-Lunes 17, 12 del mediodía en el Malba: "Little fugitive", un film yanqui de la década del 50 que ganó notoriedad por su novedosa utilización de locaciones reales y actores no profesionales. La historia se sigue con mucho interés: un pibe le hace creer a su hermano menor que éste lo mató y el niño escapa de casa. Grandiosas las actuaciones de los dos pibes, y se notaba que era una película humildemente avanzada para su época. 8 aires.
-14:15, Atlas Santa Fe: "One night in Mongkok", un muy buen film de acción con una pareja protagónica de gran carisma: un asesino a sueldo y una prostituta que se conocen y viven una noche llena de idas, venidas y violencia. Gran fotografía (ideal para la sala 1 de este cine), gran utilización del sonido, grandes actuaciones y gran guión, sin ninguna vuelta de tuerca ni nada novedoso. 8 aires.
-17:30, Abasto: era el turno del Programa 2 de cortos de Jan Svankmajer, un director checo de films de animación que mezclan dibujos tradicionales, actores de carne y hueso y animación stop-motion y que se caracterizan por la obsesión con la carne, la comida en general y una violencia cruda y desaforada que nos puede hacer salir espantados, sentirnos fascinados o morirnos de risa. Bueno, no tanto, sólo a veces… Esta función estaba conformada por "Down to the cellar" (una nena baja al sótano y descubre gente con costumbres extrañísimas viviendo allí, 9 aires), "Virile games" (un espectador de TV observa un partido de fútbol donde los jugadores se destruyen mutuamente, 7 aires), "Darkness light darkness" (un cuerpo humano que se va "construyendo" poco a poco en una habitación pequeñísima, 10 aires) y "Food" (diversas situaciones salvajemente humorísticas relacionadas con la comida, 10 aires).
-Luego de esa función me fui a echar un vistazo a la charla sobre cine argentino en donde debatían y respondían preguntas Daniel Burman, Juan Villegas, Sergio Wolf y Edgardo Cozarinsky. Interesante, y Burman es tanto o más gracioso que el personaje de Daniel Hendler en sus películas. La conclusión unánime fue que el cine argentino necesita construirse una industria seria (entendiéndose por "industria" no un aparato que produzca films detestables como "Papá se volvió loco" sino un aparato que permita la promoción y convivencia de todo tipo de films y el hecho básico de que un director pueda terminar una película sin deberle nada a los técnicos que trabajaron en ella).
-Finalmente volví al Atlas Santa Fe a las 20:30 para ver "Crying fist", una historia oriental sobre dos personajes relacionados con el boxeo que no se cruzan en casi todo la película. Uno se ofrece como punching-bull en las calles (y lo interpreta el protagonista de "Oldboy") y el otro es un preso que encuentra una vía de catarsis y/o salvación en el box. Buena, tradicional, con algo de humor, se dejaba ver: 6 aires.
-Martes 18, 12 del mediodía en el Atlas Santa Fe: la gente llena la sala 1 para ver "Takeshis'", el último film de Kitano. Si el tipo suele ser autorreferente, aquí nos encontramos con el colmo de la kitaneada: podría describirse como una versión libre de "8 y medio" de Fellini, que, como todos saben (y si no es así deberían verla, ya que es una de las cinco mejores películas de la historia), trata sobre un cineasta en conflicto con su obra, con la gente que lo rodea y con su vida, y las escenas que se suceden mezclan lo real con lo imaginario. Bueno, acá Kitano hace de las suyas, con la violencia de siempre y un humor más lunático que nunca, porque gracias a la lógica del film cualquier cosa puede suceder. Lo cual, por otra parte, hace que las cosas dejen de ser tan interesantes cuando nos acostumbramos a esa anarquía. Con la coartada de "meterse en la cabeza del artista" todo se permite, y eso deriva en escenas graciosas, sí, pero no mucho más que eso. Aún así, 7 aires.
-Luego bajé a la sala 2 del Atlas Santa Fe para ver a las 14:30 "The piano tuner of earthquakes", un nuevo film de los hermanos Quay (los creadores de la mítica "Institute Benjamenta, or this dream people call human life", que vi en el festival hace tres años), que hacen historias enrevesadas en las que meten aparatos mecánicos complicados y hermosos y mezclan actuación tradicional con algo de animación bizarra stop-motion. En este caso el film era mucho más placentero que "Institute Benjamenta", y le debía algo a la narrativa de Felisberto Hernández (como un guiño, el protagonista se llamaba casi igual: Felisberto Fernández). Bellísima, y además la protagonista femenina era Assumpta Serna. 9 aires.
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