruega “Millenium”) y el enigmático androide de Michael Fassbender, otra
de sus grandes actuaciones de los últimos años . 8 Aires.
-“Sombras tenebrosas”: después del fiasco de
“Alicia en el país de las maravillas”, Tim Burton regresa (en algún punto) a un
cine más personal. Es decir: aquí hay humor negro, personajes un poco más
delineados y un universo más interesante que el símil-videojuego de aquel film.
El problema es que esta película es una adaptación de una serie de televisión
con una amplia mitología (sobre una familia con un antepasado vampiro que
vuelve a la vida), y Burton quiso meter a toda costa muchos personajes y
eventos de la serie sin darse cuenta de que en la película algunos quedan
descolgados (es decir: no tienen valor salvo como alusión a la serie o ilusión
de “completitud” en la adaptación). El reparto está bien (bienvenido el regreso
de Michelle Pfeiffer), y sobresale Eva Green como la sexy, carismática y
despechada villana. 6 Aires.
-“El camino”: la nueva película como
director de Emilio Estévez tiene como protagonista a su padre, Martin Sheen,
como un hombre que se propone recorrer el Camino de Compostela en homenaje a su
hijo, quien falleció en el intento. En la travesía conoce a otros peregrinos,
cada uno con su personalidad e historia particular, y junto a tres de ellos
forma un grupo humano que constituye una pequeña familia. Obvia y explícita
pero sincera; al menos esas obviedades no me provocaron rechazo, pues no son
“enseñanzas de vida” ni “bajadas de línea”, sino simplemente reflexiones
personales y situaciones coloridas, casi turísticas podría decirse. 6 Aires.
-“La era de hielo 4”: sólo había visto la
primera de esta saga, así que debería haberme puesto al día con la segunda y
tercera partes si quería ver la cuarta en cine, pero no tuve tiempo y sospeché
que no importaría demasiado. Y a pesar de estrenarse aquí sólo en castellano, el
doblaje era soportable (como en casi todos los films infantiles de los últimos
años). Por supuesto, el film no es gran cosa; es sólo una agradable aventura
que garantiza, sí, algunas escenas de espectacularidad visual y un buen uso del
3-D. Pero me sorprendió que resultó ser más bancable de lo esperado, aún en su
ñoñez. Ah, la ardillita Scrat sigue siendo lo mejor de la serie, cosa que queda
evidenciada ya desde los trailers. 6 Aires.
-“El asombroso
Hombre-Araña”: cinco años después de la tercera parte de la saga de Sam Raimi,
Hollywood hace borrón y cuenta nueva y contrata al director de “500 días con
ella” para que cuente nuevamente desde cero la historia de Peter Parker, un
joven que, a partir de la picadura de una araña de laboratorio, adquiere
poderes y se convierte en superhéroe. Hay buena música de James Horner, una
interesante secuencia de “primer acto heroico del protagonista” y actuaciones
correctas (Andrew Garfield da nerd como Tobey Maguire pero no “atolondrado”, lo
cual no es bueno ni malo, pero al menos es distinto), pero la verdad es que la
película no es “distintivamente” distinta de la del 2002, así que parece una
copia hecha con más plata y más “intención de vender a un público adolescente
que quiere ver teenagers conflictuados en pantalla”. Aunque admito que una
escena con la tía May en el final casi me conmovió. 6 Aires.
-“El precio de la codicia”: no la vi en cine
pero la vi, así que entra en esta lista. Un film que ficcionaliza la noche en
que un grupo de empleados bancarios tomaron las decisiones que llevaron a la
crisis económica del 2007-2008. Un poco demasiado técnica para los que no
entendemos tanto de economía, aún así se disfruta este duelo actoral (Kevin
Spacey, Paul Bettany, Zachary Quinto, Jeremy Irons, Dylan Baker, Demi Moore,
Stanley Tucci) en el que queda claro que los personajes son conscientes de que
lo que deciden arruinará a muchos y beneficiará a unos pocos (casualmente, ellos
mismos). Hay tensión y cinismo, el suficiente para hacer de este drama un show
de cine; el énfasis está en el argumento y no en las formas, pero cuando el
argumento es interesante y está plasmado sin exhibicionismos estéticos, a veces
es suficiente. 7 Aires.
-“Amigos intocables”: el mayor éxito del cine
francés de los últimos años y, por lo tanto, como era de esperar, una película
no muy arriesgada en lo formal ni en lo temático. Una película “para sentirse
bien”: la historia real de un parapléjico que contrata a un joven negro para
que lo asista y la relación que se desarrolla entre ambos. Los contrastes entre
las personalidades de los protagonistas están remarcados de manera casi
grosera, pero al menos es mínimamente destacable que el film no caiga en golpes
bajos y esté casi todo el tiempo apuntando al humor, lo cual no era algo de
esperar dada su temática. 6 Aires.
-“La fuerza del amor”: alguna vez “El perfecto
asesino”, de Luc Besson, fue mi película favorita, pero luego pasé a estar de
acuerdo con los críticos que lo consideran un manierista/sensacionalista que
sólo busca el impacto cool (con algunas excepciones en su filmografía, como la
ya citada). En este caso no hay nada de cool, ya que cuenta la historia de la
activista Aung San Suu Kyi, quien buscó libertades políticas en Burma pero fue
separada de su familia y puesta en arresto domiciliario por más de una década.
Sorprende que Besson haya puesto sus manos en un tema semejante, sobre todo por
la sobriedad con la que narra el film, pero no hay nada que la diferencie de
biopics televisivos, es decir, nada que la haga especialmente cinematográfica
(lo cual también sorprende por parte de Besson). Sólo se destacan los protagónicos
de Michelle Yeoh (que cosechó merecidos elogios) y David Thewlis como su
esposo. 5 Aires.
-“Batman, el caballero de
la noche asciende”: a este film le dieron menos bola que a su predecesora de hace cuatro
años, “The dark knight”, lo cual es comprensible. Esta vez no hay una
“personificación hipercarismática de un villano para la posteridad” como el
Guasón de Heath Ledger, y se nota menos la “intención altisonante de decir algo
relevante sobre el heroísmo y la construcción de la verdad”. Lo cual, por otra
parte, le quita algo de solemnidad al asunto: la película es una mezcla del
realismo de la segunda con la “fantasía de superhéroe” de la primera, y el mix
sale airoso, aunque sigue cometiendo el pecado de sentirse muy “creído de su
importancia” (la música es perfecta para algunas escenas catárticas, pero hay
un par de momentos en donde es realmente intrusiva: ¿qué hace Hans Zimmer
sonando mientras dos personajes hablan en un auto?). Pero el disfrute no te lo
quita nadie: el villano que hace Tom Hardy es realmente intrigante y
carismático (mucho más que la aclamada Gatúbela de Anne Hathaway), el final es
casi emocionante y las escenas en formato 4x3 (cuya totalidad sólo se podía ver
en Imax) pagaban por sí solas el precio de la entrada (sobre todo la primera,
una fabulosa emboscada que otorga tanto o más placer cinematográfico que el robo que abría “The dark knight”). 7
Aires.
-“Abraham Lincoln: cazador de vampiros”:
el director de “Wanted” sigue entregando “aventuras filmadas con pose cool y
llenas de efectos especiales protagonizadas por personajes improbables”. En
este caso se cuenta la historia secreta del presidente yanqui más admirado de
la historia, una historia donde el tipo se enfrentaba a vampiros desde joven, y
donde los chupasangres tuvieron un papel relevante en la Guerra de Secesión.
Por más alocado que eso pueda sonar, el film se aferra a su lógica y consigue
interesar, aunque el fuerte, por supuesto, son las escenas de acción, algunas
filmadas con bastante imaginación. 6 Aires.
-“El legado Bourne”: después de la trilogía con
Matt Damon (que había tenido un cierre argumental y estilístico perfecto),
Hollywood sigue exprimiendo la vaca y entrega una cuarta parte, esta vez con
Jeremy Renner en el papel de un soldado de la misma rama de Bourne, sólo que
sin pérdida de memoria. A partir del escándalo de Bourne, sus jefes quieren tapar
todo, y la manera en que el argumento se toma su tiempo para unir a sus dos protagonistas
(Renner y la bella Rachel Weisz) y para dejar en claro qué es lo que sucede es
respetuosa con el espectador atento que no busca simplemente una aventura
hiperquinética. La acción está muy bien dirigida, pero hay que decir que el
film no alcanza el nivel de identificación con su protagonista ni el aura de
“clásico moderno” que lograron los otros. 6 Aires.
-“Los indestructibles 2”: la crítica le dio con un
palo, usando una lógica que dice que el film original de hace dos años sólo
tenía su razón de ser en la novedad de “juntar en una película a gran parte de
los héroes de acción de los ochentas con algunos actuales” (Stallone, Jason
Statham, Schwarzenegger, Jet Li, Bruce Willis y otros), y que habiendo pasado
esa novedad, no hay ningún sentido en hacer una secuela. Pero yo realmente
valoré esta aventura a la vieja usanza, que tiene más clasicismo y corazón que
la anterior, y dos nuevos aportes con carisma: Chuck Norris y Jean-Claude Van
Damme (no digo que esos dos musculosos suelan ser carismáticos, sino que lo son
en este film). 7 Aires.
-“El vengador del futuro”: remake del clásico moderno
de Paul Verhoeven (basado a su vez en un relato de Philip Dick), todos sabíamos
que esta nueva versión no iba a estar a la altura de la original, sobre todo
cuando el protagonista es Colin Farrell y el director es Len Wiseman (el de la
saga “Inframundo”). Pero al menos íbamos a poder disfrutar de Kate Beckinsale
como villana y de persecuciones al ritmo de un futuro lleno de los buenos
efectos especiales de los que podemos disponer hoy en día. En efecto, esos dos
son los únicos aspectos interesantes del film; es increíble como una historia
con tanto potencial (la de un hombre que descubre que toda su vida es
simplemente un recuerdo “implantado” en él) no llega a generar adrenalina ni
interesar como debería. 5 Aires.
-“El molino y la cruz”: mi primer film en cine del
mítico Lech Majewski fue esta rara obra que, al estilo de “El arca rusa”, puede
catalogarse como “film arty que toma un elemento real y lo describe y desmenuza
usando talento y elementos ficcionales”. En este caso se trata de la disección
del cuadro “Vía al calvario” de Pieter Bruegel: Rutger Hauer hace del pintor,
quien le explica a un acompañante sus intenciones y su relación con el
contexto, mientras al mismo tiempo vamos presenciando “en vivo” cada rincón del
cuadro, lo cual incluye algunas escenas fuertes. Un film del que a priori uno
podría desconfiar por su pátina de qualité, pero la verdad es que es una
experiencia muy original y para nada indulgente. 8 Aires.
-“Posesión satánica”: otro film de exorcismo,
con la novedad de que el demonio en este caso es judío. Sí, así como suena,
aunque en realidad esa fue la novedad “vendible”; en realidad si hay algo por
lo que la película interesa es por su buena composición de personajes y poca
recurrencia a los sustos fáciles. El terror tarda en aparecer, y cuando lo hace
no se trata de una muestra de efectos especiales exhibicionistas, lo cual no
está nada mal. 7 Aires.
-“Todos tenemos un plan”: el “cuervo” Vigo Mortensen
en su debut argentino, acompañado por Soledad Villamil, Daniel Fanego y Sofía
Gala Castiglione. Una historia de suspenso que mezcla espíritu noir, apicultura,
el paisaje del Delta y dos hermanos gemelos. Y un aparato de promoción que
hacía ver que los creadores se habían tomado la cosa en serio. Todo eso
prefiguraba una gran experiencia cinematográfica, pero la cosa se queda corta.
No hay nada particularmente criticable en el film, pero con su argumento,
ambientación y reparto debería haber resultado mucho más interesante. 6 Aires.
-“Hungarian rhapsody: Queen live in Budapest”:
el concierto de Queen que repetían en TV una y otra vez hace unos años se ha
“rescatado” digitalmente y ahora se estrena en cines, ¿qué tal? Con un
minidocumental agregado en el comienzo (básicamente, un “extra” del DVD), es
raro entender qué gancho comercial le encontraron los distribuidores (la banda
no está en gira actualmente ni sale en los medios por ningún motivo que yo
recuerde), pero agradezco la posibilidad de verlo en pantalla grande. Es lo que
ya saben, el Queen ochentoso con Freddie Mercury en su mejor estado atlético y
con segmentos de cada integrante haciendo turismo por Budapest. Y si bien no
llega a la altura del “The song remains the same” de Led Zeppelin, son 7 Aires.
-“Sal”: una coproducción
argentino-chilena que generaba obvio interés en mí teniendo en cuenta que se
apoyaba principalmente en el imaginario del western pero con un protagonista
que es guionista de cine. Debería haberme imaginado que el resultado también
podía ser un film ombliguista y sin capacidad de generar empatía, cosa que es
lo que terminó sucediendo. 3 Aires.
-“Topos”: otra decepción argentina.
Una persona que conozco laburó en el diseño artístico del film, que es
realmente impresionante (imagínense una versión local del “Brazil” de Terry
Gilliam), pero eso no alcanza para que el balance sea positivo, ya que el
director optó por crear un futuro tan negro y lúgubre (no en cuanto a tono,
sino en cuanto a espíritu) que ningún personaje genera empatía, ni siquiera el
protagonista. Y cuando eso sucede, se nos van las ganas de querer saber qué
pasará a continuación (y, de hecho, nos entran fuertes deseos de que la
experiencia termine lo antes posible). Otra fuente de rechazo es el exagerado
grotesco de los villanos Gabriel Goity y Leonor Manso. Una pena, pero aún así
se ve talento en el director debutante Diego Romero. 3 Aires.
-“¡Vivan las antípodas!”: coproducción entre varios
países (uno de ellos Argentina), este es otro caso de film de género indefinido
que mucha gente calificaría de documental. Porque podría pensarse que su
pantallazo a distintas antípodas del planeta (es decir, lugares que se
encuentran en el punto opuesto de la Tierra) es un pantallazo “real”, y de
hecho en parte es así, hay escenas que son pura documentación sensorial. Pero
también hay segmentos actuados y planificados, y eso incluso le agrega valor al
conjunto, ya que no hay ninguna mentira fílmica (es obvio en esos momentos que
se trata de ficción) y entonces la mezcla se disfruta sin complejos. Sigue sin
haber mucho argumento que digamos, lo cual aleja a mucho público de las salas,
pero yo le doy 10 Aires.
-“La casa del miedo”: remake norteamericana de
la uruguaya “La casa muda” (film cuyo gancho era principalmente ser “una de
terror filmada con un celular y en una sola toma”), esta nueva versión quizás
no está filmada en una sola toma pero sí da esa impresión (¿A quién le importa
cómo fue filmada? Lo que importa es lo que se ve). Más allá del aspecto visual
(que realmente se disfruta), la protagonista Elisabeth Olsen genera el
suficiente magnetismo como para que nos interese su destino, que incluye
extrañas relaciones con algunos de sus parientes, con sus vecinos y con la casa
familiar a la que viaja para poner en orden antes de su venta. Una sensación de
extrañeza sobrevuela al film, lo cual genera un acertado desconcierto. 7 Aires.
-“Resident evil 5: la venganza”: a
pesar de que parte de la crítica celebró esta nueva entrega de la saga por
considerarla la más “desvergonzada y honesta en sus intenciones”, yo considero
que es de las peores, pues es, lisa y llanamente, la más aburrida. Además, las
escenas de acción de por sí no son interesantes si los personajes no nos importan;
en este caso, como siempre, está Milla Jovovich (cuya actuación es funcional a
estos films), pero el resto del reparto no genera interés por más que aparezcan
clones de viejos conocidos en escenas aisladas. Sólo se puede aplaudir la
imaginativa secuencia de títulos, una pasada “al revés” de la batalla que deja
a los protagonistas en el estado en que comienzan el film. 4 Aires.
-“La casa de al lado”: otra de suspenso y terror
cuyo título en castellano empieza con “La casa de...”. Bah, en realidad no es
de terror, por más que su póster o trailer así lo hacían parecer; es más bien
de suspenso con algunos sobresaltos o momentos tensionantes típicos del género
de horror, pero el énfasis está puesto en el misterio. La chica del momento
Jennifer Lawrence hace de hija de Elisabeth Shue en el momento en que ambas se
mudan a una casa con un vecino misterioso que perdió a su familia hace varios
años y quizás no haya quedado bien de la cabeza, o quizás eso es lo que la
gente del pueblo cree y lo tratan mal injustamente. Si bien las dos
protagonistas ponen lo mejor de sí, la cosa no termina de ser muy apasionante
que digamos, sobre todo porque ya en la mitad del film nos enteramos de algunos
secretos con los que habría convenido que nos sorprendiéramos al final. 6
Aires.
-“Cacería implacable”: gran éxito de Noruega,
este thriller está un poco sobrevalorado para mi gusto, aunque sirve para pasar
el rato. Un ladrón de guante blanco (que esconde su hobby a su mujer) se ve
envuelto en una trama criminal que lo lleva a situaciones inesperadas, algunas
de ellas impregnadas de humor y ridiculez. Sí, además del misterio hay una
cuota de cinismo presente todo el tiempo a partir de la narración en off del
protagonista, lo cual hace a la película un poco más “canchera” que lo que me
gustaría. 5 Aires.
-“Búsqueda implacable 2”: secuela del inesperado
éxito del 2008 que llevó al renacimiento de Liam Neeson como héroe de acción,
es, como la anterior, una entretenida película de a ratos sin ser nada del otro
mundo (de hecho, lo sorprendente es que se le haya dado tanta bola a la
original). La primera mitad es definitivamente más tensionante e ingeniosa que
la segunda, con la hija del protagonista ayudándolo a él y su ex-esposa a zafar
de los secuestradores (que buscan venganza por los hechos del primer film). No
sólo los personajes son más interesantes en la primera mitad, sino que las
escenas de acción son mejores. 5 Aires.
-“Luces rojas”: dos años antes el español
Rodrigo Cortés sorprendió con “Enterrado”, un intenso film de terror que
transcurría enteramente en un ataúd en el que se hallaba el protagonista. A
pesar de tener algunos detractores, no se podía negar cierto talento, con lo
cual no estábamos preparados para la decepción de este segundo largometraje.
Cilian Murphy y Sigourney Weaver son lo único rescatable como la pareja
protagónica, dos científicos que desenmascaran a falsos videntes y se ven
enfrentados al personaje de Robert de Niro, quien parece ser “uno de verdad”.
La película se sigue con fluidez, pero sin verdadero interés: simplemente
estamos todo el tiempo esperando ver algo especial, talentoso o emocionante que
justifique el precio de la entrada, y nunca sucede (y no me digan que el final
es conmovedor). 4 Aires.
-“Hotel Transilvania”: uno de los films animados
menos interesantes del año es el más “infantil”. No deja de ser gracioso de a
partes, pero el motivo es la performance de los dos personajes principales
(Adam Sandler como un Drácula sobreprotector con su hija y Andy Sanberg como un
joven despistado que llega al castillo-hotel y se ve envuelto con todos los
monstruos típicos del género de terror). Es decir: es una lástima que se
desaproveche mucho todo un mundo de monstruos y comediantes que podría haber
sido jugoso. 5 Aires.
-“Looper: asesinos del futuro”:
a partir de “Brick” y “The brothers Bloom”, el director Rian Johnson se volvió
un tipo de culto, y su siguiente proyecto era muy esperado, más si es una
mezcla de film noir y ciencia ficción que reúne a Joseph Gordon-Levitt y Bruce
Willis como dos versiones de un mismo personaje. Así es, aquí los asesinos a
sueldo matan a personas enviadas desde un futuro lejano, y esto a veces implica
matar la versión futura de uno mismo. Pero cuando esa versión futura es Willis,
la cosa no es tan fácil, y más si el tipo viene con un plan que implica
venganza y asesinatos de niños que podrían ser peligrosísimos en el futuro. Eso
suena un poco a “Terminator”, pero no hay que dejar que la semejanza nos impida
disfrutar esta original y negrísima película estilizada al mango y con
actuaciones de tipos que se toman en serio la cosa (no sólo los dos
protagonistas, sino también la bella Emily Blunt). 8 Aires.
-“Casablanca”: para muchos, el mejor film
de la historia. No llego a ese extremo, pero definitivamente que este reestreno
de la ganadora del Oscar a mejor película de 1942 está entre las joyas más
disfrutables que ha dado el cine de entretenimiento, con actuaciones
carismáticas de todo el elenco (no sólo los protagonistas, Humphrey Bogart e
Ingrid Bergman), que logran que cada línea del guión sea algo esplendoroso y milimétrico.
Por si no la conocen, la historia, ambientada en la Segunda Guerra, reúne al
dueño de un bar de Casablanca con una pareja de fugitivos de la resistencia
contra el nazismo que tratan de escapar a Estados Unidos; entre esos tres
personajes están Bogart y Bergman, que tienen un pasado en común y un presente
desencantado. Si se la perdieron, siempre estarán a tiempo de descubrir por qué
es un film perfecto. 10 Aires.
-“Argo”: siguiendo con ganadoras
del Oscar a mejor película, vamos al último exponente hasta la fecha. Ben
Affleck confirma que es un buen director (y, al mismo tiempo, que mejoró
bastante como actor) y entrega esta “historia real” sobre el intento de rescate
(no diré si con éxito o no para no arruinar el final a los que no conocen el
hecho) de diplomáticos yanquis que debieron esconderse en la casa del embajador
canadiense en Irán durante semanas turbulentas en las que extremistas iraníes
tomaron la embajada norteamericana. Lo ingenioso fue el método: un experto en
rescates se hizo pasar por productor hollywoodense y se propuso llevarse al
grupo aduciendo que formaban parte del equipo de filmación de una película de
ciencia ficción. Con un estilo setentista y una tensión digna del mejor
thriller, Affleck logra un film que no sería nada espectacular hace treinta y
cinco años, pero que hoy en día, frente al resto de la producción
hollywoodense, es un prodigio de guión, montaje y dignidad cinematográfica. 8 Aires.
-“Un reino bajo la luna”: la nueva película de Wes
Anderson (“Rushmore”, “Los excéntricos Tenenbaum”) es quizás mi favorita, y eso
le pasó a mucha gente. También están los que dijeron “es más de lo mismo” (es
decir: un estilo lúdico que mezcla personajes “tiernos” y alocados, una
fotografía preciosista, un uso de música no original pensado al milímetro,
todos elementos para cautivar a un público ya cautivo, a la manera de
Tarantino), pero creo que en este caso hay una verdadera novedad: el hecho de que
los protagonistas sean niños torna a todo el asunto más “tierno” todavía, y ese
sentimentalismo está bien ganado. Es más: se podría decir que en realidad éste
es el súmmum de Anderson, la película a la que se dirigía toda su filmografía
previa. Los adultos (Bruce Willis, Frances McDormand, Bill Murray, Edward
Norton, Tilda Swinton, Harvey Keitel) también se lucen y se acoplan
perfectamente al estilo del director, y la música (del genial Alexandre
Desplat) no sólo es brillante, sino que recibe unas merecidas loas en los
títulos de cierre, durante los cuales una voz en off nos disecciona cada
instrumento y nos hace conscientes del trabajo, la lucidez y el amor por su
arte que tiene el compositor. 9 Aires.
-“La araña vampiro”: Martín Piroyanski está en
todos lados, y uno de esos lados es éste, la segunda película del director de
la gran “Los paranoicos”. Justamente por ese antecedente salí un poco
decepcionado, aunque aplaudo la búsqueda personal del director, que entrega
ahora una película de género (o algo así) que no se vende a los cánones de lo
comercial. Un muchacho picado por una araña muy particular debe hacer un viaje
por la naturaleza para encontrar otra araña igual que lo pique para revertir el
efecto venenoso que podría terminar con su vida. Con ese punto de partida se
logra una efectiva mezcla de humor y tensión (y a veces terror) que mantiene el
interés todo el tiempo porque no se sabe adónde nos llevará. 8 Aires.
-“Dredd”: una grata sorpresa. Con el
antecedente de un fracaso de crítica y público como lo fue “El juez” con
Stallone, Hollywood decide hacer borrón y cuenta nueva para esta nueva
adaptación de la historieta futurista “Judge Dredd”. Ahora es Karl Urban el que
se pone en la piel del estoico policía-juez que despacha a los malos impartiendo
su propia (y legal, en este universo) sentencia. Y esta vez el protagonista no
se saca el casco en toda la película: con ese misticismo y la amalgama perfecta
de sonido, montaje y gore se logra una clásica película de tensión y acción que
parece una bocanada de aire fresco en el universo de los blockbusters de la
actualidad. Y otro mérito es que el film no pierde tiempo innecesario en contar
el origen de ese futuro o del protagonista, cosa que, viendo el resultado, no
hace falta, y se agradece esa economía. 8 Aires.
-“El cuervo”: no la vi en cine
pero la vi, así que entra en esta lista. Del director de mis admiradas “V de
venganza” y “Asesino ninja”, este film sobre un Edgar Allan Poe involucrado en
crímenes que toman como base sus relatos parecía seguir la línea de
“entretenimiento grasa, pochoclero y manierista pero a mucha honra” de esos dos
films previos, y con un protagónico de John Cusack, todo auguraba buenos
resultados. Pero en la práctica el argumento nunca levanta vuelo; mucha
estética gótica desperdiciada. 5 Aires.
-“Donde habita el diablo”: no la vi en cine
pero la vi, así que entra en esta lista. Uno de los tantos films de terror
actuales del género “found footage”, en este caso se trata de un grupo de
investigadores de lo paranormal que se instalan en la casa de una familia a la
que aquejan fuerzas extrañas. Los personajes tienen su fuerza (incluso hay
momentos bien catárticos) y el terror de algunas escenas es efectivo. Sin ser
nada del otro mundo, se deja ver, y hay un intento de hacer algo original
(excepto en el susto final, que lamentablemente parece ser típico y obligatorio
en los films de terror de hoy en día). 7 Aires.
-“Celebration day”: esta “película-concierto”
en proyección digital de alta definición corresponde al recital-reunión que dio
Led Zeppelin en 2007, y lamentablemente sólo se pasó pocos días y en pocos
horarios. Por suerte pude verla gracias a una avant-premier que gané, y la
verdad es que está filmada con todo el misticismo propio de la banda. Sobre la
música no hay nada nuevo que decir, o quizás sí: al tener “menos voz” que
antes, Robert Plant está obligado a no irse por las ramas con sus delirios de
exhibicionismo vocal, y eso en mi opinión le hace muy bien a las
interpretaciones. El film por momentos adquiere la estética del clásico de Led
Zeppelin “The song remains the same” (pantalla dividida, juegos visuales y
glorificación de la figura de Jimmy Page), lo cual está muy bueno pero al mismo
tiempo no se siente forzado porque sucede poco. 9 Aires.
-“Paranorman”: cerca de fin de año se
estrenaron varios films de animación relacionados con lo macabro: “Hotel
Transilvania”, “Frankenweenie” y ésta, la mejor de las tres, una hermosa
historia de aventuras con mucha personalidad, sobre un niño que puede ver
fantasmas y que es el único que puede avisarle a su comunidad del peligro que
están por correr... y el único que tiene los medios para salvarlos. Pero no
está solo; como en los mejores films de animación, los personajes secundarios
son uno mejor que el otro, y esto está claro incluso en la copia doblada
(aceptablemente) al castellano que se estrenó aquí. Las reseñas de afuera
hablaban de una grata sorpresa, y no se equivocaban: es uno de los mejores
films de animación de los últimos años. 9 Aires.
-“Sinister”: venerada y criticada por
igual, esta película de terror de Scott Derrickson (“El exorcismo de Emily
Rose”, “El día que la Tierra se detuvo”), como otros exponentes de los últimos
años, se toma su tiempo para generar sus sustos y tiene personajes que
realmente están construidos con interés. Pero también, como esos mismos buenos
exponentes, recurre mucho al “jump scare”, o sea, los famosos momentos “chan”
que te hacen saltar por algún impacto. El balance da positivo, sobre todo por
el final, que es muy particular, y por un siempre bienvenido protagónico de
Ethan Hawke. 7 Aires.
-“Operación Skyfall”: después del fiasco de
“Quantum of solace”, esta tercera entrega del “nuevo” James Bond casi alcanza
la gloria de “Casino Royale”. Aspectos a aplaudir. 1: el preciosista vacío Sam
Mendes (“Belleza americana”, “Camino a la perdición”, “Soldado anónimo”) dirige
aquí su primera GRAN película. 2: el director de fotografía Roger Deakins se
luce tanto como en las películas más prestigiosas y oscuras en las que suele
laburar (como “Sin lugar para los débiles” o “El asesinato de Jesse James por
el cobarde Robert Ford”), logrando composiciones brillantes como las de Bond
entrando a un casino en Macau o peleando con un villano en una larga toma
oscura con un cartel de neón como única luz de fondo. 3: la música (tanto la
orquestal, de Thomas Newman, como la canción, de Adele) es de las mejores de la
saga. 4: el film rescata el espíritu de intriga y acción dura del mejor
espionaje, pero lo mezcla con una segunda mitad bastante atípica para un film
de James Bond; muchos podrían criticar esto último, pero para mí es más
importante que sea una buena película, y lo es. 5: contrariamente a ese
alejamiento del “espíritu Bond”, la película funciona casi como el final de una
gran precuela (que en realidad llevó tres films) que se encarga de situar a
Bond en un universo con gadgets y personajes clásicos de los que parecía
haberse alejado esta nueva saga. Bienvenidos los aspectos “típicos” si están
re-trabajados de una manera moderna que no se siente forzada. 6: Daniel Craig
está genial, como siempre, pero, cosa rara en Bond, se destacan las actuaciones
de todo el elenco, desde el villano de Javier Bardem hasta Ralph Fiennes, Naomi
Harris, Judi Dench y Ben Wishaw. 9 Aires.
-“Cosmópolis”: David Cronenberg hace su
primera película sin Viggo Mortensen en diez años, y su primer film realmente
“molesto” en mucho tiempo. Todo transcurre en una limusina, donde un joven
millonario (el vampiro carilindo de la saga “Crepúsculo”, cuya actuación aquí es
funcional al film) tiene encuentros fugaces con co-workers, amantes y gente de
su pasado, mientras divaga sobre tecnología, modernidad y el sentido de la
vida. Y a pesar de que eso podría dar lugar a una experiencia interesantísima
(la locación constante no es lo que molesta), el resultado es algo tan
alienante y poco empático que resulta frustrante para la mayoría de los
espectadores. No es una falla del film; se nota claramente que ese efecto es
buscado por Cronenberg, y le salió milimétricamente bien. Es una buena obra de
arte (es estéticamente jugosa y original, y dice cosas interesantes sobe el
mundo) pero es tan poco atractiva de experimentar que es difícil saber a quién
recomendarla. 6 Aires.
-“Frankenweenie”: el primer film de
animación enteramente dirigido por Tim Burton (“El extraño mundo de Jack” sólo
estaba producida por él, y “El cadáver de la novia” estaba codirigida con Mike
Johnson), ésta es una expansión de su corto de hace tres décadas sobre un niño
que quiere volver a la vida a su perro muerto, realizada ahora como un dibujo
animado stop-motion. Después de la decepcionante “Alicia en el país de las
maravillas”, que era mala y no se sentía burtoniana, el tipo entregó en el 2012
“Sombras tenebrosas”, que era mejor y más burtoniana, y luego “Frankenweenie”,
que es aun mejor y aun más burtoniana. Pero incluso celebrando toda la ternura y el
amor por el cine y los freaks que demuestra esta película, sigue faltando algo
novedoso u original, que existió casi siempre en los films de Burton hasta
“Sweeny Todd” inclusive. De todos modos, un buen regreso. 7 Aires.
-“Infancia clandestina”: el hijo de desaparecidos
Benjamin Ávila había dirigido el documental “Nietos: identidad y memoria”, y
ahora entrega su primer film de ficción. Contra lo que se podría esperar, la
película está pensada como una verdadera experiencia cinematográfica, con el
énfasis puesto no en el mensaje de “miren lo mala que era la dictadura militar”
sino en el aspecto narrativo, es decir, en la historia de un niño que vive de
cerca la clandestinidad pero también tiene otras experiencias importantes en su
vida, como enamorarse. Y la dirección y las actuaciones (de un elenco en el que
el joven protagonista se destaca pero en el que también está la siempre
subvalorada Natalia Oreiro) son realmente excelentes. Se le criticó cierta
obviedad de imágenes y metáforas, pero yo considero que están justificadas por
transcurrir su mayoría en la cabeza de un niño. 9 Aires.
-“El origen de los
guardianes”:
en los últimos años Dreamworks dejó un poco de lado las boberías de “chistes
pop” y se puso las pilas con la construcción de verdaderas buenas películas
(“Cómo entrenar a tu dragón”, “Kung fu panda 2” , “Gato con Botas”), además de aumentar
considerablemente el caudal de cuidado visual que le dedicó a cada nuevo proyecto.
En esta nueva aventura, lo primero no se percibe tanto, pero sí lo segundo. La
historia cuenta la batalla entre personajes míticos como el maléfico “Boogeyman”
(a quien nosotros llamaríamos “el hombre de la bolsa”) y los buenos Santa
Clause y Jack Frost, entre otros, pero los personajes no llegan a interesar
mucho, lo cual es lamentable (tenían cinco héroes y un villano y no lograron
que ninguno sea memorable). De todos modos, el film sí funciona como un festín
para los ojos (de hecho, el comienzo es tan visualmente delicado que casi no se
puede creer, aunque luego todo cerró cuando vi que el mítico director de
fotografía Roger Deakins ofició de consultor). 6 Aires.
-“Historias que sólo
existen al ser recordadas”: film brasilero sobre una fotógrafa mochilera que llega a un pueblito y
comienza a relacionarse con sus habitantes, en particular con la mujer que la
aloja. Minimalista y con una bella fotografía, podría tomarse como el prototipo
de “film de arte”, y de hecho lo es, pero de la vertiente “honesto y
espontáneo”. Realmente una de las mejores del año, lástima que se proyectaba en
digital y no en el digital prístino de las proyecciones hollywoodenses, sino en
uno que no se veía del todo bien y que cada tanto se “congelaba”. 9 Aires.
-“Buscando un amigo para
el fin del mundo”: infiltrándome en las funciones del Cineclub Núcleo gracias a Salvador
Sammaritano (igualito a su padre) pude ver este film que, por otra parte, nunca
supe por qué se proyectaba en ese ciclo ya que no era un preestreno sino todo lo
contrario (o sea, un post-estreno). Contra lo que se podría esperar, el film no
tiene un humor “modernosamente cínico” ni disparatado, sino uno más bien
apagado, melancólico y romántico. Sí, es el fin del mundo, y sí, Steve Carrell
y Keira Knightley comienzan una relación de amistad mientras cada uno busca
algo a lo que aferrarse en esos días finales. Con carisma, la hacen llevadera.
Y el final emociona. 8 Aires.
-“El romance del siglo”: la película de Madonna.
Sí, lo único que le faltaba era ser directora de cine, pero hay que decir que
el proyecto es algo original teniendo en cuenta lo que uno esperaría de ella
(nadie vería este film y aseguraría que lo dirigió ella si no lo supiera de
antemano). Temáticamente sí se relaciona con algo en lo que hizo énfasis en su
carrera: la manera en la que la sociedad condena a las mujeres y cómo ellas
deben ser fuertes y superar esas condenas. Aquí hay dos tramas yuxtapuestas: la
de una mujer moderna que se interesa por un romance del pasado y la de ese
romance, el del rey Eduardo VIII y la plebeya (y divorciada) Wallis Simpson,
quienes enfrentaron todo tipo de críticas. Se nota que los actores ponen lo
mejor de sí, pero el guión hace que pensemos que la mujer moderna está más
cerca de la obsesión que de la pasión, y además la película llega a aburrir. Un
intento aplaudible pero fallido. 4 Aires.
-“Siete psicópatas”: del director del mítico
film que todavía no vi “Escondidos en Brujas” llega su siguiente película, que
también mezcla humor, violencia y reflexiones sobre el sentido del arte y la
vida. Y además le da al protagonista Colin Farrell una de las pocas
posibilidades que ha tenido para demostrar que es un buen actor, aquí haciendo
de un guionista que intenta comenzar un nuevo proyecto mientras su alocado
amigo (Sam Rockwell, más Rockwell que nunca, lo cual está bien para mí pero
insoportable para muchos otros) lo mete en problemas que involucran gángsters,
asesinatos y secuestros de perros. En el elenco además están (y se
archidestacan) Christopher Walken, Woody Harrelson y hasta Tom Waits, y el film
todo el tiempo es una deconstrucción cínica pero con corazón de lo que es una
película de gángsters. 8 Aires.
-“Fausto”: la “versión Alexander
Sokurov” de la leyenda de Fausto. Es decir: una película que no tiene reparos
en aburrir a gran parte del público, aunque a mi entender es absolutamente
fascinante. E incluso es veloz y tensionante para ser un film “de arte”. Ya
todos conocemos la historia de un médico con sed de sabiduría que hace un pacto
con el diablo, pero aquí el diablo no se presenta como tal, sino como un
pordiosero deforme pero seductor que filosofa de todo un poco con el
protagonista y lo lleva a recorrer un submundo de miseria, hedondiez, bajos
instintos y belleza. En muchos segmentos la lente provoca un estiramiento de la
imagen, casi como si estuviéramos viendo un film mal proyectado, lo cual aporta
a la sensación de extrañamiento constante de este film, que, por otra parte, a
diferencia de otras películas de Sokurov (como “El arca rusa”), tiene una maestría
visual “secreta”, es decir, no evidente. 9 Aires.
-“Mátalos suavemente”: otra joya del director de
“El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, aunque ésta es menos
ambiciosa y más errática. Pero sigue presente la utilización imaginativa de la
música (original o preexistente) y el uso de cámara lenta, fotografía precisa y
tensionante, montaje virtuoso y actuaciones setentistas. Contra lo que
mostraban los afiches, Brad Pitt no es el personaje principal, sino uno más del
reparto (cuyos verdaderos protagonistas son ilustres desconocidos para mí) en
esta historia de dos piringundines que deciden robarle a la mafia y cómo la
mafia reacciona ante eso. Situada durante las elecciones que llevaron a Barack
Obama al poder en 2008, hay constantes alusiones a campañas políticas desde
pantallas de TV, que muestran cínicamente la desconexión entre el sueño
americano y la negra realidad que se ve en las calles. Esto se reafirma en un
cuasimítico monólogo final de Brad Pitt que podría considerarse demasiado
explícito pero está pronunciado con tanta ira, concisión y cinismo que se
transforma en una obra de arte en sí misma. 8 Aires.
-“El hobbit: un viaje inesperado”:
nueve años después de terminada la trilogía “El señor de los anillos”, Peter
Jackson vuelve al universo de Tolkien para filmar “la precuela”. Es decir, las
aventuras de un joven Bilbo que se alía con un grupo de enanos que quieren
reconquistar su tierra. El universo visual y el feeling es similar al que ya
conocemos de esta saga (y la música sigue siendo genial, con temas conocidos y
el esperado agregado de leitmotivs nuevos). El humor está bien trabajado, y en
mi experiencia las dos horas cuarenta y cinco parecieron mucho menos. Es decir:
sólo quitaría una innecesaria pelea y minimizaría la media hora inicial, que es
exagerada como presentación de personajes. Pero no puedo criticar la poca
diferenciación que se hace entre los trece enanos, porque no es algo que afecte
la historia (sólo es importante que identifiquemos al más carismático, y se
logra con creces), y tampoco me parece mal la división en tres partes de una
novela corta (de antemano no esperaría que el primer tercio de esa novela pueda
dar lugar a un film de más de dos horas y media, pero en la práctica el
resultado no me pareció forzado, así que ¿por qué no tener fe en las dos
secuelas que faltan?). Fantasía de matinée, un excelente protagónico de Martin
Freeman (quien le aporta un perfecto humor al film) y el regreso de Gollum en
un par de escenas sublimes: todo eso no merece menos de 7 Aires.
-“Escuela normal”: no la vi en el 2012, pero
la vi, así que entra en esta lista. Después de las grandiosas “Ana y los otros”
y “Una semana solos”, Celina Murga dirige un documental. O mejor dicho: ¿es un
documental? Vemos a varios chicos, chicas, preceptores y directoras de una
escuela de Entre Ríos en sus quehaceres escolares cotidianos, es decir: dar y
recibir clases, ocuparse de la infraestructura y burocracia de la escuela,
organizarse en un centro de estudiantes... Y nunca hay ninguna actitud que dé
cuenta de las cámaras, casi como si se les hubiese dicho “compórtense como lo
hacen siempre y hablen entre ustedes haciendo como si la cámara no
estuviera”... lo cual es equivalente a pedirles que actúen. Más allá de esta
duda ontológica, la película nunca deja de ser interesante (sea documental o
ficción), lo cual era de esperar teniendo en cuenta su temática y el interés
por el cine y por las personas que muestra la directora en cada proyecto
(esperamos con ansias su siguiente película, supervisada por Martin Scorsese).
8 Aires.
-“Blackie, una vida en
blanco y negro”: otra que vi después de terminado el 2012. Uno de los films que sólo se
estrenó en el Malba y otros cines alternativos fue este documental sobre
Blackie, una de las celebridades más multifacéticas que haya dado la Argentina
(cantante de jazz, actriz, conductora de TV, productora). Es impresionante ver
pasar las imágenes y testimonios de todo lo que hizo, y aunque a priori ése
parece poco mérito para una película, en este caso es gran parte del atractivo.
Los segmentos ficcionales (con Dora Baret interpretando a una Blackie vieja que
recuerda su vida y desmiente datos) no son tan logrados, pero no logran opacar
lo interesante del resto. 7 Aires.
-“Tierra de los padres”: otra que vi después de
terminado el 2012. De Nicolás Prividera, director del polémico documental “M”
sobre el activismo político de su madre desaparecida, llega otro film polémico
que ha sido llamado por críticos apurados “documental” aunque técnicamente no
lo es; el término “film ensayo” es más acertado, y la verdad es que, por más
que puedan llegar a existir otras películas así en la historia del cine, ésta
es algo único. Distintos escritores de la actualidad leen textos de escritores
e historiadores de la Argentina en diversos puntos del cementerio de la
Recoleta; así como los lectores pueden considerarse una arbitraria “síntesis de
la cultura actual”, los textos y autores leídos (y las tumbas sobre las cuales
los “protagonistas” leen, sentados) pueden considerarse una arbitraria
“síntesis de la historia argentina y sus eternas dicotomías solucionadas
siempre por la fuerza”. A priori esto puede sonar aburrido o abstracto (y en la
práctica lo es para muchos espectadores; no recomendaría este film a nadie sin
aclarar que se trata de algo distinto a todo lo que hayan visto); a mí me
resultó fascinante, al punto de considerarla la mejor película argentina de los
últimos años. Las lecturas se intercalan con filmaciones documentales de gente
visitando el cementerio, y toda la mezcla da la sensación de que en poco más de
hora y media se narra un mundo, sensación que se acrecienta en el final, donde
una larga y majestuosa toma aérea nos lleva desde el cementerio hasta el Río de
la Plata (es decir, el “otro” cementerio) mientras suena un conmovedor
fragmento de “Nabucco” de Verdi. 10 Aires.
-“Diablo”: otra que vi después de
terminado el 2012. Buen cine de género argentino, entretenido hasta la médula.
Juan Palomino es un boxeador con un pasado tortuoso, lo cual es típico pero no
tanto, ya que su presente es esperanzador. Mientras el tipo espera que venga
una posible pareja a su casa a almorzar, le cae el primo, quien está metido en
líos que involucran, cuándo no, a mafiosos dispuestos a todo. Y el personaje de
Palomino deberá ingeniárselas no sólo con fuerza sino también con inteligencia
y actitud para salir del quilombo. Acusada por muchos de tarantinesca, yo
considero que sus rasgos estilísticos logran más provocar la (buscada) risa que
hacer sentir que estamos viendo una copia de algo, y también las actuaciones
aportan mucho al humor. Palomino se confirma (por si hacía falta) como un
grande. Es una lástima que no se le haya dado mucha bola al film, que casi no
se estrenó en salas “importantes”. 9 Aires.
-“Papirosen”: otra que vi después de
terminado el 2012. Este documental en el que el director muestra filmaciones
caseras de toda su historia familiar y “nuevas” entrevistas fue otro de los “estrenos
exclusivos del Malba”. La “apertura” con la que se muestran las idas y venidas
de esa familia es el atractivo del film, al punto de sorprender (¿cómo hacen
los involucrados para aceptar ser filmados en las situaciones en que lo son?).
Develar el “argumento” no tiene sentido (más allá de que ni lo recuerdo); sólo
basta saber que es como si un reality-show mostrara los trapitos al sol de una
familia pero estuviese filmado sin ninguna intención de escandalizar y con una
autoconsciencia de sus formas tal que transforma al film en verdadero arte. 8
Aires
-“Los ilegales”: otra que vi después
de terminado el 2012. El director de mi admirado drama postapocalíptico “La
carretera” (que también hizo el elogiado western que todavía no vi “The
proposition”) sigue colaborando con Nick Cave (quien no sólo hace la música
sino también el guión) pero esta vez se mete con el género gangsteril. Luego de
su villano Bane en la tercera entrega de la saga de Batman, Tom Hardy sigue
demostrando que es un groso haciendo aquí del líder una banda de hermanos que
comercian alcohol ilegalmente en la década del 30. Comunicándose casi siempre
con gruñidos monosilábicos, el tipo redondea un personaje fuerte y tierno a la
vez. El resto del elenco también está muy bien: Shia LaBeouf (en la mejor
actuación de su carrera) y Jason Isaacs como los otros hermanos, Jessica
Chastain como la hermosa mesera que se une al grupo, Gary Oldman como un mítico
mafioso y Guy Pearce como el psicótico villano. Una muy entretenida película de
género de un director que se nota que ama lo que hace. 8 Aires.
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